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Caso De Bioetica


Enviado por   •  11 de Junio de 2014  •  442 Palabras (2 Páginas)  •  294 Visitas

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I. PRESENTACION DEL CASO

Inmaculada Echevarría nació en 1955. Parece que ya en la infancia, hacia los 11 años, comenzó a tener los primeros síntomas de su enfermedad, que fue progresando muy lentamente. Sin embargo, no fue hasta 1995, cumplidos ya los 40 años, cuando la enfermedad fue finalmente etiquetada como distrofia muscular progresiva. En los 2 años siguientes, la progresión de la enfermedad se aceleró hasta desarrollar una atrofia espinal que produjo tetraparesia flácida e insuficiencia ventilatoria secundaria. A partir de enero de 1997 tenía una dependencia absoluta de la ventilación mecánica.

Inmaculada Echevarría era viuda y carecía de domicilio propio. Su única familia era un hijo al que había dado en adopción cuando era muy niño por las dificultades que tenía para cuidarle. A finales de 1997 fue trasladada al Hospital San Rafael de Granada (hospital privado concertado), propiedad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (religiosos católicos), a cargo de la Unidad de Ventilación Mecánica Domiciliaria del Hospital Universitario San Cecilio de Granada (hospital público). Todos los cuidados y tratamientos de la enferma eran costeados por la Consejería de Salud de Andalucía, con cargo a sus presupuestos públicos.

Entre 1997 y 2006, Inmaculada vivió en el Hospital San Rafael. Presentó algunas complicaciones derivadas de su enfermedad, que fueron tratadas y resueltas satisfactoriamente. Su situación clínica era irreversible pero, en conjunto, estable, aunque siempre persistía una lenta evolución progresiva de pronóstico incierto. Tuvo varios cuadros depresivos que respondieron bien al tratamiento.

En 2006 la paciente presentaba una tetraparesia flácida que la mantenía encamada de forma permanente. Únicamente tenía movilidad distal de los dedos, que le permitía pasar las páginas de un libro y leer. Mantenía alimentación por vía oral, aunque precisaba que le dieran de comer. Tenía una capacidad fonatoria reducida, aunque suficiente para expresarse.

Aunque al parecer, en estos 10 años, había expresado en algunas ocasiones su deseo de que se le retirara el respirador, nunca lo había hecho de forma reiterada y firme. Pero el día 18 de octubre de 2006 Inmaculada solicitó a la Dirección del Hospital San Rafael el permiso para dar una rueda de prensa y solicitar públicamente ser desconectada del respirador. En la carta que leyó ante la prensa decía cosas como las siguientes: «asumo mi enfermedad, pero no los métodos artificiales de alargarla de manera inútil, aumentando el dolor y desesperación que ya sufría, y que esperaba se acabara con una muerte natural»; «mi vida no tiene más sentido que el dolor, la angustia de ver que amanece un nuevo día para sufrir, esperar que alguien escuche, entienda y acabe con mi agonía»; «lo único que pido es la eutanasia; no es justo vivir así».

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