Entre El Salón De Clases Y El Futbol

Entre el salón de clases y el futbol

La narración trata de la experiencia que vivió un maestro en el cual acepto tener un niño en su salón de clase y que a pesar que los demás maestros decían que era un niño problemático, que no ponía atención, que golpeaba a sus compañeros y que la mayor parte del tiempo no trabajaba en clase.

La tarde se reflejaba soleada y esplendida en el amplio patio de la escuela, era el último viernes de mayo y estaba por celebrarse la junta de Consejo Técnico Consultivo.

No existía un orden completo en el salón cuando comencé a ofrecer mi punto de vista sobre tres asesorías que acababa de recibir. Explique a mis compañeros que los nuevos métodos de enseñanza parten de los interés y necesidades de los alumnos y tienden a mirar al niño como el eje generador de procesos de enseñanza – aprendizaje.

El control de la clase al que refiero por consiguiente se basa en una comprensión-inteligencia de la conducta del niño en un interés a un autentico por su personalidad que se plasme en la promoción académicas y en el apoyo de su desarrollo psicológico pero también se fundamenta en otra cosa de igual de importancia en la comprensión por parte del profesor por su propia conducta y en el entendimiento de que muchos problemas de control que surgen en clase son consecuencia directa de cómo actúa en relación con los alumnos.

No existe un hilo conductor una manguera de transfusión la cual consiga que los conocimientos del maestro se conviertan en los conocimientos de los alumnos.

Surgieron distintos puntos de vista a lo cual la directora prefirió cambiar el tema, informando los grupos que me tocarían el año siguiente. A mí me correspondía uno de los tres sextos, el de los niños más pequeños. La profesora lucia aprovecho para hablar de el caso de Francisco al cual querían enviarlo a la escuela nocturna, yo pedí que me lo asignaran a mi salón, y la directora accedió.

Saliendo de la junta recordé como había conocido al niño un día al salir de clases vi la llanta de mi carro ponchada, Francisco me ayudo a cambiar y me platico que trabajaba en un vulcanizadora y que se quería llevar la llanta para arreglarla pero le dije que no porque era mucho abuso ya que me arreglo la llanta del carro sin cobrarme cada vez que Francisco podía iba a saludarme me dijo a mi mismo que ese joven merecía una segunda oportunidad me dije a mi mismo que ese favor que él me hizo se lo iba a pagar.

Decidí tomar el reto de ayudar a Francisco a superarse a lo largo de su ciclo escolar, sabio que esto se lograría por medio de atención, más afecto y valoración.

Enfrente un sinfín de problemas al aceptar a Francisco en mi clase, por un lado los padres de familia no querían que sus hijos estuvieran con ese niño, y por otra los profesores ya no lo querían ver en la escuela decían que era un caso perdido, lo consideraban un alumno flojo, cochino, grosero, que golpea a sus compañeros, incumplido con sus tareas; para ellos era un caso perdido.

En la escuela Francisco es molestado por sus demás compañeros, ya que éstos le dicen apodos y por tal motivo se defiende pegándoles; por ello los padres de familia están en desacuerdo que para su edad se encuentre con alumnos de

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