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Cuento De Terror Y Edgar Allan Poe


Enviado por   •  30 de Mayo de 2012  •  1.687 Palabras (7 Páginas)  •  1.086 Visitas

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Los Orígenes y tendencias del cuento de terror

Tal y como bien ilustra la conocida frase de H. P. Lovecraft, «La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido», y como es lógico esperar de un género tan estrechamente relacionado con las emociones primitivas, el cuento de horror es tan viejo como el pensamiento y el lenguaje humanos. Efectivamente, el terror aparece como un ingrediente del folklore más antiguo de todas las razas, y cristaliza en las narraciones orales y en las canciones, crónicas y textos sagrados más arcaicos. En efecto, constituyó una característica destacada de la magia ceremonial prehistórica y se desarrolló ampliamente en todas las cultura antiguas, desde la egipcia hasta la celta, cuyas antiguas leyendas eran un medio para intentar encontrar una explicación ante las leyes físicas de un mundo que les resultaba hostil y espantoso. Eran el espejo de las pesadillas, historias surgidas del inconsciente, de los impulsos de destrucción y deseo que se encuentran ocultos en nuestra más profunda y escondida consciencia interior. El germen del terror se encuentra no más allá de la misma naturaleza humana, ese es el motivo de las intensas emociones que lo producen y que él mismo hace nacer.

Pero a pesar de estos antecedentes, más o menos remotos, el relato de terror tuvo sus verdaderas referencias en la literatura fantástica que irrumpió con fuerza en el panorama del romanticismo de finales del siglo XVIII y durante el siglo XIX, tiempo en que los autores clásicos del género rescataron el cuento de terror de la leyenda y el cuento popular. En estos relatos modernos, los eventos sobrenaturales, a diferencia de las leyendas tradicionales, no ocurren en lugares exóticos o ignotos, sino que suceden aquí y ahora, en el entorno cotidiano.

Aún así, no deja de llamar la atención el hecho, aparentemente contradictorio, de que justamente en uno de los períodos históricos más racionalistas, en que la ciencia comienza a dar explicación a algunos de los misterios de la humanidad y el hombre deja de creer en mitos y supersticiones que desde siempre alimentaron su alma de terror, el fantasma comience a poblar una parte no despreciable de la literatura. No es, naturalmente, una obsesión nueva en el hombre, ni tampoco aparece por vez primera en la historia de la literatura, sin embargo, en pocas ocasiones ha despertado tanto interés como en el siglo XIX, y nunca se había erigido, como entonces, en personaje fundamental de un tipo de literatura que, con los años, iría creando sus propias pautas hasta adquirir la categoría de género literario.

Edgar Allan Poe el Maestro y creador del terror mas allá de lo obvio

Maestro indiscutible del arte de narrar que representará la perfecta síntesis de las tradiciones blanca y negra, lo macabro y lo feérico, lo fantástico visionario y lo fantástico interior; su obra nos muestra con igual intensidad a la ensangrentada muchacha que se levanta de la tumba después de permanecer varios días enterrada de La caída de la casa Usher como la sugestión de un asesino psicópata que quiere liberar su alma mediante un monólogo cargado de tensión en El corazón delator.

Los temas de Poe nacen de forma irremediable de su mundo interior: obsesiones, alucinaciones, sueños... se transforman en materia literaria que el escritor elabora y ordena creando mundos habitados por extraños personajes, que actúan movidos por impulsos ajenos a la mayoría de los humanos, a pesar de la tendencia reflexiva y racionalizadora que les suele caracterizar. Sin embargo, la fascinación que los cuentos de Poe ejercen se debe, principalmente, a su capacidad para crear ambientes densos y compactos donde el lector se sumerge de forma irremediable desde el principio hasta el fin. Y es que Poe tenía una gran habilidad para expresar con palabras justas lo que quería decir, sin añadir nada que pudiera estorbar el centro de la historia. Este sentido económico del lenguaje, junto con su capacidad para la creación de mundos herméticos donde la intriga se mantiene hasta el final, hacia el que confluye toda la historia, le han dado la justa fama de creador del relato breve moderno.

Antes de Poe, los cultivadores del relato preternatural habían trabajado generalmente sin comprender la base psicológica del atractivo del horror, y obstaculizados por una mayor o menor adecuación a convencionalismos literarios vacíos tales como el final feliz, la virtud recompensada y, en general, una didáctica moral huera, una aceptación de modelos y valores populares y una imposición a sus propias emociones en el relato, tomando el partido de los defensores de las ideas artificiosas de la mayoría.

Poe, por otra parte, percibía la impersonalidad esencial del artista verdadero, y sabía que la función de la ficción creadora consiste meramente en expresar e interpretar los sucesos y los sentimientos tal como son, sin tener en cuenta hacia dónde tienden o qué demuestran, si el bien o el mal, lo atractivo o lo repulsivo, lo estimulante o lo deprimente, haciendo siempre de cronista vivo e independiente, más que de maestro, simpatizante o vendedor de opiniones. Vio claramente que, para el artista, todas las fases de la vida y del pensamiento

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