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DELITOS SOBRE EL ORDEN PUBLICO


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  2.616 Palabras (11 Páginas)  •  393 Visitas

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DELITOS CONTRA EL ORDEN PÚBLICO

GENERALIDADES

Los delitos contra el orden público vienen recogidos en el Título XXII del Libro II del Código Penal, que comprende siete capítulos en los que se tipifican las siguientes conductas delictivas: sedición (arts. 544 a 549), atentados contra la autoridad, sus agentes y los funcionarios públicos (arts. 550 a 553), maltrato a Fuerza Armada (art. 554), resistencia y desobediencia (art. 556), desórdenes públicos (arts. 557 a 561), tenencia, tráfico y depósito de armas, municiones o explosivos (arts. 562 a 570) y delitos de terrorismo (arts. 571 a 580).

La rúbrica del Título XXII del nuevo Código Penal, «Delitos contra el orden público», responde a una tradición legislativa nacida en el Código Penal de 1870, que denominaba de esta forma el Título III del Libro II y en el que incluía, entre otros delitos, la rebelión, sedición, atentados, desacatos y desórdenes públicos. El Código Penal de 1944, al suprimir este título, incluyó los delitos mencionados dentro de una rúbrica más amplia, concretamente en el Título II («Delitos contra la seguridad interior del Estado»), dándole un contenido evidentemente político, que se ha mantenido hasta el Código Penal de 1995.

Como señalan LÓPEZ GARRIDO y GARCÍA ARÁN, el concepto de orden público ha sido tradicionalmente difícil de establecer, especialmente por su aptitud para legitimar cualquier intervención del poder público, y, consecuentemente, para ser puesto al servicio de regímenes autoritarios en la limitación de las libertades, ampliándose extraordinariamente el concepto de orden público hasta identificarse prácticamente con el orden jurídico y político establecido que se altera ante la falta de acatamiento por parte de los ciudadanos.

Añaden que el rechazo a esta concepción omnicomprensiva ha conducido al establecimiento de un concepto estricto de orden público, como equivalente a la paz y la tranquilidad en las manifestaciones externas de la convivencia colectiva. Este carácter restrictivo del concepto le hace, en principio, adecuado para centrar en él la protección penal propia de un Estado democrático.

Sin embargo, si analizamos los delitos que comprende el Título XXII del nuevo Código Penal podemos observar que algunas figuras delictivas no se corresponden con este concepto restrictivo de orden público como equivalente a la protección de la tranquilidad de los ciudadanos. Así, por ejemplo, los delitos de atentado, resistencia y desobediencia o la tenencia, tráfico y depósito de armas, municiones o explosivos no tienen que ir necesariamente unidos a una finalidad de alteración del orden.

Conviene también poner de relieve la disposición contenida en el artículo 562, que integra el Capítulo IV del Título XXII, aplicable a los delitos expresados en los capítulos anteriores (sedición, atentado, maltrato a Fuerza Armada, resistencia y desobediencia y desórdenes públicos), en donde se establece que en el supuesto de hallarse constituido en autoridad el que cometa cualquiera de los delitos mencionados, la pena de inhabilitación que estuviese prevista en cada caso se sustituirá por la inhabilitación absoluta por tiempo de diez a quince años, salvo que dicha circunstancia esté específicamente contemplada en el tipo penal de que se trate (V. atentados contra autoridades, sus agentes y funcionarios; terrorismo; desórdenes públicos; maltrato de obra a centinela o fuerza armada; rebelión; desobediencia; tenencia y tráfico de armas y explosivos; sedición).

IMPORTANCIA DE LOS DELITOS DE ORDEN PÚBLICO

Siguiendo los pasos de la doctrina que había criticado el epígrafe del texto original, dada la extensión del concepto de orden público, las leyes 17.567 y 21.338 habían asignado a este título el de delitos contra la tranquilidad pública,

que es realmente el bien jurídico aquí protegido. Al derogarse

la última ley, se vuelve a la antigua denominación.

Se ha dicho, con razón, que la tranquilidad pública es una situación

subjetiva: sensación de sosiego de las personas integrantes

de la sociedad, nacida de la confianza de que pueden vivir en una

atmósfera de paz social, puesto que sus individuos ajustarán sus conductas

a las reglas fundamentales de la convivencia.

Los delitos que comprende este título quiebran esa tranquilidad,

produciendo una alarma colectiva al enfrentar a los integrantes de

la sociedad en que se producen, con la posibilidad de tener que sufrir

hechos marginados de la regular convivencia, que los pueden atacar

indiscriminadamente (a cualquiera de ellos o a un grupo de ellos).

En realidad, el orden público tiene para el mundo derecho múltiples manifestaciones, según sea el área jurídica en que se analice. En términos muy generales puede decirse que integra el orden público todo aquello que viene impuesto por la autoridad a las personas, y que actúa como límite a su libertad. De este modo, en Derecho privado, el orden público actúa como un límite a la autonomía de la voluntad en virtud del cual resultan nulos los actos o contratos cuyo contenido sea contrario a los intereses colectivos de una comunidad, manifestados en principios y reglas de Derecho.

DETENCION DE PORTE DE ARMAS

El porte ilícito de armas está establecido como una conducta delictiva en la cual se aplica la privación de libertad y la confiscación del arma, en la actualidad en nuestro país, el porte ilícito de armas es uno de los mayores delitos que se cometen, muchas de estas armas son consideradas armas de guerra y como tal no se puede optar a un porte legal para las mismas, en caso contrario para las que no son consideradas armas de guerra existe un porte legal, luego de haber cumplido con ciertos requerimientos establecidos en la ley.

Una forma de demostrar que el uso de armas ilícitamente es uno de los mayores delitos que existen en la actualidad en nuestro país, es la decisión tomada por el director de la policía científica, comisario Wilmer Flores Tropel, el cual en sus declaraciones manifiesta que existe una sobrepoblación desde el 2010 cuando Dispositivo Bicentenario de Seguridad comenzó la aplicación de los llamados “madrugonazos al hampa” en las principales ciudades del país, lo que demuestra

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