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Interpretacion De Los Dos Testigos De Apocalipsis


Enviado por   •  6 de Agosto de 2013  •  1.974 Palabras (8 Páginas)  •  556 Visitas

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INTERPRETACIONES DE LOS DOS TESTIGOS DE APOCALIPSIS CAPITULO 11

Para el estudio de este pasaje se pueden encontrar diversas formas de interpretarlas como las siguientes:

1) El pasaje denota que eran bien conocidos al menos a Juan. Profetizarán: predicarán bajo la inspiración del Espíritu, anunciando juicios en contra de los apostatas. Se los describe como “los dos olivos, y “los dos candeleros que están delante del Dios de la tierra”. La referencia es a Zacarías 4:3, 12, donde se significa dos individuos, Josué y Zorobabel, que sirvieron a la Iglesia Judaica, así como los dos olivos que se vaciaron de su aceite para llenar el depósito del candelero. Así pues en la apostasía final Dios levantará a dos testigos inspirados para que animen y consuelen a los afligidos del remanente sellado. Como son dos los candeleros aquí mencionados, y uno solo en Zacarías 4., parece que podrán significar la Iglesia doble, judaica y gentil, representada por los dos testigos: así como en el capítulo 7 se describe primero a los sellados de Israel, luego a los de todas las naciones. Las acciones de los dos testigos son precisamente las de Moisés, cuando testificó por Dios contra Faraón (tipo del Anticristo, el último y el mayor enemigo de Israel), tornando las aguas en sangre, e hiriendo con plagas; y las de Elías (testigo de Dios durante una apostasía de Israel casi universal), que por su palabra hizo que el fuego devorara al enemigo, y cerró los cielos para que no lloviera por tres años y seis meses, igual tiempo (1260 días) en que profetizaron los dos testigos. Además, las palabras “testigo” y “profetizar” comúnmente se aplican a individuos, no a abstracciones (Salmo 52:8).

2) Burgh cree que Elías y Moisés volverán a aparecer, como Malaquías 4:5, 6 parece enseñar (Mateo 17:11; Hechos 3:21). Moisés y Elías aparecieron con Cristo en la transfiguración la que prefiguró el futuro reino milenario. En cuanto a Moisés, véase Deuteronomio 34:5, 6; Judas 9. El genio y modo de proceder de Elías llevan la misma relación con la segunda venida de Cristo que los de Juan el Bautista llevaron con la primera venida.

3) Muchos de la Iglesia primitiva creyeron que los dos testigos eran Enoc y Elías. Esto evitaría la dificultad de que murieran ellos dos veces, porque éstos nunca murieron; pero acaso serán los testigos muertos. Con todo, la conversión del agua en sangre, y las plagas (11:6), se aplican mejor a Moisés que a Enoc. La gloria de Moisés y Elías en la transfiguración no era su permanente estado de resucitados, el que no será hasta que Cristo venga para glorificar a sus santos, porque él solo es primicias de los que durmieron. Una objeción a esta interpretación es que aquellos dos siervos bienaventurados de Dios tendrían que someterse a la muerte, y Moisés por segunda vez, lo que es negado por Hebreos 9:27. Sobre los dos testigos, que corresponden a “los dos olivos.” Estos son medios de proveer el aceite para alimentar a la Iglesia, y símbolos de paz. El Espíritu Santo es el aceite en ellos. Los testigos de Cristo, en los notables tiempos de la historia de la Iglesia, aparecieron generalmente en pares: como Moisés y Aarón, las autoridades civil y espiritual; Caleb y Josué; Ezequiel sacerdote y Daniel profeta; Zorobabel y Josué.

4) Los dos testigos, identificados como los dos olivos y los dos candeleros, son símbolos del testimonio de la Iglesia militante (Zac 4.1–4, 6, 10, 14), que proclama el evangelio en medio de señales y milagros. Ellos no son identificados intencionalmente como individuos, aunque recuerdan a Zorobabel y Josué (Zac 3.1–4.14), así como a Elías (1 R 17.1; 2 R 1.10) y a Moisés (Éx 7–12).

5) Los dos testigos podrían ser Moisés y Elías, quienes hicieron milagros parecidos, o con Enoc y Elías, que no vieron la muerte. Hay muchas otras interpretaciones, como, por ejemplo, que representan el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, o la ley y los profetas, o Israel y la iglesia, o simplemente el testimonio de los creyentes o de la iglesia. Moisés y Elías tienen más argumentos a su favor, pero la variedad de interpretaciones indica que ninguna es totalmente convincente. Es más prudente decir que son dos personas no identificadas que vivirán durante la tribulación y que Dios usará poderosamente para anunciar la verdad.

El ministerio y los milagros de los dos testigos impactarán a todo el mundo (9–10). Sin embargo, el contexto del templo, los que adoran en él, la plaza de Jerusalén y la persecución de los judíos (Cáp. 12), sugiere que su misión principal será llamar a los judíos al arrepentimiento y a la fe en su Mesías.

LA MADRE DE LAS RAMERAS

17:1–6

El misterio de Babilonia, la ramera

En las Escrituras, el símbolo de la ramera y la fornicación se refería a la infidelidad espiritual, que se manifestaba en la idolatría (Jeremías 3:6–9; Cáp. 51; Ezequiel 16, especialmente V.V. 30–32; Cáp. 23 y Óseas 1–2). En estos pasajes, Israel, la esposa de Jehová, ha sido infiel, ha dejado a su legítimo esposo y ha fornicado con los ídolos. Entonces, la ramera es la religión falsa e idólatra que induce a los hombres a ser infieles al verdadero Dios y Creador. Según 17:5, Babilonia es “la madre de las rameras”, o sea, la fuente de las idolatrías.

¿Por qué tiene la ramera el nombre de Babilonia? Esa ciudad tiene un lugar significativo en la Biblia desde los primeros capítulos de Génesis hasta Apocalipsis 18. Génesis 10:8–12 habla de Nimrod, que fue el primer rey poderoso de la tierra y que gobernó la tierra de Sinar, que es el lugar en el cual estaba Babilonia. Edificó otras ciudades, incluyendo Nínive, fundando así los imperios babilónico y asirio. Su importancia se nota en la inclusión de detalles de este

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