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Evolucion De Las Arquitectura Penitensaria


Enviado por   •  19 de Marzo de 2013  •  1.404 Palabras (6 Páginas)  •  488 Visitas

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EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA PENITENCIARIA

El ejemplo más antiguo que conocemos de edificio concebido para la ejecución de las penas privativas de libertad que agrupa una serie de celdas exteriores en línea es la Casa de Corrección de San Miguel en Roma, obra ejecutada a comienzos del s. XVIII por el arquitecto Fontana por encargo del Papa Clemente XI. Este edificio constituye el primer paso para brindar al recluido un alojamiento individual con adecuadas condiciones higiénicas, de ventilación y asoleamiento.

La célebre Penitenciaría del Este en Filadelfia diseñada por el arquitecto Haviland es un ejemplo acabado de la conjunción de arquitectura y régimen penitenciario. Como tal se constituyó en el modelo de las prisiones europeas del s. XIX.[3], dando el espaldarazo al sistema radial.

El partido paralelo o “telephone pole” utilizado por primera vez por el arquitecto Poussin en la Prisión de Fresnes cerca de París en 1898, que con sus variantes dominó la escena de los proyectos penitenciarios en la primera mitad del siglo anterior facilita, debido a su gran flexibilidad, la incorporación del tratamiento multidisciplinario (García Basalo, 1959). Sus alojamientos, sector clave en los edificios carcelarios y penitenciarios, estos sistemas guardan una característica en común: la alineación de celdas, sean exteriores o interiores, a lo largo de un corredor con lo cual la vigilancia es ejercida en forma intermitente.

El concepto de vigilancia intermitente (ver gráfico) implica que el celador debe efectuar rondas por los pasillos a los efectos de observar la actividad de los internos, con lo cual éstos permanecen sin supervisión durante los intervalos de las recorridas, o bien los agentes se sit úan en salas de control o puestos fijos, generalmente ubicados detrás de barreras físicas que les brindan seguridad, con lo cual las posibilidades de observación son extremadamente reducidas, debido a la disposición interna del edificio.

Los espacios que normalmente no permanecen bajo vigilancia continua requieren mayor protección que aquellos comúnmente bajo observación, dado que brindan una excelente oportunidad para que los internos desarrollen conductas no permitidas. (White, 1935)

2. LOS PROBLEMAS DEL ENCLAUSTRAMIENTO

La congregación en un espacio físico naturalmente limitado, como resulta el ambiente carcelario, de personas que reúnen una serie de facetas que van desde la violencia hasta las patologías psicopáticas agravadas por diversas situaciones culturales y sociales, genera una subcultura con códigos y características propias y particulares.

Dentro de la amplia gama de elementos negativos asociados al enclaustramiento se encuentran la lucha entre los internos por el liderazgo, las agresiones, las conductas desviadas, el contrabando de elementos y substancias no permitidas, los motines, las fugas, los miedos, odios y las tensiones que se generan tanto entre los internos, como entre éstos y el personal, la generación de patologías psiquiátricas y el aislamiento de su familia.

Entre otras causales que favorecen la inseguridad dentro de las cárceles, se pueden enunciar las siguientes:

a) La distribución lineal de celdas a lo largo de un corredor provee amplias oportunidades a los internos de desarrollar conductas violentas y destr uctivas sin que el personal de custodia lo perciba.

b) la vigilancia intermitente deja a los internos sin observación durante una parte importante del tiempo.

c) inadecuados sistemas de clasificación, cuando no inexistentes, con lo cual se mezclan las más antagónicas variedades de la personalidad humana.

d) la constante rotación de los internos tiende a generar un ambiente inestable e impredecible.

e) sobre población de alojamientos que potencian situaciones agresivas y violentas (Zupan, 1995).

f) Insuficiencia y desigualdad en la distribución de los escasos recursos con que cuentan los internos, lo que se convierte en fuente de disputas y favorece el fenómeno de dominación (Sommer, 1974).

Cabe citar que entre las fallas más importantes atribuibles al diseño arquitectónico en cárceles y prisiones se encuentra la sobreabundancia de barreras físicas, ya sean muros o rejas. Esto dificulta la comunicación entre el personal penitenciario y los internos, llegando en muchos casos a impedir incluso el contacto visual.

En el tradicional entorno carcelario la expectativa que se tiene del interno es negativa. Se basa en que los detenidos desarrollarán una conducta agresiva e imprevisible, lo cual sólo es válido en una porción minoritaria de la población penal.

Debido a este preconcepto la totalidad del edificio suele diseñarse conforme a parámetros de este tipo:

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