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Cartas A Quien Pretende Enseñar


Enviado por   •  17 de Octubre de 2011  •  4.364 Palabras (18 Páginas)  •  1.828 Visitas

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Cartas a quien pretende enseñar, Paulo Freire.

Cartas a quien pretende enseñar es un libro escrito por Freire. En él, Freire expone una serie de conexiones existentes entre los componentes de la educación.

Fueron varios los factores los que Freire utilizó como inspiración. Uno de ellos fue la etiqueta impuesta a las maestras en diferentes lugares como América Latina; se les nombraba tías. Esto para Freire era entre otras muchas cosas una desvalorización al trabajo profesional que realizaban las maestras.

El libro está compuesto por diez cartas en las que Freire con un lenguaje coloquial, simple y fácil, pretende establecer un diálogo con el maestro (el lector), no hablar del maestro, sino como bien lo dice hablar con él.

Así es como en la primera carta el autor nos sumerge en lo que enseñar, aprender, estudiar, comprender, escribir y leer conlleva. Cómo es que se pretende desasociar el aprender del enseñar, el estudiar del comprender, el escribir del leer, entre otras relaciones, Paulo Freire nos ilustra el porqué de estas pretensiones y la justificación de la relación innegable entre cada uno de los componentes.

En la segunda carta el autor nos describe un sentimiento natural del ser humano pero vivido en el papel de docente. Con un tacto perceptible pretende que aprendamos a manejar ese miedo y usarlo a favor.

Tercera carta. En este capítulo toma relevancia la crisis que existe en la educación, y no solamente pedagógicamente sino desde la política hasta la ética. Otro aspecto que aquí aparece es la imagen del maestro, es decir, todo lo que está presente como figura básica en la educación y que muchas veces pasa de ser figura básica a sólo un componente más.

En la cuarta y última carta que expondré en este corto ensayo, Freire nos habla de una serie de cualidades que el maestro debe poco a poco ir adquiriendo, para llevar a cabo una labor propia del quehacer docente. Nos habla de la humildad, amorosidad, valentía, tolerancia, decisión, seguridad, paciencia e impaciencia, alegría de vivir y parsimonia verbal.

Cada una de estas cualidades le permiten al docente fundamentar el porqué de su práctica y con esto lograr llevarla a cabo de manera consciente, coherente, lógica y humana.

Al continuar la lectura de las seis cartas restantes, poco a poco me fui percatando de que los temas tocados en cartas anteriores irían de la mano hasta el final del libro.

En la quinta carta, titulada “Primer día de clase”, Freire nos habla del miedo que puede presentarse dentro del maestro. Al inicio de ésta, el autor menciona que al escribir sobre estos temas no existe como objetivo el querer hablar de la verdad, sino de verdades que innegablemente existen, y lo que le permite plasmarlas es la experiencia en el ámbito educativo.

En la quinta carta menciona al maestro que adopta un disfraz autoritario con el afán de esconder sus miedos, estos miedos, dice Freire, son captados fácilmente por los alumnos. Por el contrario, si el maestro se muestra humilde, llegará a él la paz que necesita para controlar esos miedos.

También en este capítulo nos habla del poder que tiene el maestro para incitar la imaginación del alumno.

En la sexta carta, nos expone acerca de las relaciones entre alumnos y maestros. En este capítulo habla de la coherencia que debe existir en las palabras y actos de quienes enseñan, es decir, si el profesor habla de respeto deberá mostrar respeto para con sus alumnos y el resto de la gente, así su palabra tendrá coherencia con sus actos.

Habla también del contexto, tan hablado en Pedagogía. El tema de conocer el contexto y tomar en cuenta las diferencias se ha convertido para mí en obviedad, sin embargo, sé que lo que para mí es obvio para muchos otros no lo es, por esto el que Freire haya abordado el tema me pareció muy apropiado y básico.

Sin afán de quitar valor o importancia a los siguientes capítulos, puedo decir que en mi particular punto de vista las cartas de las que hablé anteriormente fueron las que más describen e ilustran muchas situaciones en el ámbito educativo.

Las siguientes cartas nos hablan de la relaciones existentes, no solo alumno- maestro, sino también con el resto de los pertenecientes a determinada institución, y entre muchas otras cuestiones, nos habla del poder que tiene el maestro para despertar en sus alumnos el hambre por el estudio, el conocimiento, el saber, y su tarea no es sólo transmitir conocimiento, sino que el estudiante sea el productor de ese conocimiento.

Carta 1:

Enseñar-aprender. Lectura del mundo-lectura de la palabra

El enseñar no existe sin el aprender. Estos van de la mano de manera tal que por un lado, quien enseña aprende porque reconoce un conocimiento antes aprendido y, por el otro, porque observando la manera como la curiosidad del alumno aprendiz trabaja para aprehender lo que se le está enseñando.

El aprendizaje del educador al educar se verifica mientras se encuentre disponible para repensar lo pensado y revisar sus posiciones.

El educador no puede aventurarse a enseñar sin la competencia necesaria para hacerlo. Esto no lo autoriza a enseñar lo que no sabe. La responsabilidad ética, política y profesional del educador le impone el deber de prepararse, de capacitarse, de graduarse antes de iniciar su actividad docente.

Estudiar es en primer lugar un quehacer crítico, creador, recreador, no importa si se hace por un cierto contenido que se ha sido propuesto por la escuela, o por curiosidad que viene por la necesidad de la propia reflexión. El acto de estudiar siempre implica el de leer.

Si en realidad estoy estudiando, estoy leyendo seriamente, no puedo pasar una página si no he conseguido alcanzar su significado con relativa claridad.

En la clase, se deben discutir las equivocaciones, los errores y los aciertos de los alumnos, des ocultándose entre ellos, la teoría que se encuentra en su práctica. Difícilmente se repiten los errores y las equivocaciones que se han cometido y que se analizan. Esto es la teoría emergía empapada de la práctica vivida.

Estudiar es des ocultar, es alcanzar la comprensión mas exacta del objeto, es percibir sus relaciones con los otros objetos. Implica que el estudioso se arriesgue, se aventure sin lo cual no crea ni recrea.

Es por eso también por lo que enseñar no puede ser un simple proceso de transferencia de conocimientos del educador al aprendiz. Transferencia mecánica de la que resulta la memorización

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