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El Impacto De Los Nuevos Requerimientos De Etiquetación Sobre La Industria De Las Carnes Rojas


Enviado por   •  25 de Abril de 2013  •  2.000 Palabras (8 Páginas)  •  462 Visitas

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El impacto de los nuevos requerimientos de etiquetación sobre la industria de las carnes rojas

La década de los años ochenta fue testigo de una disminución significativa en el consumo de carnes rojas en los Estados Unidos. Esta tendencia descendente se debió en gran parte al hecho de que los consumidores se habían vuelto más conscientes de la salud y comenzaban a percibir este tipo de carne como alimento “no saludable”, alto en grasa y colesterol. A pesar de los esfuerzos hechos por los productores de carne de res y de cerdo para mejorar la calidad de su producto, así como para promover su valor nutricional, las percepciones negativas de la carne roja persistieron hasta bien avanzada la década de los años noventa.

Tradicionalmente, la industria de la carne se ha caracterizado por un entorno federal regulatorio un tanto confuso. Por ejemplo, la Food and Drug Administration está encargada de regular la calidad de todos los productos alimenticios que se venden en los supermercados, con excepción de la carne fresca, que es responsabilidad del Departamento de Agricultura, el cual también es responsable de promover la industria de la carne fresca; por esto pueden surgir conflictos internos dentro de la agencia. A este escenario se suma el hecho de que la Federal Trade Commission está encargada de regular la publicidad de los productos alimenticios –industria de carne fresca- y no es difícil ver por qué la situación puede causar menos algo de confusión para los productores de carne, comercializadores y consumidores por igual. Por ejemplo, las tres entidades regulatorias con frecuencia emplean no sólo normas diferentes, sino hasta definiciones diferentes sobre las que se basan estas normas. Un resultado perjudicial, en lo que respecta a consumidores y grupos de apoyo a los consumidores, era etiquetar información que los consumidores podrían interpretar mal. En el pasado, los comercializadores expresaban el contenido de grasa como un porcentaje del peso total del producto, pero los consumidores a menudo toman esta mediad como igual a otra más significativa: la grasa como porcentaje del contenido total de calorías. Aunque el hecho de expresar el contenido de grasa como un porcentaje del peso total no era algo ilegal por parte de los comercializadores de carne, los críticos veían esto como muy engañoso y por tanto perjudicial para el público consumidor.

En 1990, el Congreso, presionado por una coalición de 25 organizaciones médicas y de consumidores, fijó pautas para la etiquetación de carne según la Nutrition Labeling and Education Act. Estas pautas debían eliminar la confusión al autorizar una serie universal de estándares para suministrar a los consumidores información nutricional sobre productos a base de carne fresca. Muchos minoristas y líderes de la industria de carnes rojas expresaron su desaprobación por los requerimientos propuestos de etiquetación con base en que ellos incrementarían gradualmente sus costos. Los costos más altos conducirían, a su vez, a precios superiores, lo cual reduciría las ventas del producto. También, algunas personas preocupadas dijeron que si se establecían estándares nutricionales muy elevados, los productos de carne no podrían satisfacerlos, caso en el cual se reforzaría la percepción de producto no saludable que tenia el publico consumidor de los productos a base de carne.

Sin embargo, había otras personas en la industria de la carne roja que veían de manera positiva las nuevas regulaciones sobre etiquetación: como una oportunidad para recuperar alguna parte de las ventas perdidas en la década pasada y para mejorar la imagen de la carne roja ante el público consumidor. Los nuevos requerimientos de etiquetación permitirán que la industria informe a los consumidores de acerca de los beneficios de sus productos y la comparación cercana de estos beneficios con las necesidades de los consumidores. Las mejores técnicas de crianza y alimentación de la carne roja. Por ejemplo, representantes del Departamento de Agricultura informaron que ciertos cortes de carne de res tenían un 27% menos de grasa en comparación con la que tenia en la década de los años setenta; durante el mismo periodo, muchos cortes de carne de cerdo habían disminuido su contenido de grasa en más de un 30%.

Al frente del esfuerzo por revitalizar la industria de las carnes rojas se encontraba la National Live Stock and Meat Boart (NLSMB), una coalición de productores y comercializadores de carne roja. Con respecto al costo potencial elevado de las nuevas regulaciones sobre etiquetación, la NLSMB sugería el no suministrar la información tal como se proponía, podría costar más al final. Según la NLSMB, las investigaciones habían revelado de manera consistente que los consumidores desean información nutricional completa en el punto de compra. Al proveer esta información, los minoristas y productores de carne le recordarían a los consumidores que la carne hace parte fundamental de una dieta saludable. De otro modo seria probable que los consumidores continúen con la percepción de que la carne roja no es saludable en comparación con fuentes alternativas de proteínas, como aves de corral y pescado. Según evaluación de la situación realizada por la NLSMB, el hecho de hacer que los consumidores estén consientes de los factores nutricionales de la carne roja, era esencial para la revitalización de la industria, y los nuevos requerimientos de etiquetación serian un medio para este propósito.

El primer pasó en la tarea de la NLSMB de suministrar etiquetación nutricional consistente y uniforme para la carne roja consistía en trabajar con los minoristas y productores para realizar una investigación de marketing amplia. Pronto descubrieron los problemas en estas aéreas: 1) presentación de la información; 2) reformulación de todo el concepto de empaque y etiquetación que entonces se empleaba en la industria de las carnes rojas; 3) tratar con una base de consumidores cada vez más diversa y técnicamente no preparada.

Cuando se hace referencia al contenido de grasa de la carne, la industria prefería utilizar el concepto de “carne magra separable”, expresando el porcentaje de carne magra que queda después de recortar el exceso de grasa. La investigación revelo que los consumidores sabían que ellos podían retirar la grasa cortándola con un cuchillo y además que esta no era

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