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El DOCENTE DE LA ESCUELA BÁSICA, CLAVE PARA EL FOMENTO DE UNA ESTRATEGIA PARA EL DESARROLLO SOCIAL, CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO EN LA COMUNIDAD


Enviado por   •  7 de Noviembre de 2012  •  3.260 Palabras (14 Páginas)  •  858 Visitas

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El DOCENTE DE LA ESCUELA BÁSICA, CLAVE PARA EL FOMENTO DE UNA ESTRATEGIA PARA EL DESARROLLO SOCIAL, CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO EN LA COMUNIDAD

Prof. Emil Carrillo

Universidad Nacional Experimental de Guayana (UNEG)

Puerto Ordaz-Venezuela

Resumen

Es de suma importancia para el país contar con docentes capacitados, conscientes, comprometidos y animados a contribuir desde su acción diaria, con el desarrollo social, científico y tecnológico de su pueblo. En razón del anterior desiderátum el docente tiene entre varias de sus tareas que la sociedad y el currículum le han adosado, la responsabilidad de fraguar día a día el mejoramiento de la sociedad a la que pertenece, encargo que debe cumplir al menos en teoría, con escaso aprovisionamiento ideológico-político, anímico y material, en medio de unas condiciones deterioradas, inapropiadas o pesadas a nivel de infraestructura y ambientación en la mayoría de los centros educativos, lo cual estimula el desgano y la ausencia tanto en maestros y alumnos y se refleja en los resultados académicos e índices de permanencia y prosecución escolar negativos sobre los cuales se fundamenta la opinión de que existe un manifiesto y alto deterioro de la calidad de la educación, especialmente en la educación popular del nivel básico del contexto venezolano del cual partimos. No obstante los esfuerzos y recursos invertidos en los últimos años por el Estado para recuperar la calidad educativa, hoy urge profundizar la reflexión, evaluar lo que tenemos y hacemos en la acción pedagógica y la participación e incidencia de la comunidad en el proceso de interformación ciudadana, a fin de extraer conclusiones que orienten nuevos senderos y propuestas para acercar los centros y el proceso de formación docente y profesional a las realidades, contextos, necesidades y anhelos del pueblo. Pensamos que es fundamental atender lo referido a la formación docente inscribiéndola en una contextualización del desarrollo potencial socio-económico-cultural de cada ámbito geográfico-productivo-comunitario en aras de asumir el reto e impulsar un desarrollo propio y sostenido en las diversas áreas sociales, en la preservación del ambiente, en la ciencia y la tecnología que contribuya a disminuir la dependencia, afianzar nuestra soberanía y lograr mayor autonomía para diseñar las políticas que enrumben el desarrollo nacional necesario. Esa formación del docente debe estar signada por la elevación de los niveles de experticia, criticidad, compromiso, entusiasmo e intercambio con su comunidad para posibilitar el diálogo de saberes, la confianza y las condiciones para la creación conjunta de los elementos teórico-prácticos y las estrategias formativas y alfabetizadoras que configuren un ciudadano consustanciado con los valores de la nacionalidad venezolana y la transformación social necesaria respecto a las actuales condiciones de exclusión, marginalidad, apropiación irracional y negación del otro.

El docente tiene la responsabilidad de fraguar día a día el mejoramiento de la sociedad a la que pertenece, y es por ello que, en el contexto venezolano del cual partimos, ante el manifiesto deterioro de la calidad de la educación, especialmente la educación popular en el nivel básico atendida por el Estado, a pesar de los esfuerzos y recursos invertidos en los últimos años para recuperarla, es urgente evaluar, reflexionar y diseñar estrategias que atiendan lo referido a la formación docente a nivel regional y nacional, a fin de adecuarla a las necesidades y demandas de nuestro pueblo y al reto de lograr un desarrollo propio y sostenido en ciencia y tecnología para disminuir la dependencia, afianzar nuestra soberanía y lograr mayor autonomía para diseñar las políticas necesarias que enrumben el desarrollo nacional necesario.

Es un deber del Estado impulsar sostenidas políticas educativas que orienten y estimulen la generación de cambios en la escuela y contribuyan a dignificar al docente, favoreciendo las condiciones para su desarrollo y la realización del trabajo creador en los diversos ámbitos: pedagógico, cultural, científico, tecnológico, etc., en diálogo con la comunidad para obtener resultados pertinentes y legítimos que sirvan al bienestar colectivo.

La dependencia y control a que han sido sometidos los países y sociedades del llamado Tercer Mundo por los países calificados como desarrollados, y la falta de visión y coraje en muchos dirigentes locales de la periferia respecto al imperio del capital o a la “coalición de los desarrollados”, ha permitido que se reduzca el conocimiento y beneficios del desarrollo científico y tecnológico sólo a los polos de poder y acumulación de riquezas, sin que en éstos haya interés o contribuyan efectivamente para el logro de una autonomía tecnológica, tampoco se propician con sinceridad la creación de situaciones que permitan la superación de los niveles de atraso, miseria e injusticias en la que muchos pueblos del mundo se encuentran producto de la explotación y el endeudamiento al que han sido sometidos.

Los centros de formación docente tienen mucho que contribuir y responder ante los requerimientos que tenemos de desarrollar una tecnociencia dirigida a atender las prioridades nacionales y lograr el bienestar de las mayorías sociales, lo cual implica trabajar para elevar la estima ciudadana, la autonomía, el amor y defensa de lo propio con dignidad y la exigencia de un comportamiento ético que nos reconozca y acredite contribuyendo así al enaltecimiento colectivo y particular. Para ello, es fundamental reconocer nuestras identidades, desarrollar políticas para una nueva formación y experticia profesional, del docente en nuestro caso, que consustancie el desarrollo personal con una alta conciencia social y de amor a la patria, una formación que le dote del sustratum humanístico y científico que le permita formar ciudadanos cabales, comprometidos con su país y sepan aportar a su comunidad, con gran interés, para enriquecerla y construir un mundo más justo y humanizado.

Entonces, ¿a qué nos debe conducir el análisis y comprensión de las respuestas que pudieran emerger o surgir de las siguientes preguntas?: ¿Cómo se ha enseñado la ciencia en nuestros sistemas educativos? ¿Ha sido una actividad lejana y esotérica, asumida con actitud contemplativa, respetuosa y sumisa? ¿O se ha presentado en la escuela como una vía para el desarrollo, una esperanza y oportunidad para disminuir la dependencia, lograr mayor autonomía y fortalecer la defensa y autodeterminación de nuestros pueblos? También podemos preguntarnos: ¿Cuáles han sido los beneficios y daños que ha proporcionado la ciencia? ¿Se

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