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LA INFLUENCIA DE EUGENIO MARIA DE HOSTOS EN LA CULTURA DOMINICANA


Enviado por   •  10 de Junio de 2013  •  1.167 Palabras (5 Páginas)  •  751 Visitas

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LA INFLUENCIA DE EUGENIO MARIA DE HOSTOS EN LA CULTURA DOMINICANA

Eugenio María de Hostos se convierte, en la última parte del siglo XIX en el pionero de la educación adoptando el lema: Civilización o Muerte. Cuando éste llega al país de la mano del General Gregorio Luperón funda en Puerto Plata la sociedad la “La Educadora”, sociedad que persiguió la instrucción cívica en grupos, fundando más luego en Santo Domingo, específicamente en 1880 la primera Escuela Normal de Maestros, y que fue el punto de partida de la renovación de la enseñanza pública, enfrentándose a un sistema tradicional de enseñanza con vestigios colonialistas. Este escuela planteaba la supresión del castigo corporal y el cultivo del conocimiento. En esta escuela se enseñaba biología, historia natural, geografía, física, cosmografía, sociología, derecho constitucional, pedagogía, entre otras ciencias no menos importantes.

El educador objeto de nuestro estudio tuvo que vencer muchos obstáculos para impulsar la nueva enseñanza. Recorrió muchas poblaciones del Cibao, así como las reacciones acusatorias a la filosofía de su escuela, la cual fue uno de los mayores y más peligrosos escollos, pues lo acusaron de ser una “Escuela sin Dios”.

Además de la colaboración de Gregorio Luperón están: Francisco Henríquez y Carvajal, Emilio Prud’Homme, José Dubeau y José Pantaleón Castillo.

El insigne maestro Eugenio María de Hostos formó parte de una juventud que estuvo al nivel de su tiempo. Respondió positivamente a sus necesidades y le dejó una vigorosa impronta en el campo de las ideas innovadoras en la América Latina de la segunda del siglo XIX. Hostos, maestro e iluminador, como le llamó Max Henríquez Ureña, nació en 1839 en Mayagüez, Puerto Rico y murió en la República Dominicana en 1903.

A los miembros de la generación a la que é perteneció, Max Henríquez Ureña, con mucha propiedad le denomina “luchadores y constructores”. Ellos fueron herederos de Andrés Bello y de Heredia, de Domingo Faustino Sarmiento y Mitre, y creyeron ver en la literatura una parte de su servicio público y continuaron lo que era ya una de nuestras apreciables tradiciones. Estas ilustres personalidades, que sirve de honor y orgullo a nuestra América fueron: Ruy Barbosa en Brasil; Juan Montalvo en Ecuador; Manuel González Prada en Perú; Justo Sierra en México; Enrique José Varona en Cuba y el personaje objeto de este estudio, Eugenio María de Hostos, en Puerto Rico.

Sus discípulos le llamaron apóstoles, pues asumieron con verdadero celo apostólico lucha por la libertad y la difusión de la verdad, la justicia y la democracia.

El alto nivel que motorizó la voluntad de Hostos fue el logro de la autodeterminación y la justicia de Puerto Rico y de América Latina, y para ello su consigna fue: “Enseñar a pensar al continente”,como bien lo expresa el filósofo mexicano Antonio Caso. Desde muy joven luchó por la independencia de Puerto Rico, no como una pequeña nación, sino como miembro de la Confederación de las Antillas, junto con República Dominicana y Cuba. Cuando Cuba logró su emancipación en 1898, Puerto Rico sólo cambió de dueño, hecho que le produjo una profunda desilusión. Con la esperanza de obtener ayuda para su proyecto de confederación se trasladó a la República Dominicana donde realizó una labor extraordinaria en el campo de la educación, la que estaba encuadrada en el Escolasticismo. Así reformó la enseñanza dotándola de un programa basado en la ciencia y estableciendo los métodos pedagógicos más avanzados de su tiempo, extendiéndola a la mujer y

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