El Camino Del héroe En "El Pintor De Batallas"

El Pintor de Batallas:

En esta obra nos encontramos con un personaje complejo, porque es un claro ejemplo de camino espiritual e interior. Hay partes del camino que pueden coincidir con lo exterior pero el “pintor de batallas”, Faulques, lo que busca es encontrarse a sí mismo de alguna manera, y el mural de la torre, que es su propia vida, representa esa búsqueda. El escenario es una “batalla intemporal”: intemporal porque en su búsqueda también refleja la violencia del hombre a lo largo de toda la historia, y es una batalla porque la mayor parte de su vida vivió rodeado de guerra. El camino no es del todo el de un héroe, pero tiene partes que podemos reconocer en éste.

El llamado puede ser más bien el tiempo que necesitó Faulques para tomar la decisión de encerrarse en la torre y empezar a preparar su muerte… pintando el mural. Entonces el cruce del umbral sería tomar esa decisión.

Durante su vida va experimentando diferentes cosas ya que es fotógrafo de guerra y podemos decir que pudo pasar varias pruebas pero algo muy importante en su vida es la renuncia a Olvido, porque con ella también muere la esperanza de algo distinto en el futuro, “Olvido lo había hecho salir de sí mismo”, se dice en un momento. Después él dice, al recordarla, que “los últimos pasos de Olvido lo habían devuelto para siempre a la compañía de las sombras que poblaban la torre: un hombre de pie junto al río negro (Leteo), contemplado desde el otro lado por los espectros melancólicos de aquellos a quienes conoció con vida”. El hecho de que con Olvido muera la Esperanza lo podemos relacionar con Quetza ya que en él también muere la esperanza cuando pierde los animales y el cargamento en el mar. Una de las cosas que aparece en su laberinto psíquico es tratar de entender por qué actúo así; quizás crea que la naturaleza violenta del hombre fue lo que lo llevó a dejar morir a la mujer que amaba.

La torre representa, tanto en La vida es sueño como en El Pintor de Batallas, un lugar de iniciación, en el que los personajes se preparan para una nueva vida, se puede decir que es la última prueba: en el caso de Segismundo para afrontar su destino como rey de Polonia, y en el caso de Faulques, es su camino para entregarse a la muerte, pero para ello necesita ser redimido, y en la torre encuentra esa “auto redención” que le permite morir tranquilo. Esto pasa porque está Ivo, su otra cara u otro yo, que le hace dar cuenta de todo lo que tenía que resolver antes de poder tener una muerte ‘en paz’. Ivo dice, casi al final que Faulques luego de la muerte de Olvido estaba muerto en vida, había hecho un descenso interior al infierno y no había podido salir totalmente, él también le dice que “Hay lugares, de los que nunca se vuelve”. Lo único que le faltaba a Faulques era cruzar el río Leteo para pasar del otro lado y llegar a la salvación: al auto redimirse

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