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ELEMENTOS QUE DEBEN CARACTERIZAR EL NUEVO ESTADO SOCIALISTA EN VENEZUELA Y AMERICA LATINA.


Enviado por   •  16 de Octubre de 2011  •  1.756 Palabras (8 Páginas)  •  1.090 Visitas

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ELEMENTOS QUE DEBEN CARACTERIZAR EL NUEVO ESTADO SOCIALISTA EN VENEZUELA Y AMERICA LATINA.

González M., Felitza C.

24/Ago./11

Sería bueno rescatar la teoría marxista sobre el Estado, pero ajustándola a la realidad de nuestras sociedades, propuesta que no se fundamenta ya en una posibilidad abstracta sino que tiene su basamento práctico en las experiencias de países de Latinoamérica como Venezuela, Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina que hoy luchan por un mundo más justo.

En la actualidad vivimos procesos de cambio y en América Latina tiene su escenario el proceso de crisis del neoliberalismo, siendo Venezuela, encabezada por el líder Hugo Chávez, y Bolivia, por Evo Morales, los máximos exponentes de los esfuerzos que se hacen para romper con las estructuras neoliberales; pero solo Venezuela ha tendido a enfocar este proceso hacia la búsqueda de una alternativa económica, quedando muy rezagados en ello Bolivia, Uruguay, Brasil y Argentina. Y, mientras los movimientos sociales y la nueva izquierda no dispongan del modelo económico alternativo que aporte la base económica a sus impulsos ideológicos y políticos, le de sostenibilidad a los programas sociales y le permita solventar una política exterior más independiente del imperialismo, ni estará segura la victoria de estos movimientos, ni se habrá derrotado definitivamente al modelo neoliberal.

El periodo de transición que tiene que transcurrir entre el capitalismo y el socialismo es decisivo, debido a que el transcurso del desarrollo histórico de una formación económico social a otra ocurría en lo fundamental de una manera espontanea, sin embargo aquí no es posible que suceda de esta forma, ya que las relaciones socialistas de producción no pueden gestarse y desarrollarse junto con aquellas fundadas en la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción fundamentales y la explotación del hombre por el hombre. En esta nueva formación económico-social se crean las condiciones para que el estado deje de ser una maquinaria destinada a mantener el orden y pase a desempeñar el importante papel de gobierno de todo el pueblo en la administración y regulación de las cosas. Así se transforma de administrador de hombres en administrador de bienes. El estado Socialista debe desempeñar un papel como conductor de todo este proceso de transformación de las relaciones de propiedad y creación de las condiciones, para lo que se demanda de un riguroso control en el proceso de producción, en la distribución de los recursos para lograr un aumento de la productividad del trabajo y socializar la producción. Y esto para que el retorno al capitalismo se haga imposible.

Lo anterior asigna también un papel especial al Estado en el alcance de las proporciones necesarias para el crecimiento auto-sostenido de la economía nacional y su impacto sobre la satisfacción de las necesidades de la sociedad.

La función del Estado Socialista es servir a todos los habitantes, por esto su rol y responsabilidad clave es el bien común, entendido como el conjunto de condiciones políticas, sociales, económicas y culturales que permiten a la persona su más pleno desarrollo humano, espiritual y material sin exclusiones de ninguna índole.

En consecuencia este tipo de Estado que se postula debe poseer un alto grado de eficacia social, asignando a la concreción de las políticas públicas la máxima importancia. Deberá ser capaz de implementar sus políticas sociales y para ello impulsará toda clase de acciones destinadas a desburocratizar, facilitar, evitar duplicaciones de competencias entre sus órganos y generar suficientes mecanismos de control de la gestión. Promoverá y exigirá el control de la administración por parte de los ciudadanos permitiendo aumentar su transparencia y consiguiente eficacia; de mejorar en forma sistemática su gestión, la cual debe entenderse vinculada a aspectos tales como la reforma y modernización de las instituciones.

Este Estado exige un cambio sustantivo en las prácticas y estructuras de la administración y del servicio público incorporando principios de eficacia y eficiencia y se inscribe en una nueva cultura administrativa cuyo eje principal es que la administración está al servicio de las personas y tiene como consecuencia práctica un nuevo trato de respeto igual a todos los ciudadanos.

Este Estado debe funcionar con apego a dos principios complementarios. El principio de la solidaridad, cuyo principal garante es el Estado mismo y que le obliga a concurrir en ayuda de aquellos habitantes que transitoria o permanentemente se encuentran impedidos a satisfacer sus necesidades más vitales; y a facilitar y promover el ejercicio pleno de la justicia social en el marco de un proceso sostenido de una distribución equitativa de los ingresos, de la riqueza, de los beneficios del progreso, así como de los sacrificios y responsabilidades. Ello le obliga entonces a mantener políticas y programas sociales eficaces y suficientes.

El Estado debe operar también de acuerdo al principio de subsidiariedad: El principio de la subsidiariedad obliga al Estado a respetar la autonomía y las actividades de los cuerpos intermedios en aquellos ámbitos en los cuales dichas organizaciones pueden cumplir su rol social con éxito, debiendo el Estado intervenir en el plano económico toda vez que sea necesario. También interviene corrigiendo las imperfecciones del mercado. Este principio obliga al Estado a fomentar la participación privada en la mayor medida posible, salvo en el caso de sectores expresamente definidos como estratégicos.

Por lo tanto no se trata para estos poderes públicos, de sustituir intempestivamente a los particulares o a los grupos de la sociedad civil.

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