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Estudiante Universitario


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2011  •  4.138 Palabras (17 Páginas)  •  962 Visitas

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Reflexiones sobre la crisis económica

El ex secretario de Programación y Presupuesto, Carlos Tello, habla sobre la recesión; el experto considera que México requiere cambiar de modelo económico para salir adelante.

Publicado: Jueves, 15 de enero de 2009 a las 06:00

Por: Carlos Tello*, Este Paìs/CNNExpansión.com

La recesión económica en Estados Unidos ya lleva un año, se extiende velozmente por el mundo y se prevé que continúe en 2009 1.

La economía de los países desarrollados, notablemente la estadounidense, se deteriora a un ritmo mucho más rápido de lo esperado. Ya afecta, y seriamente, a las economías que, como la mexicana, dependen altamente de la de EU. Todo ello sugiere que la recesión será profunda y duradera, y se registrará como la peor recesión mundial desde la Gran Depresión que se inició a finales de 1929.

Según el National Bureau of Economic Research (NBER), una autoridad reconocida en la materia, la recesión es una caída significativa y generalizada del conjunto de la economía (y no sólo ubicada en un sector de la actividad). Por lo general, se aprecia en la evolución de las series estadísticas de la producción, el empleo, el ingreso real y otros indicadores.

Lo que se ha estado viviendo (y padeciendo), en por lo menos los últimos doce meses es una recesión económica. Una cada vez más aguda y profunda crisis económica y no, como con frecuencia se afirma, una crisis financiera. Desde luego que la crisis económica se ha manifestado y ha afectado seriamente al sistema financiero en su conjunto que, además, vivió y frágilmente prosperó al amparo de una muy intensa actividad especulativa (en algunos casos, además fraudulenta), en muy poco - prácticamente en nada- relacionada con la producción y el intercambio de bienes y de servicios.

Es decir, con la economía real. Ello magnificó el impacto de la recesión económica sobre el sistema financiero que, como un castillo de naipes, se desplomó aparatosamente. 2

La crisis económica afecta a unos países más que a otros, pero golpea, y duro, a todos ellos. Continuamente los diversos organismos internacionales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y los ministerios de economía de los diversos países ajustan, a la baja, sus pronósticos de evolución económica para 2009.

La primera víctima de la crisis económica global fue Islandia: su banco central está técnicamente insolvente, la corona islandesa ha perdido más de la mitad de su valor y para 2009 se estima que su PIB se desplome en más de 10%. Luego vino Irlanda, una de las economías más prósperas de la Unión Europea. Después los demás países de la Unión Europea, que aceptaron que sus economías se encontraban en recesión económica. Lo mismo sucedió en Rusia y en Japón. China, alarmada por el impacto que la crisis tendría sobre su economía (i.e., la caída de sus importaciones y de sus exportaciones) anunció un multimillonario programa de estímulo. El gobierno alemán, en cambio, se resiste a actuar para frenar lo que muchos analistas están previendo será la peor recesión en Alemania desde la segunda guerra mundial.

En un principio, la crisis económica y su trascendencia pasó prácticamente inadvertida; se hablaba de "burbujas". Después, la atención se centró en los incrementos en los precios del petróleo y de los productos primarios. Crisis energética, crisis alimentaria.

Más tarde, se subestimó la magnitud de la crisis global y el impacto que sobre la marcha de las economías nacionales tendría (en el caso de México aún se sigue subestimando). Se pensó, ahora sabemos que erróneamente, que los efectos de la crisis se podrían contener, que se podría evitar que se desbordaran de un sitio a otro, de una actividad a otra. La respuesta a la crisis fue lenta y ambigua. Prueba de ello son los diferentes, sucesivos y ampliados programas para hacerle frente. Hace un par de días, la Unión Europea aprobó un nuevo plan de estímulo económico, equivalente al 1.5% del PIB europeo, orientado a sostener la demanda.

Son muchos, y de diversa índole, los cambios en la forma de ser, de pensar, de actuar que se han estado dando al calor del desenvolvimiento de la crisis económica, tanto en la sociedad como en los gobiernos.

El primero, y muy importante, es el convencimiento de que hay que actuar, y decididamente, para frenar el desplome de la actividad económica o, por lo menos, reducir y amortiguar el impacto que tendrá la crisis sobre el empleo y la planta productiva, y que muchos estiman que además de profunda será prolongada.

Así lo sostienen, curiosamente, el premio Nobel de economía, Krugman y el director gerente del FMI. Para el también premio Nobel de economía, Stiglitz, la crisis ha sido para el mercado lo que la caída del muro de Berlín fue para el comunismo.

Tendrá que pasar mucho tiempo para que la tesis de los defensores a ultranza del libre mercado, de que el Estado nunca debe intervenir, vuelva a ser tomada en serio. Frente a las manos invisibles del mercado, ahora se reclaman las manos visibles del Estado. Se trata ahora de buscar una combinación virtuosa de Estado y mercado: la recuperación, actualizada, de la economía mixta.

En segundo lugar, se ha reconocido que es necesario actuar en todos los frentes y no tan sólo en el ámbito financiero, como al principio se pensó. Junto con los programas para dar mayor liquidez, por parte de los bancos centrales, al sistema financiero y a las empresas; garantizar préstamos, incluyendo los interbancarios; bajar las tasas de interés; garantizar los depósitos en los bancos; capitalizar la banca (incluyendo la compra de acciones de los bancos) y comprar activos de empresas por parte del Estado.

Se han venido instrumentando otro tipo de acciones encaminadas a defender la planta productiva y el empleo de las economías; se actúa en materia tributaria para aligerar el peso de los impuestos sobre las personas y las empresas; se ponen en marcha programas para proteger a los grupos de la sociedad más vulnerables; se acuerdan programas entre obreros y empresas para preservar las fuentes de empleo y ajustar la producción, y se llevan a la práctica ambiciosos programas de infraestructura, de apoyo a la industria de la construcción y rescates a empresas clave en las diferentes economías (i.e., el aun pendiente rescate de la industria automotriz en Estados Unidos).

En tercer lugar, se ha buscado que los gobiernos actúen de manera coordinada para hacer frente a la crisis. Primero, el

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