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CÓMO CONTRIBUYE EL PATRIMONIO EN LA CONSTRUCCION DE UNA SOCIEDAD INTERCULTURAL.


Enviado por   •  14 de Mayo de 2014  •  1.629 Palabras (7 Páginas)  •  221 Visitas

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Ives Lacoste dice sobre los habitantes del tercer mundo: “Ningún valor les parece más auténtico: ni los del antiguo mundo de cuya insuficiencia y desmoronamiento son conscientes, ni los del mundo nuevo que sigue cerrado para ellos. De ahí ese legítimo sentimiento de una doble frustración: la pérdida de los valores ancestrales y la imposibilidad de alcanzar nuevas riquezas, a la par tan próximas y tan inaccesibles. El tercer mundo está poblado por hombres a la deriva”. Quizás con una expresión más coloquial, este es aún el pensamiento de la ecuatoriana y ecuatoriano promedio, y si son acertados los preceptos, existen las suficientes razones para poner en duda la consistencia del mestizaje cultural, que en los actuales momentos sigue siendo más bien una expectativa, un proyecto, una posibilidad; una meta a la cual pretendemos llegar.

Tomemos nuestra realidad constitucional como referencia. Revisando tan solo los artículos fundamentales de nuestra carta magna, nos encontraremos con lo siguiente:

El Artículo 1 de nuestra constitución vigente nos dice: “El Ecuador es un Estado constitucional de derechos y justicia, social, democrático, soberano, independiente, unitario, intercultural, plurinacional y laico. La constitución establece claramente la interculturalidad como característica esencial de nuestra nación. Los párrafos 2, 3 y 4 del artículo 2, dicen también: “El castellano es el idioma oficial del Ecuador; el castellano, el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará su conservación y uso”. La disposición de las lenguas como herramienta de interacción cultural es clara y precisa; además el estado instituye como oficiales nuestras lenguas ancestrales y estimula al ciudadano a su uso cotidiano. También se establecen como deberes primordiales del Estado el “fortalecer la unidad nacional en la diversidad y proteger el patrimonio natural y cultural del país:” , según los numerales 3 y 7 del artículo 3. Es evidente que la identidad en la diversidad y el patrimonio son elementos de principal interés para el Estado, mostrándose inclusive al mismo nivel que los derechos humanos. Y en el párrafo 2 del artículo 6, se determina: “La nacionalidad ecuatoriana es el vínculo jurídico político de las personas con el Estado, sin perjuicio de su pertenencia a alguna de las nacionalidades indígenas que coexisten en el Ecuador plurinacional , mostrándonos que la inclusión expresa es totalmente necesaria, para fijar la meta de la convivencia de un país tan pequeño y a la vez diferente.

Considerando estos precedentes, es indiscutible la preocupación que el Estado tiene sobre los dos grandes debates políticos de fin de siglo pasado: el del derecho de las minorías étnicas, raciales, de género, etc., y la crisis de la identidad nacional ligados al proceso de globalización y al estallido de las memorias locales, a la vez que establece al patrimonio como un bien de la nación bajo el amparo del estado.

Concibamos que la identidad determina quiénes somos y permite entendernos dentro de raíces históricas y culturales del país, este imaginario se edifica con las prácticas cotidianas y respecto a diversos enfoques, y que la construcción de la nación ecuatoriana tiene bases eurocéntricas que requieren de una descolonización epistémica. En este sentido, el alterar el significado de la epistemología, busca construir nuevos marcos conceptuales y categorías que permitan el desarrollo de un diálogo teórico epistemológico intercultural, en donde la concepción del saber tradicional-académico, no sea vista en la relación de folclor-ciencia. Así, la cultura y el patrimonio como expresión de la formación de ésta en su contexto histórico, son el discurso y símbolo que ubica los lineamientos del proyecto responsable de la articulación de diversos sectores sociales, que a través del tiempo, aparecen como personajes casi irreconciliables.

La comprensión del concepto interculturalidad es necesario buscarla en esta diferencia colonial, la que ha marcado el poder y las relaciones sociales en los últimos siglos, y no en la buena voluntad del término, que más bien invita a una buena relación entre culturas y a una adecuada inclusión de los pueblos indígenas en el estado. Por esta razón es importante entender la interculturalidad desde la visión de los pueblos indígenas, que no busca su inclusión en el estado, sino la posibilidad de romper la condición colonial del poder, que ha construido el concepto de raza y el imaginario del racismo, el cual ha permitido la esclavización y expropiación de sus territorios y otras subjetividades, que han dado lugar a su exclusión y opresión.

En esta propuesta, la convivencia igualitaria en sociedades multiculturales debe garantizar a los ciudadanos poder crecer en su cultura, sin racismos ni discriminación, con la posibilidad de acceder a otras culturas, para que puedan optar por esta convivencia, viviéndola y transformándola, es decir, tener la oportunidad de provocar una ruptura crítica de su tradición cultural. Según Habermas, la construcción de este sistema de convivencia se debe proponer en dos niveles de integración: la integración cultural con fuerte matiz ético, y la integración política que la comparten

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