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Burocratismo


Enviado por   •  20 de Julio de 2013  •  2.067 Palabras (9 Páginas)  •  350 Visitas

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ERNESTO “CHE” GUEVARA, “CONTRA EL BUROCRATISMO”

Publicado por primera vez en el No. 18 de Cuba Socialista (feb. 1963)

Nuestra Revolución fue, en esencia, el producto de un movimiento guerrillero que inició la

lucha armada contra la tiranía y la cristalizó en la toma del poder. Los primeros pasos como

Estado Revolucionario, así como toda la primitiva época de nuestra gestión en el gobierno,

estaban fuertemente teñidos de los elementos fundamentales de la táctica guerrillera como forma

de administración estatal. El "guerrillerismo" repetía la experiencia de la lucha armada de las

sierras y los campos de Cuba en las distintas organizaciones administrativas y de masas, y se

traducía en que solamente las grandes consignas revolucionarias eran seguidas (y muchas veces

interpretadas en distintas maneras) por los organismos de la administración y de la sociedad en

general. La forma de resolver los problemas concretos estaba sujeta al libre arbitrio de cada uno

de los dirigentes.

Por ocupar todo el complejo aparato de la sociedad, los campos de acción de las "guerrillas

administrativas" chocaban entre sí, produciéndose continuos roces, órdenes y contraórdenes,

distintas interpretaciones de las leyes, que llegaban, en algunos casos, a la réplica contra las

mismas por parte de organismos que establecían sus propios dictados en forma de decretos,

haciendo caso omiso del aparato central de dirección. Después de un año de dolorosas

experiencias llegamos a la conclusión de que era imprescindible modificar totalmente nuestro

estilo de trabajo y volver a organizar el aparato estatal de un modo racional, utilizando las técnicas

de la planificación conocidas en los hermanos países socialistas.

Como contra medida, se empezaron a organizar los fuertes aparatos burocráticos que

caracterizan esta primera época de construcción de nuestro Estado socialista, pero el bandazo fue

demasiado grande y toda una serie de organismos, entre los que se incluye el Ministerio de

Industrias, iniciaron una política de centralización operativa, frenando exageradamente la iniciativa

de los administradores. Este concepto centralizador se explica por la escasez de cuadros medios

y el espíritu anárquico anterior, lo que obligaba a un celo enorme en las exigencias de

cumplimiento de las directivas. Paralelamente, la falta de aparatos de control adecuados hacía

difícil la correcta localización a tiempo de las fallas administrativas, lo que amparaba el uso de la

"libreta". De esta manera, los cuadros más conscientes y los más tímidos frenaban sus impulsos

para atemperarlos a la marcha del lento engranaje de la administración, mientras otros

campeaban todavía por sus respetos, sin sentirse obligados a acatar autoridad alguna, obligando

a nuevas medidas de control que paralizaran su actividad. Así comienza a padecer nuestra

Revolución el mal llamado burocratismo.

El burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente

obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su

cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran

número de aprovechados que constituían la "corte" del político de turno. En una sociedad

capitalista, donde todo el aparato del Estado está puesto al servicio de la burguesía, su

importancia como órgano dirigente es muy pequeña y lo fundamental resulta hacerlo lo

suficientemente permeable como para permitir el tránsito de los aprovechados y lo suficientemente

hermético como para apresar en sus mallas al pueblo.

Dado el peso de los "pecados originales" yacentes en los antiguos aparatos administrativos

y las situaciones creadas con posterioridad al triunfo de la Revolución, el mal del burocratismo

comenzó a desarrollarse con fuerza. Si fuéramos a buscar sus raíces en el momento actual,

agregaríamos a causas viejas nuevas motivaciones, encontrando tres razones fundamentales.

Una de ellas es la falta de motor interno. Con esto queremos decir, la falta de interés del individuo

por rendir su servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de

conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal.

Se puede establecer una relación directa y obvia entre la falta de motor interno y la falta de

interés por resolver los problemas. En este caso, ya sea que esta falla del motor ideológico se

produzca por una carencia absoluta de convicción o por cierta dosis de desesperación frente a

problemas repetidos que no se pueden resolver, el individuo, o grupo de individuos, se refugian en

el burocratismo, llenan papeles, salvan su responsabilidad y establecen la defensa escrita para

seguir vegetando o para defenderse de la irresponsabilidad de otros.

Otra causa es la falta de organización. Al pretender destruir el "guerrillerismo" sin

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