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Enviado por   •  30 de Agosto de 2014  •  5.484 Palabras (22 Páginas)  •  154 Visitas

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La lectura

y la sociedad del conocimiento

José Antonio Millán

Índice

I. De la información al conocimiento

La información como punto de partida

Tenerlo todo: no tener nada

La llave de plata

¿Qué hay en la lectura?

Dar forma a la información

Hasta aquí

II. Las raíces de la lectura

Escuchar con los ojos

Desde el principio

Leer imágenes

Crecer en la lectura

Una sociedad lectora

El papel del libro, y el libro de papel

Y es hora de recapitular

A modo de preludio

Nota previa: En el 2000, y por encargo de la Federación de Gremios de Editores de España, escribí un opúsculo sobre la lectura que, gracias a su licencia de reproducción, se ha vuelto a publicar muchas veces tanto en forma impresa como en línea. Casi cuatro años después, con ocasión de incorporarlo a mi web lo he releído y, como es lógico, he comprobado que si hoy lo reescribiera cambiaría ciertas cosas, pero he preferido dejarlo como está y apostillarlo en el margen izquierdo.

Comentarios a

La lectura y la sociedad del conocimiento

Fuente de la cita de Cervantes

(se encuentra en el tercer párrafo)

I. De la información al conocimiento

—Ahora digo —dijo a esta sazón Don Quijote—

que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho

sobre la expresión «sociedad de la información»:

Information society, sociedad de la información, societé de l'information

La información como punto de partida

La «sociedad de la información» se nos presenta como una realidad al tiempo dominante y huidiza; pero que eso no nos asuste. Sepultados por miríadas de nuevos términos, por convulsiones empresariales y financieras, por promesas y despliegues asombrosos, no hemos tenido aún el reposo suficiente para analizar qué hay en realidad dentro de ella, e incluso más: qué hay para nosotros, qué nuevos márgenes de acción nos permite.

How Much Information? 2003

La información nos rodea desde hace décadas, creciendo exponencialmente: hace treinta años, la documentación de construcción de un gran avión pesaba tanto como la propia aeronave. Hoy las cosas son del mismo modo, pero la documentación ya es mayoritariamente digital. Igual que las revistas científicas, en número constantemente creciente; y los corpus de leyes y jurisprudencias locales, autonómicas, nacionales y comunitarias; y las noticias sectoriales, generales y locales; y las informaciones de las empresas; y las transacciones corporativas; y un océano de patentes, de informaciones sobre procesos y productos. A ello hay que sumar los esfuerzos gigantescos por incluir en formato digital muchos de los libros y revistas de las grandes bibliotecas; y los documentos de los archivos.

¿Nos olvidamos de algo? Por supuesto: de los datos sobre los datos. Los catálogos: de nuevas cosas y de antiguas bibliotecas y archivos, los directorios, los resúmenes y las bibliografías, los compendios de informaciones: por área geográfica, por personas, por tema, por fecha... ¿Y los datos sobre datos sobre datos? Pues también: ahí están los catálogos de catálogos, los descriptores de descriptores; los recursos sobre recursos...

La web pública tendría hoy en día 4.000 millones de páginas estáticas, de páginas dinámicas, un número cientos de veces mayor; la web profunda (paginas de intranets o por contraseña) es miles de veces mayor que la web pública.

Ricardo Baeza-Yates, "Excavando la Web", El profesional de la información, vol. 13, nº 1, enero-febrero del 2004

Es difícil no sentir vértigo: a una sociedad en crecimiento constante y que genera ingentes cantidades de documentos, se une la recuperación de gran parte del acervo producido en épocas anteriores, y a todo ello las herramientas para organizarlo y ordenarlo. Todo pasa a formato digital; todo acaba formando parte de la Web: todo está al alcance de la mano. Unas como informaciones abiertas, accesibles a cualquiera; otras, de acceso restringido. Pero la masa total es ingente: medio billón de páginas web, según los últimos datos; es decir: quinientos mil millones de páginas de información... al otro lado de la pantalla.

¿Cómo comprender su magnitud?: supongamos que se reparte una obra del tamaño de la enciclopedia Espasa a cada hombre, mujer, adolescente, bebé o anciano de Madrid (por tanto, muchas casas recibirían varias obras, y acabarían con cuatro o cinco paredes cubiertas por ellas). Ahora pensemos: todas las obras son diferentes. Y a continuación: podemos hojear cualquiera de ellas. Inmediatamente.

¿Qué experimentamos? ¿Felicidad o vértigo?

La biblioteca de Babel (no respondo de la edición)

Tenerlo todo: no tener nada

Lo contó Borges en forma alegórica en su célebre relato La biblioteca de Babel. Esa fabulosa biblioteca

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