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La Instrumentalidad Política De Las Pasiones En El Pensamiento De Nicolás Maquiavelo


Enviado por   •  5 de Septiembre de 2011  •  6.908 Palabras (28 Páginas)  •  1.136 Visitas

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Título: “La instrumentalidad política de las pasiones en el pensamiento de Nicolás Maquiavelo”

Autora: Prof. Lic. Corina Inés Branda

Resumen

En el pensamiento de Nicolás Maquiavelo es dable evidenciar una estrecha relación entre lo psíquico y lo político. La política es concebida como un campo de acción, cuyas fuerzas dinámicas son las propias pasiones humanas. Es por ello que es fundamental para el hombre que aspire a la conquista y conservación del poder político conocer las fuerzas pasionales que movilizan a los individuos. Dicho conocimiento es insoslayable para manipular a los hombres, manipulación que se torna necesaria a la hora de alcanzar objetivos políticos, objetivos éstos disociados de cualquier finalidad de índole ética. El hombre virtuoso, ideal del hombre político maquiaveliano, está movilizado por una pasión clave: el deseo de honor y de gloria. Es esta pasión la que lo diferencia del resto de los mortales, quienes, al estar sujetados por el miedo y atravesados por deseos mundanos, no están en condiciones de aventurarse en la más prometedora de las empresas humanas a juzgar por el autor: la conquista y conservación del poder político.

Introducción

“A pesar de lo que digan los moralistas, el entendimiento humano le debe mucho a las pasiones, las cuales, recíprocamente, también le deben mucho”

J.J. Rousseau, Sobre el origen y fundamento de la desigualdad entre los hombres

El siguiente trabajo, el cual abreva en las obras El príncipe y Los Discursos sobre la primera década de Tito Livio, pretende poner de manifiesto, a la vez que profundizar, la conexión existente entre lo político y la vida psíquica en el pensamiento maquiaveliano, destacando la importancia política que revisten las pasiones para este autor del pensamiento político occidental.

A diferencia de la preeminencia de los aspectos ideativos de los estados psíquicos en la psicología antigua, como afirma Ernst Cassirer, en Maquiavelo nos encontramos con la centralidad de los aspectos pasionales de la psiquis humana, los cuales ocupan un lugar central en su pensamiento político y forman parte de lo contante en el decurso del tiempo. El acceso al conocimiento de los contenidos inmutables del alma humana es posible para el florentino gracias a su propia experiencia en los asuntos públicos, como también gracias a los aportes de la historia, disciplina que le permite comprobar un carácter universal y atemporal de las pasiones humanas. “… no he encontrado entre lo poco que poseo nada que me sea más caro o que tanto estime como el conocimiento de las acciones de los hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y a un incesante estudio de las antiguas” .

Dado que la política es un campo de acción cuyas fuerzas dinámicas principales son las pasiones humanas, es menester para el actor político, es decir para el hombre de acción, conocer las fuerzas que movilizan a los individuos. Por ende, las pasiones son pasibles de ser conocidas; se constituyen en objeto de conocimiento político. El conocimiento de los asuntos del alma proviene de su propia experiencia política, además de los datos que la historia pueda proporcionar. “Para Maquiavelo el despertar de las pasiones es un elemento que coadyuva a un conocimiento más completo de la realidad, porque sólo así se está en medida de comprender el significado de las acciones políticas protagonizadas por hombres apasionados” . En este sentido, en Maquiavelo es evidenciable una ruptura entre sabiduría y la moderación de los apetitos humanos. “Maquiavelo manifiesta que considera innecesario aliar el conocimiento con la prudencia” . El objetivo de constituir a las pasiones en objeto de conocimiento para el hombre público estriba, fundamentalmente, en la necesidad de manipular a los hombres con el fin de alcanzar objetivos políticos, fin éste disociado de cualquier finalidad ética. Su “realismo psicológico” persigue una finalidad pragmática: establecer prescripciones no ilusorias orientadas al hombre público con el fin de permitirle alcanzar y preservar el poder político, siendo necesario para ello saber manipular a los hombres. No se trata de alcanzar un summm bonum, sino de evitar el summun malum, el cual estriba en tornar insegura la vida en la ciudad.

Maquiavelo “cree que la conducta de los hombres puede ser altamente maleable, que el hombre es modelable por quien conoce la manera de someterlo a la necesidad” . Sólo un tipo específico de hombre, el hombre virtuoso, podrá gobernar a las masas y al azar, merced al conocimiento de las necesidades que atraviesan la vida humana, que no son las mismas que las suyas. Ubicado este paradigma de hombre por encima de las necesidades primarias, es movilizado por el afán de gloria y el honor.

De esta manera, se advierte una conexión entre lo político y lo psíquico, siendo lo primero el espejo y el resultante de lo segundo. En otros términos, podemos afirmar que en el autor hay “… una verdadera constatación de la naturaleza exigente y deseante del hombre, que se sitúa en los orígenes tanto de las insatisfacciones colectivas como de la inestabilidad política” . El conocimiento sobre los contenidos pasionales del alma, a la vez que le permite al hombre político un eficaz manejo de los hombres, otorga inteligibilidad a los fenómenos políticos.

El manejo político de las pasiones

Mi intención es poner en evidencia como, a partir de la concepción sobre la naturaleza psíquica de los hombres, ya sea individual o analizados en masa, y su conducta, el autor va elaborando los contenidos de la acción política que todo hombre que aspire al poder debe conocer.

Del comportamiento humano

En El Príncipe encontramos un primer elemento en la caracterización psíquica de los hombres. Éste es la dificultad de la misma para asumir y metabolizar los cambios. En este sentido, Maquiavelo, al referirse a los principados hereditarios, sostiene que son los más fáciles de conservar y en los que la continuidad en el poder para el príncipe no está bajo amenaza, “a menos que una fuerza arrolladora lo arroje de él” . El acostumbramiento de los hombres a un determinado statu quo facilita para el príncipe su permanencia en el poder, siendo necesario para éste no alterar, afirma el florentino, el orden establecido por la dinastía predecesora.

Desde luego que es en el principado nuevo en donde afloran los desafíos mayores, precisamente porque está en juego la construcción de un orden político

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