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Novena De Aguinaldo


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  1.905 Palabras (8 Páginas)  •  593 Visitas

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NOVENA DE AGUINALDO

DÍA PRIMERO

Benignísimo Dios de infinita caridad que tanto amaste a los hombres, que le diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo amado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total despredio de todo lo terreno para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amen.

(Se reza tres veces el Gloria al Padre).

DÍA PRIMERO

CONSIDERACIÓN

La vida del Verbo eterno en el seno de su Padre era una vida maravillosa; y sin embargo, misterio ¡sublime! busca otra morada. Una mansión creada. No era porque en su mansión eterna faltase algo a su infinita anhelaba la redención y la salvación del género humano, que sin El no podría verificarse. El pecado de Adán había ofendido a un Dios, y esa ofensa infinita no podía ser perdonada sino por los méritos del mismo Dios. La raza de Adán había desobedecido y merecido un castigo, eterno; era, pues, necesario para salvarla y satisfacer su culpa que Dios, sin dejar el cielo, tomase la forma del hombre y con la obediencia a los designios de su Padre, expiase aquella desobediencia, ingratitud y rebeldía. Por eso el Verbo Eterno, ardiendo en deseos de salvar al hombre, resolvió hacerse hombre también, y así redimir al culpable.

ORACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN

QUE SE DIRÁ TODOS LOS DÍAS

Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiese por madre suya, te suplico que tú misma prepares y dispongas mi alma, y las de todos los que en este tiempo hicieren esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo.

¡Oh dulcísima Madre! Comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con lo que le aguardaste tú para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad.

(Tres veces el Avemaría)

ORACIÓN A SAN JOSÉ

¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego por el amor que tuviste al Divino Niño, me abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina Esencia le veo y le gozo en el cielo. Amen.

(Padrenuestro, Avemaría y Gloria).

GOZOS

Dulce Jesús mío

Mi niño adorado

¡Ven a nuestras almas!

¡Ven no tardes tanto!

¡Oh Sapienza suma

Del Dios soberano

Que al nivel de un niño

Te hallas rebajado!

¡Oh Divino Infante

Ven para enseñarnos

La prudencia que hace

Verdaderos sabios!

¡Ven a nuestras almas! etc.

¡Oh raíz sagrada

De José, que en lo alto

Presentas al orbe

Tu fragante nardo!

¡Dulcísimo Niño

Que has sido llamado

“Lirio de los valles

Bella flor del campo”!

¡Ven a nuestras almas! etc.

¡Oh lumbre de Oriente,

Sol de eternos rayos,

Que entre las tinieblas

Tu esplendor veamos!

¡Niño tan precioso,

Dicha del cristiano,

Luzca la sonrisa

De tus dulces labios!

¡Ven a nuestras almas! etc.

¡Rey de las naciones

Emmanuel preclaro

De Israel anhelo

Pastor del rebaño!

¡Niño que apacientas

Con suave cayado,

Ya la oveja arisca

Ya el cordero manso!

¡Ven a nuestras almas! etc.

¡Ábranse los cielos

Y llueva de lo alto

Bienhechor rocío,

Como riego santo!

¡Ven hermoso Niño!

¡Ven Dios humanado!

¡Luce, hermosa estrella,

Brota flor del campo!

¡Ven a nuestras almas! etc.

¡Ven que ya María

Previene sus brazos

Do su Niño vean,

En tiempo cercano!

¡Ven, que ya José,

Con anhelo sacro

Se dispone a hacerse

De tu amor sagrario!

¡Ven a nuestras almas! etc.

¡Del débil auxilio,

Del doliente amparo,

Consuelo del triste,

Luz del desterrado!

¡Vida

...

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