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Discuro Steve Jobs


Enviado por   •  9 de Julio de 2014  •  2.209 Palabras (9 Páginas)  •  320 Visitas

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Me siento honrado de estar con ustedes hoy, en su ceremonia de graduación de una de las mejores universidades del mundo. A decir verdad, yo nunca me gradué de una universidad. Y esto es lo más cerca que he estado de una graduación universitaria. Hoy deseo contarles tres historias de mi vida. Eso es todo, no es gran cosa. Sólo tres historias.

La primera historia se trata de conectar los puntos

Me retiré del Reed College después de los primeros seis meses y seguí yendo como oyente durante otros 18 meses, o más, antes de renunciar de verdad. Entonces ¿por qué me retiré?

Comenzó antes de que yo naciera. Mi madre biológica era una joven, soltera, estudiante de universidad, y decidió darme en adopción.

Ella creía firmemente que debía ser adoptado por estudiantes graduados. Por lo tanto, todo estaba preparado para que apenas naciera fuera adoptado por un abogado y su esposa. Salvo que cuando salí, decidieron en el último minuto que en realidad deseaban una niña. Entonces, mis padres (quienes lo criaron), quienes estaban en lista de espera, recibieron una llamada en medio de la noche preguntando: “Tenemos un inesperado niño: ¿lo quieren?”. Ellos dijeron: “Por supuesto”.

Después, mi madre biológica se enteró de que mi madre nunca se había graduado de la universidad y mi padre nunca se había graduado de preparatoria. Se negó a firmar los papeles finales de adopción. Solo cambió de parecer unos meses después, cuando mis padres prometieron que yo iría a la universidad. Este fue el comienzo de mi vida.

Y 17 años después fui a la universidad. Pero ingenuamente elegí una universidad casi tan cara como Stanford, y todos los ahorros de mis padres de clase obrera se gastaban en mí matrícula.

Después de seis meses, yo no veía el valor de eso. No tenía idea de lo que quería hacer con mi vida y no tenía idea de cómo la universidad me iba a ayudar a entenderlo. Y aquí estaba yo, gastando todo el dinero que mis padres habían ahorrado durante toda su vida. Así que decidí dejar la universidad y confiar en que todo iba a resultar bien. Fue bastante aterrador en ese momento, pero mirando hacia atrás, fue una de las mejores decisiones que tomé.

Apenas me retiré, pude dejar de asistir a las clases obligatorias que no me interesaban y comencé a asistir como oyente irregularmente a las que se veían mucho más interesantes.

No todo fue romántico. No tenía dormitorio, así que dormía en el piso de los cuartos de mis amigos. Recogía botellas de Coca Cola y las llevaba a los depósitos que me pagaban cinco centavos por cada una, para poder comprar comida. Y caminaba 11 kilómetros, cruzando la ciudad todos los domingos en la noche, para conseguir una buena comida a la semana en el templo Hare Krishna. Me encantaba. Y la mayor parte de las cosas con las que tropecé siguiendo mi curiosidad e intuición resultaron ser invaluables posteriormente. Les doy un ejemplo: en ese tiempo, Reed College ofrecía quizás la mejor instrucción en caligrafía del país.

A lo largo de todo el campus, todos los pósters, todas las etiquetas de todos los cajones estaban bellamente escritos en caligrafía a mano. Debido a que había abandonado la universidad y no tenía que asistir a las clases normales, decidí tomar una clase de caligrafía para aprender. Aprendí de (las fuentes) serif y san serif, de la variación de espacio entre las distintas combinaciones de letras, de lo que hace grande a la gran tipografía. Era hermoso, histórico, artísticamente sutil de una manera en que la ciencia no logra capturar, y lo encontré fascinante.

Nada de esto tenía siquiera una esperanza de aplicación práctica en mi vida. No obstante, 10 años después, cuando estábamos diseñando la primera computadora Macintosh (Steve Jobs y Steve Wozniak), todo tuvo sentido para mí. Y todo lo diseñamos en la Mac. Fue la primera computadora con una bella tipografía. Si nunca hubiera asistido a ese único curso en la universidad, la Mac nunca habría tenido fuentes múltiples o fuentes proporcionalmente espaciadas; dado que Windows solo copió la Mac (provoca risas del auditorio) es probable que ninguna computadora personal las tendría.

Si no me hubiera retirado, nunca habría asistido a esa clase de caligrafía, y las computadoras personales tal vez no tendrían la maravillosa tipografía que tienen. Por supuesto, era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro cuando estaba en la universidad. Sin embargo, quedó muy, muy claro, mirando hacia atrás, 10 años después.

Reitero: no puedes conectar los puntos mirando hacia el futuro; solo puedes conectarlos mirando hacia el pasado. Así que tienes que confiar en que los puntos de alguna manera se conectarán en tu futuro. Tienes que confiar en algo: tu instinto, destino, vida, karma, lo que sea. Porque creer que los puntos se conectarán más adelante en el camino te dará la confianza de seguir a tu corazón, incluso cuando te lleva lejos del camino cómodo. Y eso hará toda la diferencia.

Mi segunda historia es sobre amor y pérdida.

Yo fui afortunado. Descubrí lo que amaba hacer temprano en la vida. Woz y yo comenzamos Apple en el garage de mis padres cuando tenía 20 años. Trabajamos duro y en 10 años Apple había crecido desde sólo nosotros dos en un garage, hasta una compañía de 2,000 millones con más de 4,000 empleados. Recién habíamos lanzado nuestra más grandiosa creación —la Macintosh— un año antes y yo recién había cumplido 30 años. Y luego me despidieron.

¿Cómo pueden despedirte de una compañía que tú fundaste? Bueno… mientras Apple crecía, contratamos a alguien que pensé que era muy talentoso, para dirigir la compañía conmigo.

Durante los primeros años las cosas fueron bien. Pero luego nuestras visiones del futuro comenzaron a divergir y finalmente tuvimos una separación. Cuando eso pasó, nuestra junta de directivos se puso de parte de él.

Así que a los 30, estaba afuera, y manera muy pública. Lo que había sido el foco de toda mi vida adulta, había desaparecido, y fue devastador. Sentía que había decepcionado a la generación previa de emprendedores; que había dejado caer la estafeta cuando me la pasaron.

Me encontré con David Packard y Bob Noyce (cofundadores de Hewlett Packard e Intel, respectivamente) e intenté disculparme por haberlo echado a perder tan mal. Yo era un muy público fracaso e incluso pensé en huír del valle (Silicon Valley, hogar de muchas empresas de tecnología).

Pero algo lentamente empezó a gestarse en mí. Yo todavía amaba lo que hacía. El revés con Apple no había cambiado eso ni un poquito. Había sido rechazado, pero seguía enamorado. Así que decidí empezar de

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