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Esponsabilidad Universidad Y Sociedad


Enviado por   •  18 de Agosto de 2013  •  2.515 Palabras (11 Páginas)  •  327 Visitas

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Siempre es saludable una reflexión crítica sobre la educación, es decir, una reflexión de filosofía educativa. Tengo la convicción de que buena parte de los problemas sociales en su dimensión nacional y hasta internacional tienen su origen en el estilo y práctica de la educación superior actual. Muchos graves problemas son el resultado de la confusión, obscuridad y falta de ordenamiento de medios y fines, falta de un análisis filosófico sereno. No me refiero a la filosofía que asciende hasta las nubes y en ellas se queda, sino a la verdadera filosofía que parte de la realidad, la analiza, la explica y desciende para comprometerse con la solución de los problemas.

Hace apenas unos meses expresaba mi desconcierto por el silencio de las universidades después del 68. Me preguntaba si ese silencio era el silencio consciente y fecundo de la Universidad que piensa a la sociedad y se piensa a sí misma y cumple su misión analítica y crítica o era el silencio de la Universidad debilitada, indiferente o sometida.

Los acontecimientos recientes parecen mostrar que muchas universidades tienen zonas obscuras de difícil diagnóstico y claras debilidades.

Me propongo hacer unos comentarios sobre la salud de la Universidad y la expresión de sus debilidades, sobre todo en lo que se refiere a su compromiso social.

Pienso que la educación superior, institucionalizada o no, debe ser el refugio permanente de la humanitas, es decir, de lo más noble y defendible del hombre, de su derecho a ser persona antes que meramente ilustrado o profesional de algún quehacer elaborado en los entornos de la división del trabajo para el engorde de cerebros, de cuentas bancarias o del poder público.

En el ambiente contemporáneo de temerosa incertidumbre y obscuridad, hay que conservar la luz que genera lucidez, que ilumina los caminos arriesgados que hay que recorrer, si no con certidumbre, al menos con dignidad. Corresponde a la Universidad ser luz intelectual e iluminar.

Por otra parte, se ha dicho con coherencia que para que el hombre disfrute el tiempo libre debe él mismo ser libre. No cabe la esquizofrenia del hombre enajenado en el trabajo y libre en los tiempos y espacios aledaños al trabajo. El mismo planteamiento es válido para la Universidad; si ha de educar en la libertad y para la libertad debe ser ella misma libre. Así el compromiso ineludible de la Universidad es ser conciencia crítica de la sociedad y por tanto, elucidante y liberadora.

Por eso, la Universidad traiciona su compromiso social cuando deja de ser el baluarte en contra de la dominación y termina ella misma dominada y aún dominadora. Esto sucede cuando, de conciencia crítica de la sociedad, de inteligencia lúcida que analiza, cuestiona, denuncia y anuncia se convierte en apéndice enfermo del sistema. Lo que resulta más grave cuando el sistema enferma.

La dictadura más implacable es la del pensamiento, y la Universidad hace este papel de dictadora en forma totalitaria cuando dicta o impone las ideas, lo que equivale a la dictadura de la existencia; porque todo hombre irremediablemente vive de ideas. Así como detrás de cada idea está toda una existencia, así todo acto está jalado por ideas vivas.

Si nuestras vidas están hechas de ideas y las instituciones educativas dictan paquetes inviolables de ideas (piénsese en los programas cerrados de carreras en las que la única opción radica en elegir el atajo de la unidimensionalidad) esto significa programación de vidas.

Y no sólo se define el paquete inviolable que hay que tomar así, porque lo definen los expertos, sino que también se impone el modo de asimilación total e incuestionable: método receptivo, bancario,vertical, que produce al estudiante dócil, sumiso, moldeable, repetidor, loro y hombre-rebaño. Producto acabado a imagen y semejanza del dictador, es decir, del que dicta las ideas del sistema: sacrificio de la persona o venta de la personalidad en el mercado de las acciones intelectuales públicas o privadas.

¡Qué contrario a la libertad se presenta la carrera como paquete inviolable! y nótese que a este proceso universitario no se le llama camino, senda, paseo o al menos trote. No, ha de ser “carrera” porque es una carrera contra el espacio de imaginación, contra el tiempo de asimilación y contra los resquicios de percepción por donde penetra la libertad, porque así lo mandan las técnicas psicoanalíticas que conducen al sometimiento de la existencia por la imposición de las ideas de las carreras a la carrera.

Así es como muchos jóvenes ingresan a la Universidad con la ilusión de explorar la universalidad para entender, crear y elegir, afirmar su personalidad e imaginar para construir una sociedad más libre y más justa, pero imperceptiblemente van siendo trans- formados en productos especializados con sello y precio de la casa productora. Productos ni siquiera elaborados de acuerdo a las fórmulas estéticas de la casa matriz, sino de acuerdo a las prescripciones precisas, rigurosas e incuestionables de los demandantes y consumidores, llámense empresas nacionales, transnacionales u oficinas estatales. Salto cualitativo: de la educación para la libertad (compromiso de la Universidad) a la educación para el atontamiento, el funcionamiento y el empleo, en expresión de Papini.

Muchas universidades dicen fomentar la paz y generan la competencia de todos contra todos; claman desde algunas cátedras la justicia social y en la práctica favorecen a los que ya son favorecidos y privilegiados, como quedó denunciado por el Dr. Carpizo respecto a la UNAM y no necesita evidenciarse sobre algunas universidades privadas. Y cuando quiere la Universidad comprometerse con el servicio a la sociedad confunde, tantas veces, el servicio con el servilismo: Sirve a la sociedad cuando es fiel a su misión de inteligencia que razona, estudia, analiza, discute, propone, defiende, latiga... inteligencia activa que entiende a todos a favor de todos.

Pero se somete servilmente cuando con gesto de justicia genera sus programas curriculares o de investigación de acuerdo a las especificaciones y exigencias de los monopolios empresariales para los que la producción universitaria resulta un subsidio que les ahorra la inversión para producir sus propios funcionarios. (Léase “instrumentos humanos” que hacen posible con sus conocimientos técnicos y prácticos y con su actitud dócil y moldeable el funcionamiento perfecto de la gran estructura que no admite interferencias o modificaciones y que se pone a funcionar, se controla y maneja desde las altas cumbres del rascacielos lejano o tal vez cercano, pero en todo caso cima incuestionable que da órdenes en cascada

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