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Division Social Del Trabajo


Enviado por   •  12 de Octubre de 2012  •  3.140 Palabras (13 Páginas)  •  762 Visitas

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DIVISIÓN SOCIAL DEL TRABAJO

Separación de distintos tipos de trabajo en la sociedad de modo que los productores se concentran en determinadas ramas y clases de producción. La división social del trabajo se refleja en la división de la economía nacional en sectores (industria, construcción, agricultura, transporte etc.) y en ramas de la producción (industria ligera, construcción de maquinaria, metalurgia, ganadería, horticultura, etc.). La división social del trabajo, así como la división del mismo en una empresa, implica una especialización profesional de los trabajadores de la producción. El grado de desarrollo de la división social del trabajo caracteriza el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. La primera gran división social del trabajo —separación de las tribus dedicadas a la ganadería— contribuyó a elevar sensiblemente la productividad del trabajo y creó las premisas materiales para el nacimiento de la propiedad privada, de la sociedad de clases. La segunda gran división social del trabajo —los oficios se separaron de la agricultura— contribuyó a la ulterior elevación de la productividad del trabajo y, junto a la primera gran división social del trabajo, hizo que se ampliara la producción de artículos destinados especialmente al cambio y que creciera la producción mercantil. El desarrollo de la economía mercantil y la ampliación del mercado condicionaron el surgimiento de la tercera gran división social del trabajo: la formación de la clase de los mercaderes. El progreso de la división social del trabajo en las sociedades basadas en la explotación presenta un carácter clasista antagónico y en parte encuentra su expresión en el nacimiento y desarrollo de la oposición entre la ciudad y el campo, entre el trabajo intelectual y el trabajo físico. Bajo el capitalismo, la división social del trabajo se desarrolla espontáneamente. El desigual avance de las distintas esferas y ramas de la producción, la anarquía de la producción social y la enconada lucha competitiva provocan una constante desproporción y un despilfarro incesante del trabajo social. En la economía capitalista la producción se especializa con miras a obtener ganancias. El proceso de desarrollo de la división social del trabajo acentúa el carácter social de la producción capitalista, creando las premisas materiales del socialismo. La división social del trabajo llega a rebasar los límites de la economía nacional, el comercio internacional se desarrolla sobre la base de la gran producción maquinizada y estas circunstancias hacen que surja la división capitalista internacional del trabajo (ver). Bajo el socialismo, la división social del trabajo se diferencia por principio de la división del trabajo en el régimen capitalista. Se desarrolla según un plan con miras al crecimiento de la producción social y a la elevación de la productividad del trabajo y ello con el fin de satisfacer las necesidades de la sociedad y de cada uno de sus miembros. El emplazamiento socialista de la producción, la especialización y la cooperación de las empresas abren amplias posibilidades para que se utilicen de manera más completa y eficiente el potencial de producción, los recursos laborales y materiales. Con el nacimiento del sistema socialista de economía mundial, la división social del trabajo rebasa el marco de los diversos pulses socialistas, aparece la división socialista internacional del trabajo.

SURGIMIENTO DE LA PROPIEDAD PRIVADA, LAS CLASES SOCIALES Y LA DESINTEGRACIÓN DE LA COMUNIDAD PRIMITIVA.

Cuando la productividad del trabajo permitió la acumulación de algunos excedentes y se produjo el atesoramiento, la sociedad primitiva comenzó su crisis, el matriarcado dejó paso al patriarcado por la necesidad de legar al primogénito los tesoros. Esto transformó no solo la organización de la sociedad y la familia, sino también del trabajo.

"A consecuencia del desarrollo de todos los ramos de la producción - ganadería, agricultura, oficios manuales domésticos-, la fuerza de trabajo del hombre iba haciéndose capaz de crear más productos que los necesarios para sus sostenimiento. También aumentó la suma de trabajo que correspondía diariamente a cada miembro de la gens, de la comunidad doméstica o de la familia aislada. Era ya conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la guerra la suministró: los prisioneros fueron transformados en esclavos. Dadas todas las condiciones históricas de aquel entonces, la primera gran división social del trabajo, al aumentar la productividad del trabajo, y por consiguiente la riqueza, y al extender el campo de la actividad productora, tenía que traer consigo necesariamente la esclavitud. De la primera gran división social del trabajo nació la primera gran escisión de la sociedad en dos clases: señores y esclavos, explotadores y explotados.

Nada sabemos hasta ahora acerca de cuándo y cómo pasaron los rebaños de propiedad común de la tribu o de las gens a ser patrimonio de los distintos cabezas de familia; pero, en lo esencial, ello debió de acontecer en este estadio. Y con la aparición de los rebaños y las demás riquezas nuevas, se produjo una revolución en la familia. La industria había sido siempre asunto del hombre; los medios necesarios para ella eran producidos por él y propiedad suya. Los rebaños constituían la nueva industria; su domesticación al principio y su cuidado después, eran obra del hombre. Por eso el ganado le pertenecía, así como las mercancías y los esclavos que obtenía a cambio de él. Todo el excedente que dejaba ahora la producción pertenecía al hombre; la mujer participaba en su consumo, pero no tenía ninguna participación en su propiedad. El "salvaje", guerrero y cazador, se había conformado con ocupar en la casa el segundo lugar, después de la mujer; el pastor, "más dulce", engreído de su riqueza, se puso en primer lugar y relegó al segundo a la mujer. Y ella no podía quejarse. La división del trabajo en la familia había sido la base para distribuir la propiedad entre el hombre y la mujer. Esta división del trabajo en la familia continuaba siendo la misma, pero ahora trastornaba por completo las relaciones domésticas existentes por la mera razón de que la división del trabajo fuera de la familia había cambiado. La misma causa que había asegurado a la mujer su anterior supremacía en la casa -su ocupación exclusiva en las labores domésticas-, aseguraba ahora la preponderancia del hombre en el hogar: el trabajo doméstico de la mujer perdía ahora su importancia comparado con el trabajo productivo del hombre; este trabajo lo era todo; aquél, un accesorio insignificante. Esto demuestra ya que la emancipación de la mujer y su igualdad con el hombre son y seguirán siendo imposibles

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