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El dodo y el arbol de calvaria


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2012  •  Ensayos  •  394 Palabras (2 Páginas)  •  1.226 Visitas

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ECOLÓGICO

EL DODO Y EL ARBOL DE CALVARIA

Hay caminos que al hombre le parece derecho a veces; pero su fin es camino fatal.

Tal haya oído hablar del dodo, un ave que se extinguió hace alrededor de trescientos años. Esta ave vivía en la isla Mauricio, en el océano indico. Debido a que era un ave, de aspecto desmañado, y que no parecía detectar el peligro, se la consideraba como el símbolo de la estupidez. Y a la verdad que no necesitaba temer ningún peligro, esto es, hasta que vinieron los colonizadores europeos a establecerse en la isla.

Manso como era el dodo fue fácil presa de los colonos y antes de mucho tiempo no quedaba ninguno de ellos.

En años recientes, se ha descubierto algo interesante relacionado con el dodo. En esa misma isla crese un árbol conocido con el nombre de calvaria. Actualmente quedan solo trece ejemplares de ese árbol y todos ellos tienen más de trescientos años de edad. Producen semillas, pero desde 1681 nadie ha podido hacer germinar ninguna de ellas. Observando esto, un hombre de ciencia se pregunto si el dodo no habrá desempeñado algún papel en la germinación de la semilla de las calvaria, ya que interesante coincidencia, el último árbol había brotado aproximadamente en el tiempo que desapareció el dodo para siempre. Y el Dr. Stanley, que así se llamaba el científico, propuso una teoría: la acción física de la molleja del dodo, y la de los ácidos y otros líquidos de su estomago, ablandaban la dura cascara de la semilla y hacían que germinara. Para probar su teoría el doctor temple, otro hombre de ciencia, tomo diez semillas de calvaria y se las hizo comer a la fuerza a unos pavos, pues se cree que estas aves tienen una molleja similar a la que tenía los dodos. Y, ¡maravilla de las maravillas! Tres de esas semillas brotaron, y ahora se sabe que cuando desapareció el último dodo se sello el destino de las calvarias; pero llevo nada menos que trescientos años para establecer la relación entre esa ave y el árbol.

Aquellos colonos no se habían imaginado que matando los dodos causaba la desaparición de estos importantes arboles. De la misma manera, muchas veces nuestras acciones tienen efecto más abarcantes de los que nos imaginamos, tanto para el bien como para el mal.

Santiago y Priscila Tucker

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