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Desarrollo Primer Nivel Linguistico


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2012  •  1.979 Palabras (8 Páginas)  •  1.410 Visitas

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PRIMER NIVEL LINGÜÍSTICO

( 12 A 30 MESES)

Este período se inicia con la expresión de la primera palabra, a la que se le otorga una legítima importancia como el primer anuncio del lenguaje cargado de un propósito de comunicación.

Sin embargo, no se puede decir con precisión cuándo comienza, cuándo se puede hablar de la "primera palabra", ya que los estudios al respecto se basan en su mayoría en las informaciones que dan las madres.

Las niñas empiezan a hablar un poco antes que los niños. Por otro lado, aparte del sexo, tomando como referencia las peculiaridades individuales, un niño puede demorarse más que otros en una etapa y pasar rápidamente por otra, condicionando la aparición de la primera palabra en los niños en cronologías distintas.

La etapa lingüística se considera en forma un tanto amplia, desde aproximadamente el 12do. mes (un año de edad), pasando el niño de las variadísimas emisiones fónicas del período prelingüístico a la adquisición de fonemas propiamente dichos en el plano fonológico (articulaciones fonemáticas), perfeccionándose también el aspecto semántico y sintáctico de las palabras a medida que el niño crece.

Dentro del período lingüístico se consideran las siguientes subetapas:

a) De los doce a los catorce meses de edad

Durante el primer año de vida el niño ha ido estableciendo toda una red de comunicación gestual, vocal y verbal con la familia. Las primeras expresiones vocales eran simples sonidos con una significación únicamente expresiva. Las expresiones verbales, sin embargo, son sonidos o grupos de sonidos que hacen referencia a algunas entidades del medio (objetos, personas, situaciones, acontecimientos, etc.). Esta secuencia de sonidos no forman todavía parte de la lengua. Las expresiones vocales como las verbales son formas de expresión prelingüística.

A partir de los 12 meses (un año), incluso desde los 11 meses, el niño comienza a producir secuencias de sonidos bastante próximos a los elementos lexicales de la lengua adulta, o sea las palabras. Estas formas verbales próximas a la palabra, van precedidas de producciones fónicas estables que contienen elementos de significación, constituyendo estas emisiones un anticipo de la capacidad del niño para utilizar un significante que comunique un significado.

De esta forma el niño comienza con el desarrollo lexical, contando en su repertorio lingüístico 3 a 5 palabras (mamá, papá, tata, caca, etc.). Empieza también a utilizar las formas fonéticamente convencionales de la comunidad lingüística; sin embargo, aunque el niño de un año emplea idénticas palabras que el adulto, todavía no le atribuye el mismo significado a las cosas, debido precisamente a su escaso repertorio lexical.

Entre los 13 y 14 meses, emite frases de una sola palabra o elementos con varios significados. Una vez que el niño ya está articulando palabras propiamente tales, insertas en un balbuceo rico en matices paralingüísticos, se va configurando la etapa de los enunciados de una palabra, con valor semántico y pragmático, en que difícilmente se puede hablar de “función gramatical”.Aquí el niño ya ha entrado en la gran etapa de la comunicación verbal, la que se entrelazará en adelante con los diferentes recursos de la comunicación no verbal.

Las producciones iniciales lingüísticas, correspondientes una palabra, encierran el valor de toda una oración, por eso se les llama holofrases o palabras-frases.

Este tipo de emisiones combinan las funciones del sustantivo y del verbo y se refieren a acontecimientos globales no definidos con precisión como objetos ni como acciones. No sólo son expresivas de una referencia a ciertos hechos externos sino que también reflejan los estados y las reacciones actitudinales del niño; pueden expresar tanto una aseveración como una orden y ser sumamente específicas o muy generales.

En esta etapa de aproximadamente seis meses, hay un incremento relativamente lento de “vocabulario”, en relación con el ritmo de crecimiento de las etapas posteriores, lo que resulta plenamente comprensible.

El niño está comenzando a darse cuenta del efecto de sus producciones vocales en el contexto de la comunicación, siendo algunas de ellas acogidas y repetidas con notable alegría por parte del adulto.

Si bien se trata normalmente de sustantivos (comunes y nombres de personas) desde el punto de la gramática del adulto, el niño está expresando algo más que una palabra o idea cada vez. Así “aba” (= agua) querrá decir: ¡quiero agua!, ¡está rica el agua!, ¡mira el agua!, etc.

Está aprendiendo paulatinamente algo tan asombroso como reemplazar con una etiqueta lingüística formas no verbales de comunicarse y, además, que todas las cosas tienen un nombre.

Por esta época, los primeros pasos de comunicación verbal del niño se caracterizan por un incremento en la "denominación", pues, ya sabe utilizar el nombre de las personas de la familia y otros próximos a él, y cuando comienza su "conversación" emplea palabras que sirven de reclamo o llamada: "¡mía, mía!" (Mira, mira), etc.

A esta edad, la indicación o señalización que apareció a los 10 meses ya va acompañada de la palabra que se refiere al objeto. El niño dice palabras que designan bien el objeto de la acción, la acción misma o la persona que ha de realizarla, aunque todo esto lo hace apoyándose todavía en los gestos.

El niño comienza a comprender también los calificativos que emplea el adulto (bueno, malo, agradable o desagradable). Igualmente comprende la negación y la oposición del adulto, e incluso la interrogación como actitud.

Desde los 12 meses de edad inicia un largo y complejo proceso de desarrollo y, paulatinamente, los significados que atribuye a las palabras se van aproximando a los significados atribuidos por el adulto. Pero, para que esto ocurra de una manera óptima, es importante que los padres estimulen léxicamente al niño, tratando de asociar siempre en las "conversaciones" el significado fónico (palabra hablada) con el significado (objeto al que hace referencia la palabra), para que el niño asocie y fije la relación en su cerebro.

En este proceso, es conveniente que los adultos utilicen sustantivos, adjetivos y acciones que forman parte de la vida diaria del niño. Esto, sin duda, contribuye de manera directa y eficaz al desarrollo del lenguaje, de la inteligencia y demás áreas con las que este aprendizaje se relaciona.

b) De los quince a los dieciocho meses de edad

A los 15 ó 16 meses

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