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Cultura Ciudadana


Enviado por   •  9 de Julio de 2013  •  841 Palabras (4 Páginas)  •  446 Visitas

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1. ¿Cuáles son los orígenes del concepto de ciudadanía y planteamientos tradicionales en la filosofía política?

Hablamos de que el concepto de ciudadanía, como la mayoría de nuestros conceptos, proviene de la antigua Grecia y Roma, además del término ciudadano que viene de civis latino. En Grecia, ciudadano era aquel que tanto rico como pobre tenía responsabilidad de acudir a la asamblea y tomar parte de debates públicos acerca de los problemas de la ciudad. Los cargos públicos se asignaban por sorteo y para estimular la participación de los ciudadanos pobre se establecieron incentivos. Tres principios regían la participación en la asamblea:

Isonomía: que los ciudadanos tenían igualdad ante la ley

Isegoría: cualquiera tenía derecho a hacer uso de la palabra

Koinonía: que consistía en alcanzar el bien común y no el particular

A diferencia de los griegos los romanos creían que el ciudadano era aquel que tenía protección jurídica y con ella podía reclamar unos derechos.

La historia del concepto de ciudadanía ha sido larga, aunque sólo recientemente se ha concretado en una serie de modelos cuyo sentido y efectividad dependen del diálogo que se establezca con el itinerario experimentado por este concepto. Pasado, presente y futuro de la ciudadanía están relacionados a través de un principio que explica la virtud democrática y el fin último de la política y la moralidad

Aunque el concepto de ciudadanía se relaciona habitualmente con el ámbito de la modernidad, su nacimiento se produjo realmente mucho antes, concretamente hace unos 2.500 años, en la época de la Grecia clásica. Poco a poco, tras muchos esfuerzos y vaivenes, la idea de ciudadanía ha ido ampliando su vigencia y afectando cada vez a más esferas de la realidad. También ha ido ampliando los derechos vinculados al concepto en sí, de manera que, si en un principio sólo se beneficiaba de ellos una pequeña élite, más recientemente el marco se ha ampliado de manera notable, hasta alcanzar una igualación considerable. En este sentido podemos hablar, incluso, de un progreso que se ha ido encaminando, en etapas ya muy cercanas, hacia una “ciudadanía universal” que trasciende diferencias nacionales, religiosas o culturales.

De sociedades identitarias y excluyentes, hemos pasado, principalmente en el ámbito de las democracias occidentales (sólo una tercera parte de los países son sistemas democráticos), a sociedades plurales y multiculturales en las que priman identidades sociales múltiples. También, de un tipo de ciudadanía vertical hemos pasado a uno horizontal, en el que las identidades no se heredan automáticamente, sino que se articulan individualmente de un modo reflexivo.

¿Por qué es tan importante para nuestro mundo

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