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EL COMIENZO DEL CAMBIO LA EDUCACION, EL AMBIENTE Y LA CALIDAD DE VIDA.


Enviado por   •  14 de Julio de 2012  •  15.201 Palabras (61 Páginas)  •  719 Visitas

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EL COMIENZO DEL CAMBIO

LA EDUCACION, EL AMBIENTE Y LA CALIDAD DE VIDA.

INTRODUCCION

Este articulo de El Dr Rodado y su esposa, me hace pensar que hay mucho por hacer y cambiar algunos paradigmas de la educación, solo soy un servidor y representante de los que no pueden reclamar porque están en sus campos produciendo alimento o son marginados o desplazados, son muchos los que no reclaman, alguien tiene que hablar por ellos y escribir para ser realidad un mundo mejor.

Derian Restrepo Gallego

Promotor Agroecologico

A través de PNUD, las naciones unidas definen el desarrollo humano como proceso mediante el cual se amplían las opciones u oportunidades para individuos Entre ellas, las consideran esenciales son: vivir una vida larga y saludable, adquirir conocimientos a través de una educación y tener acceso a los recursos necesarios para disfrutar de una vida digna. Según este enfoque, el proceso de desarrollo debe crear un ambiente propicio para que las personas, ya sea individual o colectivo., puedan cultivar a plenitud sus capacidades y encontrar oportunidades razonables para utilizarlas en una vida productiva y creativa.

En la definición de desarrollo humano no se considera explícitamente la dimensión ambiental, que constituye una parte integral de la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras. En el libro titulado” LA TIERRA CAMBIA DE PIEL”, escrito por CARLOS RODADO NORIEGA y su esposa ELIZABETH GRILALBA DE RODANO, plantean la necesidad de incorporar la calidad del ambiente como uno de los elementos esenciales del bienestar.

El concepto de calidad de vida es más comprensivo que el del desarrollo humano y abarca una impresionante diversidad de variables que la agrupan en cuatro grandes componentes:

1. Nivel de vida( lo económico),

2. Condiciones de vida (lo social ),

3. Medio de vida ( lo ambiental) y

4. Las relaciones de vida (La parte mental o consiente del ser humano).

Nos preguntamos luego de que depende esas dimensiones, y la conclusión a la que llegamos después de análisis exhaustivo de cada una de ellas es que la educación es el factor que integra y determina de manera fundamental a los cuatro grandes componentes de la calidad de vida.

La educación es el medio idóneo para transmitir y ampliar el conocimiento y, por lo tanto, para emplear en beneficio de la sociedad la mayor riqueza del ser humano: su potencialidad racional. Pero sus efectos favorables van mucho más lejos; ella contribuye a modificar y encauzar comportamientos, estimular la cooperación social, promover la participación comunitaria, ayudar a encontrarle sentido a la vida y, por encima de todo, alentar la responsabilidad individual y colectiva de los ciudadanos. Como el hombre es un ser infinitamente maleable, siempre se puede modelar para que adopte un comportamiento moralmente sano y socialmente fecundo.

Solo es posible cuidar el ambiente como algo vital si llegamos a entender lo que él significa para la vida de las personas. Su conservación y preservación no es un mero pasatiempo de ecologistas y verdes enamorados del paisaje o extasiados por la belleza multicolor de la naturaleza, si algo esencial para la calidad de nuestra vida y para la preservación de la especie humana.

Los conceptos relacionados con la ecología no tenían hace dos siglos la connotación e implicaciones que alcanzado con el paso del tiempo; el Libertador Simón Bolívar fue uno de los gobernantes de su época que mayor atención le prestó a la conservación y cuidado de los recursos naturales. En la literatura ambiental suelen citarse con frecuencia los decretos expedidos por el padre de la Patria en relación con la protección y preservación de la naturaleza. En 1825, desde Chuquisaca, entonces capital de Bolivia, le asignó al director general de agricultura la rarea de proponer “un plan para mejorar la agricultura, así en la variedad y aumento de las mieses y plantas como en los instrumentos y modos de labor de tierra”. Y en ese mismo año desde Cuzco, atendiendo la necesidad de evitar la extinción de las vicuñas y alentar su reproducción, prohibió la caza o matanza de este valioso animal, apetecido no solo como medio de transporte sino por su lana de excelente calidad. Igualmente reglamento la utilización racional de todo tipo de ganado, los métodos de pesca y la protección de las aguas y los bosques.

Sin embargo, faltaba mucha conciencia y educación para que esos esfuerzos pioneros de un gran visionario pudieran ser comprendidos y traducidos en normas de comportamiento combatibles en la preservación del ambiente natural. Esos primeros esfuerzos normativos, cayeron semillas arrojadas en terrenos pedregosos donde no pudieron germinar y acabaron convirtiéndose en polvo seco o en letra muerta. Con razón el propio libertador es sus elucubraciones postreras exclamaba que “no sabia si había arado en el mar y sembrado en el viento”.

Pero no solo decretos del Libertador, si numerosos textos y mandamientos legales relacionados con el uso racional de los recursos naturales se han quedado en el curso de nuestra vida republicana en el rango de la buenas intenciones, ya sea por no haber tenido realización concreta o porque su cumplimiento ha sido apenas parcial y fragmentario. Por ese camino, se ha generado una gran brecha entre lo que se desea o se busca como objetivo social y lo que realmente se logra, e igualmente una enorme diferencia entre lo que se ordena y lo que finalmente se cumple. ¿A que se debe esta disparidad? A que la mayoría de los mandamientos legales, explica o implícitamente, prescriben cambios de comportamiento de las personas, los cuales no se generan por medio de decretos o disposiciones de esa índole, sino que se requiere de un proceso continuado y permanente de formación y EDUCACION ciudadanas.

El resultado hoy seria muy diferente si la acción política se hubiera concentrado de manera más intensa y eficiente en la educación para modificar conductas, en lugar de empeñarse inútilmente en producir montañas de legislaciones para pueblos con un bajo nivel cultural.

CAPITULO V

EDUCAR PARA VIVIR MEJOR

“Yo no estimo tesoros ni riquezas, y así, siempre me causa más contento poner riquezas en mi entendimiento que no mi entendimiento en las riquezas.”

Sor Juana Inés de la Cruz.

Desde

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