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EL DIABLO, ¿EL GRAN VICTIMARIO DEL HOMBRE, EN EL CUENTO "ALMA" DE JULIO GARMENDIA?


Enviado por   •  17 de Julio de 2014  •  1.765 Palabras (8 Páginas)  •  651 Visitas

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EL DIABLO, ¿EL GRAN VICTIMARIO DEL HOMBRE, EN EL CUENTO “ALMA” DE JULIO GARMENDIA?

“La erudición histórica no puede decidir si el diablo existe objetivamente.

Pero el historiador sí puede sugerir que los hombres y las mujeres han parecido

comportarse como si el diablo sí existiera.” (Jeffrey Burton Russell).

En el siguiente trabajo se hablará sobre quién es el Diablo, para así poder entender sin en realidad él es el gran victimario del hombre reflejado en la narrativa del escritor venezolano Julio Garmendia.

¿Quién es el diablo?

Satanás es el propio nombre que el diablo asume con mayor frecuencia. Así se lo designa en la Biblia a través del término hebreo shatan o schatan que significa “adversario”. Se trata, según esas tradiciones de un ángel que fue despojado de su rango y expulsado del Paraíso. Su misión será, a partir de entonces, tentar y corromper tanto a los hombres como a los ángeles.

El Diablo es plenamente considerado el enemigo de Dios; se le identifica con características complementarias, resulta atemorizante y amenazante al mismo tiempo, a menudo encontramos que se le asocia con el dolor pero en muchas otras ocasiones se dice que él mismo es quien sufre. Aunque Satanás es también ridiculizado con regularidad y considerado totalmente inofensivo.

En muchas culturas el mal es uno de los problemas más perpetuos de la existencia humana y dicho problema ha sido infinidad de veces personificado. Desde hace cientos de años, el demonio, por mandato divino, es quien se ha encargado de provocar todo tipo de desgracias y como consecuencia se puede afirmar que la civilización se construyó en gran parte con la obsesión incitada por una visión funesta del mundo. “El Diablo es la denominación concreta del concepto abstracto “el Mal”; como figura está en la misma relación lógica que el vino con la embriaguez.” (Elizondo, 2000. P. 35)

En las grandes religiones existe un ser que se encuentra aparte: no es una bestia, tampoco es hombre y mucho menos es Dios; sin embargo, este ser se vale de las bestias, se apodera de los hombres y ambiciona enfrentarse con el mismo Dios. “Desde la figura del dogma cristiano, un ángel que dirige una legión de ángeles, pero es un ángel caído, desfigurado, maldito.” (Papini, 2002. p. 11)

El Diablo ha sido representado con frecuencia como un monstruo que inspira espanto, terror, con cuernos y cola; también hay instantes en los que ha sido declarado como una criatura hermosa e irresistible. . En el libro “La Tienda de los Muñecos” del escritor Julio Garmendia se encuentra un cuento llamado Alma donde se puede identificar la aparición de Satán de manera seductora.

(…) No se atrevía a penetrar todavía, pero acercábase a la ventana y enviaba hacia adentro miradas llenas de ternura e interés. Satán, no cabía duda, procedía conmigo a la manera que con una doncella a quien temía asustar y correr para siempre si le hacía violentamente sus proposiciones (…) (Garmendia, 2008. p.39)

Por esta razón se puede asumir o llegar a un acuerdo en que todos creen que el diablo no es sino el enemigo del Creador y el más siniestro seductor pecaminoso que puede acechar al hombre. La seducción del demonio es persistente hasta hacer caer al hombre en pecado; por el poder de persuasión fue como cayó sobre Lucifer a causa del esquema intelectual de la presencia de un ser capaz de disfrutar del dolor, debido a que los individuos y las entidades religiosas lograron trasladar la responsabilidad que ha intrincado siempre el hecho de la miseria humana. “Dios es amor y Satanás es odio, Dios es creación y Satanás es destrucción; Dios es luz y Satanás es tinieblas; Dios es promesa de eterna beatitud y Satanás es la puerta a la condenación eterna.” (Papini. p. 94)

Es muy bien sabido que la imagen del Señor de los Infiernos ejecuta una extraña atracción entre los hombres, de tal manera que es posible encontrarlo usualmente en gran parte de las manifestaciones humanas, desde los refranes populares hasta la publicidad, pasando por las figurillas artesanales, el cine, la música y, claro, las letras.

No son pocos los escritores que han cedido a la tentación de desarrollar historias en torno a este agente de perversión. El diablo es una de las formas más frecuentes y más paradigmáticas en la literatura. (Elizondo. p. 34) Bien dice Andre Guide que no existe una verdadera obra de arte sin la colaboración del demonio.

El juego de provocación luciferina aparece en la obra de Lewis, Cartas del diablo a su sobrino, donde Escrupoto, un demonio experimentado, aconseja a un joven aprendiz acerca del difícil arte de ejercer la tentación sobre un sujeto. En el cuento Alma se encuentra también la tentación efectuada por el maligno cuando dice: “˗˗ Caballero ˗me dijo¬˗: aspiro a compraros vuestra alma” (Garmendia. 2008. p.39). En el sentido literario el diablo otorga al hombre cierta cercanía con la figura del “Mal”, ya que esto le permite recrear espacios donde todo puede ser posible. Es así como la literatura contribuye a crear una actitud al respecto a este personaje; enseña que es posible enfrentarlo, burlarlo, encontrarlo a la vuelta de la esquina o invocarlo para conseguir bienes materiales, incluso el amor; en este caso se puede notar un encuentro y un cuestionamiento dirigido al diablo cuando el narrador menciona: “No podía sorprenderme su propuesta (…)” “˗˗ ¡Ah, caballero! ˗˗le dije ˗˗: ¡Con cuánto gusto accedería a vuestra demanda! Pero, decidme, ¿acaso

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