De Mayor Quiero Ser Como Ellos

“De mayor quiero ser como ellos”

Esta mañana no he dejado que sonara el despertador, de un sopapo fulminante le he puesto una mordaza, impaciente llevo desde el amanecer en duermevela, por fin voy a hacer realidad mi sueño, estoy a un pasito de recibir clases en la universidad. Boto de la cama, arrastro los pies por el pasillo hasta llegar a trompicones a la cocina, el tarro del café por poco se me resbala de las manos, el sonido del microondas termina de despertarme. Por suerte el día no es tan caluroso como los anteriores. De un rápido vistazo al armario elijo el camisero beige que compre en las rebajas el día que fui a por colonia y crema para el contorno de ojos, ese que al pasar por su lado se me echo encima, además era de mí talla, calzada con las sandalias de rafia y cuña de cáñamo más la rebeca de algodón marrón por encima de los hombros voy divina de la muerte.

Me dirijo con mucho tiempo al aparcamiento del campus, temiendo no encontrar sitio. Como todos los buenos estudiantes lo primero que visito es la cafetería, está bastante concurrida como era de esperar, a través de un hueco en la barra pido un zumo de piña, mientras con la mirada busco una mesa donde sentarme, abro el bolso, cojo el monedero y aprovecho para hacer una ligera inspección: gafas, clínex, móvil, bolígrafos, apuntes de versos para el taller de la próxima edición de Cosmopoetica, pintalabios y paraguas, nunca se sabe estamos en tiempo de tormentas, los impresos para hacer la matricula, solicitar la beca, fotos para el expediente académico y el carnet universitario, con él hacen descuentos en los cines y transportes públicos, sobre todo lo pienso utilizar como pasaporte para acceder al mundo inventado y real de la biblioteca universitaria.

Estoy sobre ascuas repasando el programa del curso académico, algunas de las materias me dan un poco de desasosiego, no sé si estaré preparada para asimilar todo ese aprendizaje, pero como dice tía Pili, de los cobardes nunca se ha escrito nada. La mañana ha trascurrido con la rutina de todos los días, si al abrir la ventana hubiera contemplado una calle nevada creería que estaba en “el día de la marmota”, solo la ha roto la elección en el departamento de librería de unos grandes almacenes (mejor no decir nombres por lo de la

publicidad encubierta) de la carpeta para llevar todo lo que necesito para mi primer día universitario.

Sin darme cuenta estoy delante del tablón de anuncios, hay mogollón de gente, un fragor de conversaciones aparcadas desde el anterior curso se encarama por encima de todos. Intento llegar a la primera fila (lo creo difícil), espero que este puesta alguna circular donde indique las aulas que corresponden a las distintas disciplinas. No todos los alumnos son primerizos, se les nota un desparpajo del que yo carezco por ser novata. Decido acercarme a un grupo y preguntarles, al momento una compañera se ofrece a guiarme, es muy cordial, tiene un acento muy lindo con eses y vocales cadenciosas, presumo que es cubana.

A primera hora Historia del Arte. Casi no encuentro donde sentarme, hay lleno hasta la bandera. El profesor, un chico bastante majo, está ya en la tarima tratando de poner en marcha el cañón de audiovisuales, cuando por fin consigue que funcione se vuelve hacia nosotros presentándose y dándonos la bienvenida. La primera exposición nos deja patitiesos, en la pantalla gigante un urinario de porcelana blanca. Con Marcel Duchamp y los dadaístas hemos topado, cuestionan la validez del arte mismo, según ellos cualquiera puede ser un artista y cualquier cosa puede ser arte. La de cosas que se me están ocurriendo expuestas en una galería o museo.

Para la siguiente asignatura entro en otra aula arropada por mis nuevos compañeros, como si nos conociéramos de toda la vida. Una mujer menuda Licenciada en Historia, escritora e investigadora de reconocido prestigio dentro y fuera del ámbito universitario, es la encargada de impartir la clase, en cuanto empieza a hablar capta nuestra atención con sus explicaciones y comentarios, en un segundo me transporta al Renacimiento y a la Monarquía Universal del Imperio de Carlos V.

Los miércoles el catedrático me sorprende por su forma de analizar la información geopolítica-económica internacional, parece que va por delante de los acontecimientos, demuestra los jóvenes que son algunos países, lo

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