“The Gene God: How Faith is Hardwired into our Genes”

Resumen:

Hace 5 años aproximadamente, salió a la venta un libro que conmociono a la opinión pública. El libro fue “The Gene God: How Faith is Hardwired into our Genes” (El gen de Dios: Como la Fe está conectada en nuestros genes). Este libro, escrito por el genetista y biólogo molecular Dean Hammer, causo mucha polémica, tanto en el ámbito científico, como en el religioso, debido a que en este se pretende demostrar como la fe y la religión son caracteres dependientes de los genes que posea cada individuo y no parte de una experiencia mística. En el siguiente trabajo bibliográfico mostraremos los problemas éticos y religiosos que causaron a la sociedad la publicación de este libro. También se mostraran las formas en que fue presentado el libro en el distintos sectores científicos y a la sociedad civil mostrando la forma en reacciones que se registraron en los distintos medios de comunicación y recogemos algunas de las reacciones más importantes que este mismo causo. Por último habrá una pequeña reflexión por parte del grupo presentada en la conclusión.

Introducción:

La genética es un campo de la biología que busca encontrar la herencia que hay entre descendientes. Durante muchos años se han hecho muchas investigaciones y experimentos para encontrar los genes y las codificaciones de casi todas las cosas ya sean humanos, bacterias, animales y plantas. Muchos científicos han encontrado varias decodificaciones y los genes responsables de muchas actividades biológicas.

En el año 2004 Dean Hamer, un connotado genetista del Instituto Nacional del Cáncer en Bethesda, Estados Unidos, publico el libro “ The God Gen”(El Gen de Dios) donde nos habla que después de comparar más de 2000 muestras de ADN encontró que habían ciertas substancias químicas en el cerebro que estaban ligadas con la espiritualidad y las creencias religiosas. Encontro que estas substancias bioquímicas están codificadas en un gen especifico, conocido como el gen VMTA2 y bautizado por Hamer como: “ El Gen de Dios” que era el supuesto responsable de la fe y de lo que creían o sentían las personas por el ser Creador de la vida.En este tema se añade además que las personas ateos o agnósticas no poseen este gen y que solo las personas creyentes lo poseen.

Según el autor el libro no trata de cambiar las ideologias religiosas ni menos cambiar o borrar la fe de las personas , si no que trata de darle respuesta a la espiritualidad del ser humano y como esto se comporta en este sentido.

Desarrollo:

En la historia de la humanidad siempre nos hemos visto acompañados por diferentes características (Lenguaje, organización social, etc), que permitieron que nuestro proceso evolutivo fuese más rápido y nos diferenciáramos profundamente de los animales no humanos.

Dentro de estas características una de mucha importancia y que ha sido durante siglos objeto de investigación es la religiosidad, el fenómeno religioso ha sido y es uno de los elementos fundamentales en la configuración de los grupos humanos y de las sociedades en el tiempo y en el mundo de hoy. Las religiones adquieren una dimensión cultural por su influencia en el mundo, es por esto que es difícil para los científicos y tal vez también para el resto imaginar el porqué algunos creemos y otros no, además de imaginarnos de que manera algo tan subliminal puede tener un control tan poderoso sobre nuestras vidas.

La primera respuesta apuntaba a que la fe es un Don de Dios, pero tanto para los ateos como científicos no es una respuesta válida y es ahí donde comenzó la verdadera búsqueda por encontrar el origen de esta fuerza interna y Divina que ha movido por miles de generaciones a pueblos y culturas completas.

Los estudios revelan que la religión tiene las características de un comportamiento evolucionado, es difícil poder aceptarlo de esta forma, como producto de una selección de los mejores genes para continuar la descendencia, ya que para quienes no creen no se le otorgaban estos beneficios especiales.

Mucho se ha avanzado desde que el anatomista Franz Gal a principios de siglo 19 dijera que había encontrado el órgano de Dios en el cuerpo (Rosa M. Tristán, Dios: una red de neuronas). Las ciencias tienen una lucha constante por entender el funcionamiento y es así como aparece en este juego la genética y la neurología, que ha entrado de lleno a la búsqueda de respuestas en el cerebro.

En el año 2004 un prestigioso genetista estadounidense, Dean Hamer, publico un libro llamado “El Gen de Dios”, donde hace referencia que la idea de la espiritualidad humana es un componente genético innato. Esto no significa que un gen haga que la gente crea en Dios pero hacer referencia al hecho que los humanos tienen una predisposición inherente a ser seres espirituales.

El núcleo del libro lo constituye el trabajo experimental que Hamer y colaboradores hicieron con un grupo de sujetos, para esto se reunieron los datos obtenidos en una encuesta de tabaquismo realizado a 2000 personas donde aparte de realizarle un cuestionario de 226 preguntas para determinar el nivel de espiritualidad o auto-trascendencia (la facilidad de salirse de sí mismo, sensación de estar en conexión con un amplio universo y con una mente abierta a sucesos no fácilmente explicables) se les extrajo muestras de ADN.

En primer lugar se clasifico a los participantes a lo largo de la escala de auto-transcendencia de Cloninger, colocándolos en un orden de menor a mayor inclinación espiritual, luego se indago en los ADN para poder encontrar variantes de gen que tienden a aparecer en las personas auto- trascendentes. Para reducir el campo limito su trabajo a 10 genes, el resultado arrojo que las personas con mas tendencia al misticismo presentaban una variante en el gen VMAT2 (Variante 3305), a este gen es al que se le ha denominado “gen de Dios”. Sobre este aspecto es importante mencionar que el autor del libro fue enfático al aclarar que como cualquier función cerebral, aunque sea de escasa importancia, está controlada por bastantes genes y el “Gen de Dios” no va a ser el único que interviene en esta importante misión.

Estos 10 genes fueron escogidos específicamente por que se conocía su papel en la producción de monoaminas, sustancias químicas del cerebro (incluye a serotonina, norandrenalina y la dopamina), que regulan

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