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América Latina, Identidad En El Contexto De La Globalización


Enviado por   •  20 de Noviembre de 2013  •  1.506 Palabras (7 Páginas)  •  340 Visitas

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Identidad latinoamericana en el contexto de la globalización.

Si bien la identidad colectiva, al igual que la identidad individual es saberse reconocer como alguien específico en medio de una diversidad de otros ¿Qué sucede cuando hay una vacilación de su origen? ¿Cuándo no hay una determinación clara de su identidad? Y cuando el concepto de “identidad” no hace referencia sólo al problema psicológico de ser “uno-consigo-mismo” como lo señalan Deutscher y Jiménez (1989) sino sobretodo a una especie de necesidad continental: el problema de vivir como latinoamericano, su esencia y su querer históricos y, a la vez, la posibilidad de analizarlo con el objeto de vencer la herencia histórica de la Colonia, para así llegar a un modo propio de esencia.

Es innegable, que la identidad o como plantea Castells (1999) “las identidades” (sic) del latinoamericano y latinoamericana ha sido contradictoria desde su origen, comenzando por una percepción de un Nuevo Mundo amoldado como una creación intelectual de Europa, compuesta de imaginación, sorpresa y desajuste tal y como lo señalaba Arturo Uslar Pietri (1986), debido a los hechos fundamentales que caracterizan a los países latinoamericanos tales como, la religión, idiomas y paradigmas de progreso netamente interdependientes de Occidente en una forma tal que no se da ni en Asia ni África. Aunado a ello la trascendencia del mestizaje de las tres culturas fundadoras europea, aborígen y africana, ya constituyen motivos suficientes de dificultad para definir una identidad latinoamericana entre los múltiples cambios políticos, sociales y grados de mestizaje que ocurrieron en este inmenso escenario terrestre y humano.

Por ello, no es un asunto de demencia preguntarnos hoy en día ¿Qué se entiende geográficamente por América Latina? Sin caer en numerosas contradicciones como lo planteó Roquié (1988), quien además señaló que más allá de estas imprecisiones, podríamos pensar en descubrir una identidad subcontinental fuerte, tejida de diversas solidaridades, ya sea que se refieran a una cultura común o a vínculos de otra naturaleza, que quizá coadyuvaría a una posible integración regional.

Aún así, en un nuevo escenario político, social y cultural del siglo XXI ¿Es importante el reconocimiento de una identidad regional? ¿Es necesario defender la posición de pensar, comprender y explicar una América Latina por los latinoamericanos? Más que necesario, es fundamental estudiar Latinoamerica como una región compuesta de muchas diversidades y explicadas a partir de grandes problemas que las engloben, devolviendo a la diversidad la unidad tal como lo señalan Ansaldi y Giordano (2012).

Esta necesaria reconstrucción del concepto de identidad o deconstrucción del viejo se fundamenta en cuatro cambios conceptuales: a) el carácter históricamente constituido y por lo tanto no sustancialista de las identidades; b) el papel de los componentes imaginarios en la constitución de las identidades étnicas y nacionales, así como en la caracterización de las diferencias con otras etnias y naciones a partir de lo cual la identidad no sería la expresión «natural» en que se viven las relaciones con un territorio, sino la manera en que se imagina que se viven...; e) la composición multicultural e híbrida de las identidades particulares de cada nación o etnia; y d) el creciente rol de los condicionantes transnacionales en la constitución de nuevas identidades y la disminución de los condicionantes territoriales y raciales de las identidades étnicas y tradicionales García Canclini (1994)

Por otra parte, es importante recalcar el señalamiento de Roquie (1988) frente a la importancia y consecuencia de la escasa densidad de las relaciones económicas, y hasta culturales, de naciones que durante más de un siglo de vida independiente se volvieron la espalda mirando deliberadamente hacia Europa o América del Norte, y las enormes disparidades entre países -ya sea desde el ángulo del tamaño como del potencial económico o del papel regional- no favorecen una real conciencia unitaria. De allí la importancia de la identidad en las nuevas democracias, democracias que servirían como posible promotor de gobiernos latinoamericanos que fomenten una relación participativa entre las naciones persiguiendo posibilidades de desarrollo y crecimiento para sus pueblos y ya no para entes externos.

Añadido a ello, Arenas (1997) señala los cambios acelerados que experimenta la sociedad global de la cual formamos parte, obligando a re-enfocar, a re-mirar los elementos definitorios de la identidad para adecuarla precisamente a aquellas transformaciones. A una nueva época que significa una restructuración global en el posicionamiento de los actores con nuevas economías, nuevos movimientos sociales, nuevas tecnologías y la reivindicación de numerosas culturas. Además, los expertos muestran dificultades para establecer los parámetros con los cuales se puede mirar el futuro, establecer tendencias y proyectar resultados previsibles

Teniendo en cuenta además que la globalización, tal como la define Calderón (2012), es un proceso que se da fundamentalmente a partir de la tecnoeconomía de la información y la comunicación, y que implica una interconexión simultánea entre diferentes

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