Ensayo La Luz Es Como El Agua.

Es una historia de Totó y Joel, dos niños que siempre deseaban cosas del mar.

Desde que poseen un bote, la noche del miércoles comenzó algo inimaginable, y de una bombilla rota comenzó a salir luz dorada y agua, pero estos lo dejaron correr, entonces se fueron y navegaron por las islas.

Pasaron meses y ellos se fueron cada vez más lejos, así hasta que llevaron un equipo de pesca submarina para conocer más sobre su alrededor. Al final los hermanos fueron aclamados por la escuela, y recibieron diplomas y solo les pidieron a sus padres una pequeña fiesta.

El otro miércoles, que sus padres como de costumbre fueron al cine, en casa se veía una luz que la escuela de San Julián en donde ellos asistían se llenó de estas luces brillantes, Por eso en Madrid España, una ciudad remota de veranos luminosos, y vientos helados, cuyo origen era de ese ansiado bote de remos que ellos poseían, pero nunca fueron grandes pensadores de la ciencia para manejar en la luz.

La luz es como el agua; Resumen.

Esta es la historia de dos niños, Totó de nueve años, y Joel, de siete, que siempre pedían a sus padres cosas relacionadas con la mar y estos les decían una y otra vez que no las necesitaban ya que vivían apretujados en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana en Madrid.

Pero una vez tuvieron un ansiado bote que lo llevaban pidiendo desde hace mucho empezó lo increíble. La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llegó a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa.

Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieron un equipo de pesca submarina. Con todo: máscaras, aletas, tanques y escopetas de aire comprimido. De modo que el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas, y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.

En la premiación final los hermanos fueron aclamados como ejemplo para la escuela, y les dieron diplomas de excelencia. Esta vez no tuvieron que pedir nada, porque los padres les preguntaron qué querían. Ellos fueron tan razonables, que sólo quisieron una fiesta en casa para agasajar a los compañeros de curso. Los padres pensaban que era un símbolo de madurez.

El miércoles siguiente, mientras los padres estaban en el cine, la gente que pasó por la Castellana vio una cascada de luz que

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