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Enviado por   •  4 de Mayo de 2012  •  1.535 Palabras (7 Páginas)  •  565 Visitas

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Facultad de Filosofía y Humanidades

Alumna: Mitzi Romero

Curso: Seminario Poéticas de rupturas

Docente: Raquel Olea

Trabajo: prueba Número II

Nuestro país, Chile, se ha erigido sobre la base de un pensamiento falonarcisista latinoamericano, en donde se han desarrollado distintos imaginarios colectivos, que han respondido y siguen respondiendo al binarismo característico del pensamiento occidental. En este sentido, hablo que la sociedad chilena se ha estructurado en la diferencia biológica que existe entre un hombre y una mujer. Y bajo esta diferencia primaria, se ha establecido todo un orden social, puesto que todos los sujetos están divididos y categorizados por su sexo, en femenino o masculino. Categorización que ha dejado fuera una multiplicidad de voces sin escuchar.

De esta manera y durante mucho tiempo, todos los discursos del país correspondían a dos voces irreconciliables. En efecto, escuchábamos voces de hombres y de mujeres que respondían inequívocamente a su sexo, a su género y su anatomía biológica. No obstante, me pregunto qué sucede con la voz de aquellos individuos no categorizados en esta sociedad falonarcisista, en dónde están esas voces que vociferan discursos desde su diferencia.

Cabe destacar y según lo anterior, que la producción discursiva de esa multiplicidad de voces no categorizadas, voces lesbianas, voces homosexuales, etc., no son una mera producción artístico literaria, ni mucho menos la expresión discursiva de un “otro”, sino que ellas dan cuenta de una resistencia y de una lucha en contra del sistema falonarcisista. Asimismo, esta construcción discursiva, se relaciona íntimamente con la construcción de una identidad, puesto que al hablar se construye. Tal es el caso de La elegida de Lilian Elphick, y del Manifiesto (hablo por mi diferencia) de Pedro Lemebel.

Como bien explicamos al comienzo de este breve ensaño, en la actual sociedad, se ha producido un orden en cuanto a los géneros, el cual ha reproducido inevitablemente una correspondencia entre los conceptos de sexo, género y categoría sexual. En este sentido, un sujeto ha debido imitar, duplicar y realizar una conexión entre estos conceptos, es decir, una hembra biológica debe comportarse socialmente como una mujer y, a la vez debe ser simbólicamente femenina.

Sin embargo, la diferencia existe y, precisamente Lilian Elphick se encarga de develarnos esta problemática. En efecto, en su cuento La elegida se narra la historia de dos mujeres que se encuentran en nuestra ciudad. Digo dos mujeres, puesto que aun cuando sé muy bien que ambas, la protagonista y la elegida, sienten atracción sexual la una por la otra, no puedo ni debo categorizarlas como lesbianas, ya que mi intención de alguna manera se relaciona con la idea de derrocar el sistema falonarcisista, y claramente también éste debe haber sido la propuesta de Elphick, puesto que ella es heterosexual.

En efecto, establecer esta narración desde un lugar geográficamente determinado, Santiago, da cuenta una intención clara por parte de la autora, es decir, derrocar el sistema falonarcisista, puesto que éste ha intentado determinar nuestro actuar. Y en este sentido, enunciar un discurso desde la voz de dos mujeres que tienen un encuentro sexual en un motel, deja en evidencia que en nuestra ciudad, los encuentros homosexuales son reales, contingentes y por sobre todo, que éstos no son una aberración, sino que se relación con una opción consiente de cada individuo.

Según lo anterior, estas dos mujeres a pesar de estar inmersas en la sociedad no se transforman en sujetos generizados, se niegan a responder inequívocamente a la correspondencia de hembra, mujer y femenino. De esta manera, se instalan como individiduas fuera de estos márgenes, puesto que a mi entender, el hecho de sentir atracción sexual entre dos mujeres, no les quita su categoría de individuo o sujeto, puesto que al estar inmerso en una sociedad, ésta se constituye por y con los individuos. Asimismo, esta atracción, tampoco les quita aquello que la naturaleza les regalo, es decir, su cuerpo de mujer.

De esta manera, podemos afirmar que ha existido en la sociedad una tendencia a reproducir que la categoría de sexo, está determinada por el sexo, es decir, a través del sexo biológico, entendido en este caso como la construcción natural del cuerpo, se le adjunta a esa hembra a su correspondiente categoría sexual. Por lo tanto, la sociedad ha empujado a los individuos para que éstos se comporten según su género, lo que en definitiva significa configurar a los sujetos como seres generizados, ya sea en lo masculino o lo femenino. Tal fenómeno, se relaciona con el hecho que la sociedad ha creado una categoría histórica que no ha evolucionado, la cual no ha permitido que se exprese ni la individualidad, ni mucho la esencia de cada sujeto.

Sin embargo, es esta problemática la que ataca Elphick en su cuento. En efecto, ella

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