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DISLEXIA, DISGRAFÍA, DESCALCARÍA


Enviado por   •  9 de Mayo de 2013  •  Exámen  •  807 Palabras (4 Páginas)  •  364 Visitas

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DISLEXIA, DISGRAFÍA, DESCALCARÍA

El término DISLEXIA nació para describir la dificultad en el aprendizaje de la lectura, escritura y/o cálculo en personas que no sufren déficit intelectual, sensorial o psicológico que la explique.

Más adelante fueron surgiendo otros términos para describir problemas en una sola de las habilidades; La DISGRAFÍA se asociaría a dificultades más focalizadas en la escritura o en la ortografía (disortografía). La DISCALCULIA afectaría más a los números y a la mecánica de las operaciones básicas.

En la España de los 80, cualquier alumno normal que sufriera dificultades, independientemente de su edad y de la gravedad de los síntomas, era sospechoso de tener “dislexia” (al igual que tenemos “disfonía”, más allá de la edad en que aparezca y de la gravedad de la ronquera).

Tras años de dudas sobre las causas y fracasos en las soluciones, fueron surgiendo nuevas teorías y nuevas metodologías que lejos de mejorar, empeoraron la situación.

Se comenzaron a publicar conclusiones basadas en supuestos estudios “científicos” que terminaron por clasificar las dificultades para leer en múltiples grupos según los síntomas o la evolución que conseguían.

Como consecuencia se han desarrollado pruebas que diagnostican “retraso lectoescritor”, inmadurez lectoescritora”, “dislexia evolutiva”, “dislexia madurativa”, “dislexia adquirida”, “dislexia fonémica”, “dislexia fonológica”, etc. y que, por supuesto, cuando llega el momento de pasar a SOLUCIONARLO, no se dan garantías de eficacia metodológica al menos que esperemos unos años de evolución.

Las consecuencias son muy graves. El 80% de los “disléxicos” son confundidos con “cortitos”, “inmaduros”, “inatentos”, “inquietos” o “malcriados” y por tanto las recetas para solucionarlo irán girando entre la repetición de curso para que vaya madurando, los cambios disciplinarios o el intento de mejora de la capacidad de atención (que termina en muchos casos convirtiéndose en “el timo de la pastillita”, obligando al niño a drogarse a diario con metilfenidato para que lea mejor y atienda más).

Gracias a la utilización de técnicas de neuroimagen (RMF, PET…) los estudios neurológicos han podido descubrir que el origen de estas dificultades radica en los cerebros con inteligencia de predominio no verbal.

Su preferencia les lleva a intentar procesar la información visualizándola. Ante la imposibilidad de hacerlo (la mitad de las palabras son abstractas) utilizarán inconscientemente su imaginación para percibirlas (al igual que “mesa” se entiende cuando vemos una tabla con patas, estos cerebros quieren “ver” que hay detrás de palabras como “la”, “de”, “por”o “le”, produciendo sin querer las distorsiones que le van a impedir aprender esos símbolos

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