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Anatomia Quirúrgica Facial


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  1.930 Palabras (8 Páginas)  •  274 Visitas

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ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA CARA

ANATOMÍA QUIRÚRGICA DE LA CARA

El conocimiento de la compleja anatomía facial es fundamental a la hora de realizar cualquier tipo de intervención en esta parte del cuerpo. Para comprender mejor la patología que afecta a la cara y los procedimientos que podemos realizar para su tratamiento recordaremos brevemente la anatomía de sus estructuras y las características de la piel en cada una de ellas (Tabla I).

TABLA I. CARACTERÍSTICAS DE LA PIEL SEGÚN LAS ZONAS DE LA CARA

ÁREA CUTÁNEA MOVILIDAD ELASTICIDAD GROSOR LÍNEAS DE INCISIÓN

Cuero cabelludo + + +++++

Dirección de los folículos pilosos

Región frontal ++ ++ ++++

Transversales

Temporal +++ +++ ++

Reir y elevar las cejas

Orbicular o palpebral +++++ +++++ +

Reir y cerrar los ojos

Malar y geniana +++ +++ +++ Reir y abrir la boca

Mandíbula +++ +++ +++ Pellizcar y arrastrar la piel

Mentón + ++ +++++ Líneas de meridianos

Surco nasogeniano ++ + ++++ En la misma línea o paralelas

Labial cutáneo ++ ++ +++ Radialmente

Labial mucosa ++++ +++ ++ Seguir los pliegues

Nariz: glabela +++ +++ ++++ Seguir los pliegues

Nariz: dorso +++ +++ +++ Transversal al dorso

Nariz: lóbulo + + ++++ Líneas de meridianos

Nariz: alas + + ++++ Radialmente a orificios

Cuello ++++ ++++ +++ Seguir los pliegues

+: mínimo ++: leve +++: medio ++++: alto +++++: máximo

1. LOS PÁRPADOS

Los párpados están recubiertos por una piel muy fina, de 1 mm de grosor aproximadamente, elástica y móvil. En su parte interna están tapizados por la conjuntiva y poseen un tejido celular subcutáneo muy laxo que se edematiza fácilmente.

Su estructura rígida está formada por láminas de tejido fibroso, las placas tarsales, que dan consistencia y sirven de soporte a los párpados. El tarso del párpado superior tiene unos 10 mm de altura, mientras que el inferior unos 3,7 mm. Ambos se fusionan en sus extremos con fibras del músculo orbicular superior e inferior para constituir el ligamento cantal interno y externo. El septum orbitario contribuye también a mantener la posición y la forma palpebral.

El cierre de los párpados se produce gracias al músculo orbicular de los párpados, en el que diferenciamos tres partes, de dentro a fuera: pretarsal, preseptal y porción orbitaria, según recubran el tarso, el septo o la órbita. La primera es la más importante por intervenir en el bombeo lacrimal y contribuir a mantener la posición del borde palpebral inferior. La inervación de éste músculo es proporcionada por la rama temporal y cigomática del nervio facial.

En la elevación del párpado superior participan el músculo elevador del párpado superior y el músculo de Müller, con inervación simpática, mientras que en el párpado inferior actúan como retractores la fascia cápsulopalpebral y el músculo tarsal inferior.

La vascularización palpebral es muy rica, lo que favorece la cicatrización.

Los párpados tienen la función de asegurar la protección del ojo, mantener húmeda la conjuntiva, lubrificar las pestañas y drenar el líquido lacrimal. El cierre perfecto de los párpados asegura la integridad de la conjuntiva y evita que se formen úlceras en la córnea. Para mantener la humedad y limpieza la misma y de la conjuntiva, la glándula lacrimal libera continuamente su contenido de manera que forma una película en toda la superficie del globo ocular la cual se evacua hacia la nariz mediante bombeo, a través de los canalículos superior e inferior, del canalículo común, saco lagrimal y conducto nasolagrimal.

2. LA NARIZ

La piel que recubre la nariz posee características muy diferentes según la edad, tipo racial y localización. A nivel de la glabela es gruesa y muy móvil, en el dorso y paredes laterales más fina y móvil, en el lóbulo de la punta, gruesa con abundantes glándulas sebáceas y muy poco móvil y en las alas nasales y columela, fuertemente adherida al tejido fibroso subyacente.

La forma y el tamaño de la nariz es dada por las estructuras firmes que la conforman: huesos propios de la nariz y apófisis ascendente de la maxila, septo cartilaginoso, cartílagos triangulares y cartílagos alares. También intervienen, aunque con menor importancia, las capas musculares y de tejido celular subcutáneo.

Su vascularización depende de la arteria facial y de ramas de las arterias carótida interna anterior (arteria etmoidal anterior) y carótida externa posterior (arteria esfenopalatina y nasopalatina).

3. LAS OREJAS

La piel de la parte anterior de la oreja es muy fina y prácticamente inmóvil por estar firmemente adherida a su estructura cartilaginosa. En el borde del hélix y en el lóbulo se funde prácticamente con el tejido fibroso mientras que en la parte posterior de la oreja se va haciendo más gruesa, móvil y con más tejido celular subcutáneo según nos aproximamos al cráneo.

La piel, tanto a nivel de la inserción craneal posterior como la que recubre la concha posee abundantes glándulas sebáceas.

La inervación sensitiva es proporcionada por el nervio auricular mayor y su vascularización proviene de la arteria carótida externa (ramas auriculares posteriores), de la arteria temporal superficial (ramas auriculares anteriores) y de la arteria occipital.

4. REGIÓN FRONTAL, REGIÓN TÉMPORO-MALAR Y REGIÓN GENIANA

En la región frontal la piel es gruesa, relativamente móvil (aumenta con la edad) y se encuentra surcada por pliegues perpendiculares a las fibras del músculo frontal. Su grosor va decreciendo a medida que descendemos por la región temporal y malar hasta alcanzar la zona de las mejillas o región geniana, de grosor intermedio. La inervación sensitiva depende de los nervios supraorbitarios y supratrocleares mientras que la

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