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El Príncipe Feliz


Enviado por   •  1 de Julio de 2011  •  1.612 Palabras (7 Páginas)  •  1.629 Visitas

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EL PRÍNCIPE FELIZ

En la plaza de una ciudad esta parada una estatua de un PRÍNCIPE. Tiene puesto un manto de oro. Por ojos tiene dos esmeraldas grandes y una corona de piedras preciosas. Entra GOLONDRINA, y viendo la estatua encima de una banca, se acerca.

GOLONDRINA: Voy a quedarme aquí esta noche. Hay bastante aire fresco y buena altura y a los pies del príncipe dormiré en una alcoba de oro.

EL PRÍNCIPE está llorando. Exprime un pañuelo y caen gotas encima de la GOLONDRINA.

GOLONDRINA: ¿Eh? Que es eso? Está lloviendo. Este clima sí es raro. No había ni una nube en el cielo. Ay! Otra gota. (Mira hacia la cara del príncipe) ¿Quien es usted?

EL PRÍNCIPE: Soy el Príncipe Feliz.

GOLONDRINA: Entonces por qué está llorando. Me está mojando.

EL PRÍNCIPE: Toda la vida yo era muy feliz y no conocía las lagrimas. Durante el día jugaba con mis compañeros en el jardín y en la noche bailaba en el gran salón. Alrededor del jardín había una pared alta y nunca preguntaba qué había más allá de la pared, porque todo era tan bello donde yo vivía. Los del palacio me llamaron el Príncipe Feliz y eso era cierto, si el placer es felicidad.

GOLONDRINA: ¿Pero porqué ahora está aquí en la plaza?

EL PRÍNCIPE: Porque ahora estoy muerto y me han hecho estatua y me han puesto aquí alto para ver toda la miseria en esta ciudad. Antes tenía un corazón humano. Ahora tengo un corazón de plomo, pero paso todo el tiempo llorando.

GOLONDRINA: (Al publico) Y yo pensé que el corazón también era de oro.

EL PRÍNCIPE: Por allá lejos en un callejón hay una casa humilde Allí por la ventana abierta se ve una mujer sentada en una silla. (Entra LA MUJER) En un rincón está acostado su hijito que está enfermo. (Entra HIJITO) Tiene fiebre y está pidiendo naranjas. Ella es tan pobre que solo tiene agua del río para darle a su hijo. Golondrina, por favor, llévala mi corona de piedras preciosas para que el niño no llore más. Mis pies están pegados aquí en la columna.

GOLONDRINA: Pero me están esperando en Egipto. Todos mis amigos están reunidos a lado del Río Nilo y vamos a visitar las Pirámides.

EL PRÍNCIPE: Golondrina, Golondrina, por favor quedate conmigo una noche y se mi mensajero. El muchacho tiene mucha sed y la mamá está muy triste.

GOLONDRINA: No sé. Casi no me gustan los muchachos. Siempre me están tirando piedras, además, ya está haciendo frío.

EL PRÍNCIPE: Seguro esta noche no sentirá el frío.

GOLONDRINA: Bueno, por una noche puedo quedarme y ser su mensajero.

EL PRÍNCIPE: Gracias, Golondrina.

GOLONDRINA coge la corona del príncipe y vuela por encima de la ciudad y llega a la casa humilde. Deja la corona con la mamá, dormida en la silla. Vuela alrededor de la cama del niño, echándole fresco con sus alas hasta que queda dormido. Después regresa al PRÍNCIPE.

GOLONDRINA: Bueno, misión cumplida. En verdad no he sentido nada de frío esta noche.

EL PRÍNCIPE: Es porque has hecho una obra muy buena. (Se quedan dormidos)

Salen la mamá y su hijito.

GOLONDRINA: (Despertándose) Bueno, hoy sí voy para Egipto. ¿Tienes algún encargo por allá?

EL PRÍNCIPE: Golondrina, Golondrina, ¿no puedes quedar una noche más?

GOLONDRINA: Pero mis amigos me esperan en Egipto. Hoy seguramente van a visitar la esfinge.

EL PRÍNCIPE: Más allá, al otro lado de la ciudad veo un estudiante joven sentado a una mesa con muchos papeles.

Entra ESTUDIANTE con silla, mesa y papeles.

EL PRÍNCIPE: El está tratando de terminar una obra de teatro para el director del teatro Municipal. Pero tiene tanto frío que no puede escribir y el hambre le esta dando mareo.

GOLONDRINA: Bueno, voy a esperar una noche más. ¿Tienes otra corona para llevar?

EL PRÍNCIPE: No, mis ojos son lo único que tengo. Cada una es una esmeralda grande que trajeron de Colombia hace cien años. Quítame un ojo y llévalo al estudiante. El lo puede vender para tener leña para el frío y algo de comer. Así podrá terminar su obra.

GOLONDRINA: Ay, querido Príncipe: Yo no lo puedo hacer. Tus ojos, no!

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