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Aspectos Psicológicos En Personas De La Tercera Edad En Resdencia Geritrica En Mérida, Yucatan


Enviado por   •  5 de Diciembre de 2012  •  9.314 Palabras (38 Páginas)  •  1.100 Visitas

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CAPÍTULO I.

MARCO CONCEPTUAL

- PROPÓSITO

El propósito del trabajo es conocer que aspectos psicológicos negativos pueden presentar las personas de edad avanzada, es decir que atraviesan la etapa de la “vejez” o “ancianidad” al residir en asilos.

Para ello se procederá a realizar una investigación en torno a los residentes de la institución “Casa Hogar Jesús de la Misericordia” en la ciudad de Mérida, Yucatán; ya que dicha institución se encarga de recibir y ayuda de forma integral a personas que atraviesan esta etapa.

- IMPORTANCIA

Para determinar aspectos de la importancia como la magnitud y trascendencia se tomaron datos del libro “Atención a los ancianos en asilos y casas hogar de la ciudad de México ante el escenario de la tercera ola” por Fernando Quintanar Olguín; así como estadísticas mas actuales del INEGI y la CONAPO.

Según Quintar antes del año 2000 se estimaba que la población de ancianos crecería a 7 millones en México y que en ese entonces las instituciones de atención a la vejez apenas cubrirían los servicios de 2500 residentes, basta ver que el problema es que existían pocas plazas para el cuidado de ancianos en asilos, menos del 0.1% (70 000) de población de ancianos que se esperaba para el año 2000 (7 millones).

Es conforme crezca este sector de la población se incrementara la demanda de plazas en asilos, y lamentablemente el crecimiento de la población de ancianos va en aumento.

En México, de acuerdo con los datos del Consejo Nacional de Población (Conapo), estima que la población de 65 años y más aumentará de 4.8 millones a 17 millones entre 2000 y 2030 y alcanzará 32.5 millones al llegar el año 2050.

Es decir se observa una trascendencia en la problemática en cuanto al número de plazas en asilos de ancianos, que es desconocido actualmente pero se sabe que es insuficiente, por lo planteado anteriormente.

Es así como se pretende conocer como les repercute a los habitantes del asilo residir ahí, será un tema que tomará mayor importancia ya que aunque no se tiene un número certero que indique cuantos ancianos hay en asilos actualmente, si se sabe que este sector de la población seguirá creciendo tal como se planteó en las estadísticas anteriores.

El estudio presentado tiene un enfoque psicológico, específicamente en la rama de la psicogerontología, ya que se busca conocer la influencia psicológica que tienen los asilos de ancianos en sus residentes. También posee un enfoque de carácter sociológico, debido a que uno de los propósitos del estudio es conocer la influencia de los cambios sociales en el comportamiento de un individuo, que en este caso sería el hecho de que un anciano ingrese a un asilo y el efecto social que tenga en él. Así, el desarrollo podría ayudar de forma académica a los interesados en saber los temas de la sociología y psicogerontología mencionados, de igual manera la continuación o extensión de esta investigación.

- PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que la depresión es la cuarta enfermedad que más incapacidad provoca en el mundo. Asimismo, la OMS considera que su frecuencia aumentará en los próximos años y que pasará del cuarto puesto al segundo en esta lista de enfermedades que generan más incapacidad. La depresión es la enfermedad psiquiátrica más frecuente. Cerca del 20% de las personas padecen a lo largo de su vida una depresión. Puede sufrirse una depresión a cualquier edad (1). La depresión se considera uno de los trastornos mentales de mayor complejidad en la tercera edad.

A ello contribuyen una serie de factores, entre los que destacan la frecuente comorbilidad con enfermedades somáticas, la disminución de las funciones cognitivas y la presencia de acontecimientos vitales adversos (2). Al mismo tiempo suele ser la causa más frecuente de sufrimiento emocional en la última etapa de la vida. Los datos sobre el curso, evolución y tratamiento que suelen manejarse para el adulto son inadecuados para la depresión del anciano. Todo ello contribuye a que su diagnóstico se vea dificultado y subestimado.

La vejez verdadera comprende a toda persona hombre o mujer de 60 años de edad o más, en esta etapa de la vida se presentan enfermedades propias de la edad que tienen evolución particular. (3)

Los episodios depresivos pueden darse a cualquier edad y sus síntomas son diferentes en personas de distintas edades (Papalia, 1985). En la tercera edad, la persona sufre de diversas aflicciones más o menos molestas, ha perdido a su cónyuge, hermanos, amigos y a veces a los hijos; toma medicinas que alteran la disposición del ánimo y sienten que no tienen ningún control sobre sus vidas. Cualquiera de estos factores puede hacer que una persona se deprima (Papalia, 1997, p.579). .

En relación a la muerte, el individuo de la tercera edad puede prepararse para morir, se da cuenta que puede morir cuando hay un declive físico y la pérdida de las capacidades hacen que aparezca la idea de la muerte. El cómo hacer preparativos para ésta dependerá de su situación física, social y mental.

El ingreso a una residencia para ancianos puede suponer uno de los cambios que genera mayor estrés en el anciano (Buendia y Riquelme, 1997). Inclusive en la teoría del interiorismo biográfico (Rowles, 1987) el hogar familiar del anciano adquiere connotaciones que subjetivamente trascienden la realidad de un mero espacio físico.

A través de los años y experiencias vividas en el entorno familiar, las distintas partes de la casa han tomado un significado “emocional” en el residente. Abandonar la casa familiar, supone abandonar el escenario donde se desarrollaron partes importantes de su propia vida, que en muchos casos puede resultar necesariamente dolorosa.

La mayor parte de los ancianos viven con sus hijos, pero a veces los cuidados en el hogar son imposibles y la persona mayor ha de ingresar en algún tipo de institución que pueda ofrecer los cuidados requeridos. Aunque sanos emocionalmente, los adultos incapacitados pueden ingresar en una residencia donde se ofrecen cuidados personales, pero no médicos ni sanitarios a nivel profesional. Algunas están dirigidas por familias y tienen espacio para tres o cuatro personas; otras las dirigen empresas y tienen capacidad para veinte o más adultos. La calidad de estas instalaciones varía mucho, algunas ofrecen una atmósfera familiar y otras malos tratos o negligencias. (Hoffman, 1996).

Por lo anterior citado se llega a una pregunta de investigación

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