El Perfume: Historia De Un Asesino

El Perfume: Historia de un Asesino

Trata de un señor llamado Jean Baptiste Grenouille que había nacido el 17 de julio de 1738 en París, rodeado del más putrefacto aroma de la ciudad, en medio de un mercado, entre desperdicios de pescado. Nada más al nacer comenzó su desgracia, la madre de Jean lo dio por muerto ya que todos sus anteriores partos habían sido malos. Pero esta vez la descubrieron y fue entregada a las autoridades que la condenaron a la muerte y entregaron a Jean a una institución religiosa.

Jean fue criado por varias nodrizas, pero ninguna conseguía tenerlo durante mucho tiempo porque Jean era algo extraño, no olía a nada. Sólo pudo soportar eso la señora Gaillar, porque carecía de olfato y, casi de sentimientos. Jean con la señora Gaillar que estaba rodeada de niños, comenzó a ser marginado. Nadie pasaba por alto que Jean tenía algo raro, no le daba miedo la obscuridad, se guiaba por su olfato, no le importaba la soledad.

Tenía todos los olores que le rodeaban identificados, pero no clasificados, incluso había olores de los que desconocía el nombre. Jean aprendió a hablar por la necesidad de nombrar los olores que le rodeaban, no para poder comunicarse con nadie.

Cuando Jean tenía ocho años, la señora Gaillar dejó de recibir su sueldo de la institución religiosa. Ella no tenía ningún tipo de remordimiento de conciencia, sabiendo que no estaba faltando a la ley, lo llevó a un curtidor amigo suyo llamado Grimal para que él se encargara de Jean.

Este señor le dio educación y lo enseño a Jean a trabajar. Jean aprendió muy bien el negocio, el pronto supo que tenía que respetar al dueño, no llevarle la contraria y así conseguiría las cosas con más facilidad. En el trabajo contrajo una grave enfermedad, nadie pensaba que podía salir de ella, porque esa enfermedad era

causa de muerte para la mayoría de los del gremio. Pero Jean era más fuerte de lo que parecía, se curó y siguió trabajando, ahora ya hacia los trabajos más difíciles y delicados que antes solo era para personas con mayor experiencia. Poco a poco le fueron dando libertad, Jean comenzó a indagar por las diferentes calles de la ciudad.

El día 1 de septiembre de 1753, una noche de fuegos artificiales encontró algo que llamo la atención de Jean. Un aroma especial el cual sintió la necesidad de seguirlo hasta encontrar su origen. Lo siguió y lo encontró en una muchacha pelirroja, de belleza extrema, pero no de su físico si no de su olor ya que los ojos de Jean era su nariz. Sin más contemplaciones la mató. La olfateó de arriba abajo, como un perro siguiendo un rastro, hasta que dejo de desprender ese aroma tan especial.

Jean la mato simplemente por egoísmo, él quería ese aroma solamente para él, no lo quería

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