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Émile Zola Vida


Enviado por   •  31 de Agosto de 2011  •  4.493 Palabras (18 Páginas)  •  1.062 Visitas

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Émile Zola nació en París, hijo de un ingeniero italiano naturalizado y de madre francesa. Su familia se trasladó a Aix-en-Provence y tuvo graves problemas económicos a la muerte temprana del padre. Tuvo como compañero de colegio a Paul Cézanne con quien mantendría una larga y fraternal amistad. Volvió a París en 1858. En 1859, Émile Zola suspendió dos veces el examen de bachillerato. Como no quiso seguir siendo una carga para su madre, abandonó los estudios con el fin de buscar trabajo. Se casó en 1870 con Alexandrine Mélay. A partir de 1873, se relacionó con Gustave Flaubert y Alphonse Daudet. Conoció a Joris-Karl Huysmans, Paul Alexis, Léon Hennique y Guy de Maupassant que llegaron a ser habituales de las veladas de Médan, un lugar cerca de Poissy donde Zola tenía una casita de campo desde 1878. Se convirtió en el líder de los naturalistes. El volumen colectivo de esas Veladas apareció dos años después.En 1886, Zola se peleó con Paul Cézanne (a quien quizá se puede reconocer en el personaje de Claude Lantier, el pintor fracasado de La obra). Criticó habitualmente los criterios utilizados en las exposiciones de arte oficiales del siglo XIX, en las que se rechazaba de forma continuada las nuevas obras impresionistas. La publicación de La tierra levantó polémica: el «Manifiesto de los cinco» marcó la crítica de escritores naturalistas jóvenes. Se hace amante de Jeanne Rozerot en 1888, con la que tendrá dos hijos. En 1890, se rechazó su entrada en la Academia francesa.

Estuvo seis años enterrado en el Cementerio de Montmartre, en París, pero sus cenizas fueron trasladadas al Panteón el 4 de junio de 1908, máximo honor a un escritor francés.Se rehabilitó tardíamente a Alfred Dreyfus en 1906.

Obras

Cuentos y novelas aparte de las series:

• Contes à Ninon (1864). Trad.: Cuentos a Ninon, Editors, 1990

• La Confession de Claude (1865). Trad.: La confesión de Claude (novela autobiográfica)

• Le Vœu d’une morte 1866.

• Les Mystères de Marseille 1867.

• Thérèse Raquin, (1867). Trad. de María Teresa Gallego Urrutia: Thérèse Raquin , Alba editorial, 2002

• Madeleine Férat 1868.

• Nouveaux Contes à Ninon, 1874

• Nantas, 1878

• Les Soirées de Médan (1880), con Guy de Maupassant, Joris-Karl Huysmans, Henri Céard y Paul Alexis, 1880. Trad.: Las veladas de Médan

• Jacques Damour 1880.

• Madame Sourdis, 1880

• Le Capitaine Burle 1882, relatos.

• Naïs Micoulin 1884, relatos.

• La Mort d’Olivier Bécaille, 1884

Serie de Los Cuatro Evangelios:

• Fécondité. Fecundidad (1899)

• Travail. Trabajo (1901)

• Vérité. Verdad (publicada póstumamente en 1903)

• Justice, sólo notas preparatorias.

Ensayos:

• La novela experimental (1880)

• La escuela naturalista (1881). Trad.: El naturalismo, Península, 1998.

• El naturalismo en el teatro (1881)

• J'accuse. Carta abierta al presidente de la República Francesa en el diario parisino L'Aurore (13-01-1898). Trad.: Yo acuso, Visión, 2002.

"La taberna" es la historia de estas gentes sin futuro a las que, una circunstancia azarosa, trastoca el sentido de su existencia. Han nacido en un entorno social desfavorecido y serán incapaces de huir de él. El toque cruel está ahí, el que siempre fue en Zola. Cuando se habla del autor francés como exagerado, a veces lo comparo (salvando las distancias) con Shakespeare, en el sentido en el que los personajes son incapaces de escapar del trágico destino que les está preparado. Hamlet es como Gervasia, ambos son incapaces de escapar de las incidentes, pese a las diatribas de uno u otro (bien distintas en patrones). Se pelean en una lavandería y son objeto de las burlas de sus "iguales". Pero hay otro punto que une a estos dos escritores: el respeto y admiración que éstos llegan a sentir para con sus personajes. Shakespeare siente lástima de Hamlet, como Zola lo hace de Gervasia (mujer sin la cultura del primero). Ninguno de los dos son héroes en el sentido clásico del término, pero sí desde ese punto de vista (tan moderno) que convierte este sentido del trabajo, tan democrático, en un valor. Cuando Cupeau pierde este valor, su vida se desmorona, como se desmorona la conciencia de Hamlet al ver el trono de su padre usurpado por la conspiración. El desenlace es el mismo en ambos casos.

Ambos autores comparten también el sentido de globalidad para con sus personajes. Tratan con igual esmero al mezquino que al "héroe" y, así, podemos comprender a Yago y entender la estupidez de Lantier (que abandona a Gervasia por sueños más burgueses).

Las novelas de Zola son un retrato de la vida en el mismo sentido que los cuadros impresionistas (lean "Naná", una maravilla desde la primera página) pero van más allá del sentido pictórico, como sucede en el caso de Victor Hugo (siempre me lo recordará en algunas descripciones y en la manera de presentar a los personajes). Ambos guardan el sentido del equilibrio y ese regusto moralizante (que hacen a veces las novelas de Zola un tanto anticuadas). Leamos a Zola desde la perspectiva del tiempo, de esos movimientos sociales en nacimiento... un tiempo en que aún se creía en la libertad del individuo y en la que el escritor estaba llamado a abogar y denunciar estos hechos.

Y es que... puede que la única grandeza de algunos sea haber nacido, o la única grandeza de otros sea el poder pintar con pluma suave, tal vez fuerte, con trazo seguro o con espíritu inquieto. Las paredes de la taberna destilan al aroma a ajenjo, licor barato de moda por el alto precio del vino... Las mujeres se tiran de los pelos y las habladurías circulan, sí... es el momento de hablar de los héroes y de las prostitutas, de esos proxenetas y de esas lavanderas... Es el momento de preguntarnos porqué hemos nacido.

Desde el comienzo de su novela, la crueldad de la vida de los

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