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Enviado por   •  30 de Noviembre de 2013  •  22.628 Palabras (91 Páginas)  •  453 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Hace 20 años tener un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) en México era prácticamente algo desconocido. Podía tratarse de algún desequilibrio de la adolescencia, alguna deficiencia hormonal o un deseo normal por estar delgada. Era un tema del cual no se hablaba en los medios de comunicación, centros escolares o entre profesionales de la salud. Actualmente, prácticamente la mayoria estamos informados acerca de la naturaleza de estas enfermedades y no es raro encontrarse con referencias personales de conocidos o amigos que han tenido alguna experiencia cercana relacionada con ellas. En México la investigación sistemática sobre los TCA tiene escasos diez años. A lo largo de este periodo se ha visto cada vez un interés más marcado en diferentes instancias que han originado iniciativas de difusión, investigación, prevención y tratamiento.

En México, como en muchos otros países, se sabe que los TCA son un problema de salud mental pública, que afecta principalmente a mujeres jóvenes de todos los niveles socioeconómicos, por lo que resulta indispensable desarrollar investigación que permita entender su etiología y el desarrollo de estrategias de prevención, detección y tratamiento. La prevalencia de bulimia nerviosa a nivel nacional en México, es similar a la reportada en otros países, y respecto a la prevalencia nula, los registros hospitalarios muestran que el número de casos han ido en aumento en los últimos años, no sólo de los trastornos clínicamente diagnosticados, sino también de conductas alimentarias de riesgo que pueden fluctuar desde la preocupación por bajar de peso, a un síndrome subclínico. En cerca de la mitad de los casos de anorexia o bulimia nerviosas, los pacientes logran una recuperación total; pero aproximadamente 30 por ciento sólo tiene una recuperación parcial y el 20 por ciento restante nunca llega a recuperarse.

Los datos antes mencionados son antecedentes que señalan la importancia del desarrollo de investigación orientada al conocimiento de la etiología de estas enfermedades. Existe un gran cúmulo de investigación que apoya la idea que los factores socioculturales juegan un papel importante en el desarrollo de problemas relacionados con la imagen corporal y entre ellos se encuentra la influencia de los medios de comunicación, la familia y los compañeros de escuela y amigos. La asociación entre el funcionamiento familiar, la patología familiar y los TCA, ha recibido mucha atención a lo largo del tiempo y se ha considerado que juega un papel en su desarrollo y mantenimiento. En general los resultados de investigación señalan la naturaleza recíproca de la disfunción familiar y los TCA. La disfunción familiar y los problemas de comunicación en la familia pueden exacerbar el trastorno, así como el tratamiento individual de este puede disminuir la disfunción familiar.

Por ello, en este trabajo, se analizan las conductas alimentarias de riesgo en adolescentes de cuatro escuela de la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas. El documento, se integra por tres capítulos, el primero de ellos, denominado: Factores de riesgo asociados a las conductas alimentarias de riesgo, en el cual se describen los factores que tienen cierta tendencia a incidir en las conductas alimentarias que conllevan un trastorno alimenticio; en el Capítulo dos denominado Autoestima, concepto y desarrollo, se describen las cualidades de la autoestima y de cómo influye en las conductas alimentarias de riesgo sobre todo en las edades de la adolescencia y desarrollo, por último, en el tercer capítulo se detalla la Metodología utilizada en el estudio, la cual es de tipo cuantitativa, no experimental, transeccional, acerca de las conductas alimentarias de riesgo en 700 estudiantes de nivel medio superior de 15 a 19 años, a través de la aplicación del Cuestionario de Conductas Alimentarias de Riesgo.

Los resultados indican puntajes significativamente altos para la dimensión de medidas compensatorias, especialmente en estudiantes de 17 años, católicos, con ocupación de ama de casa en la madre. En una de las dimensiones del instrumento, la de atracón purga, las puntuaciones más significativas se relacionan con la edad, la religión y con la ocupación de la madre (en quienes se dedican al sector servicios); y en la dimensión de restricción, se presentan puntajes altos en estudiantes con edades de 18 años, de religión católica y en aquellos en que la ocupación de la madre, se relaciona al sector servicios.

Lo anterior señala la necesidad de brindar atención a este problema emergente de conductas alimentarias de riesgo, a través de programas preventivos, en los niveles de información, orientación y capacitación de promotores de la salud en las escuelas de nivel medio superior.

PLANTEAMIENTO DE PROBLEMA

En la sociedad occidental, el acto de comer es un acto social. Se come de manera grupal y la forma como se come define a los diferentes grupos culturales. Es mediante la comida que se produce un acto de comunicación social y se da un proceso de cohesión e identificación en el grupo (Turòn, 1997).

Sin embargo es en esta práctica donde se producen los trastornos alimentarios, que sin lugar a dudas en los últimos años ha señalado rupturas de los estándares de belleza y de buena alimentación, lo que ha dado un giro, tergiversando los estilos de alimentación.

Los trastornos alimentarios se caracterizan por alteraciones graves de la conducta alimentaria (APA, 2006). La bulimia nerviosa se caracteriza por episodios recurrentes de voracidad seguidos por conductas compensatorias inapropiadas como el vómito provocado, el abuso de fármacos laxantes y diuréticos u otros medicamentos, una característica esencial de la bulimia, es también la alteración de la percepción de la forma y del peso corporal. El término bulimia nerviosa fue empleado por Russell en 1979, inicialmente como una variante de la anorexia nerviosa y en la actualidad como entidad independiente caracterizada por episodios de ingesta, continuados de vómitos o uso de diuréticos o laxantes para contrarrestar las consecuencias del atracón, sobre todo en pacientes que rechazan la probabilidad de ser o llegar a ser obesas (López Aguilar, 2003).

De acuerdo con Branden (1991), para la persona que padece algún trastorno alimenticio la comida adquiere un protagonismo especial (le da un significado específico de acuerdo a diversos factores psicológicos y evolutivos) y basa en ella todos los pensamientos y actos que forman parte de su vida diaria sintiéndose dependiente de esa idea.

La anorexia y la bulimia son lo que en la actualidad se han denominado TCA, que

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