GERENCIA DEL CONOCIMIENTO Y LA TECNOLOGIA

GERENCIA DEL CONOCIMIENTO Y LA TECNOLOGIA

GESTIÓN DEL CONOCIMIENTO DESDE UNA PERSPECTIVA EDUCATIVA COLOMBIANA

El lugar de la cultura en la sociedad cambia cuando la mediación tecnológica de la comunicación deja de ser meramente instrumental para espesarse, densificarse y convertirse en estructural (Barbero, 2002).

Desde este enfoque, se contempla la aparición de la tecnología como una herramienta que bifurca la era de la información y la comunicación con respecto de las épocas anteriores. Los desfiles de avances tecnológicos han traído consigo nuevas formas de aprendizaje y de transmisión de conocimiento que han soportado esta transformación e innovado la estructura organizacional de sociedades e instituciones, no solo a nivel económico y político sino también en aspectos sociales, culturales y educativos a nivel mundial.

Esto provoca una distancia muy corta o casi nula actualmente entre lo lógico y lo irracional, lo natural y lo artificial, lo lejano y cercano, lo inverosímil y lo común, así lo explica Castells “lo que ha cambiado no es el tipo de actividades de la humanidad (…) es su capacidad tecnológica de utilizar como fuerza lo que distingue a la especie como rareza biológica, eso es, su capacidad para profesar símbolos” (1986). De esta forma el intelecto empieza a recobrar la importancia que anteriormente se le daba a la fuerza o los mecanismos, pues ahora tiene un carácter prioritario en las organizaciones de las que depende y la perspectiva de revolución tecnológica que se domina desde la gestión del conocimiento.

Pero ¿Cómo ha influido esta evolución cognitiva en el ámbito educativo? ¿El sistema colombiano se encuentra preparado para afrontar nuevos retos educativos que apunten a una gestión del conocimiento apoyada en la tecnología de sus componentes?

El paso de la modernidad ha generado al interior de la sociedad una metamorfosis, que vista desde un enfoque educativo, no ha vislumbrado el objetivo esencial propuesto para la cultura organizacional de la educación. En el sector educativo colombiano se advierten periódicamente programas y proyectos que propenden una “calidad” en la generación de un pensamiento altruista bajo la configuración de estructuras educativas estandarizadas, lo que no ha logrado una verdadera gestión del conocimiento, al contrario, una abrumada y ahogada necesidad de consecución de metas sin una debida verificación de la calidad en los procesos desarrollados al interior de las instituciones educativas en todos los niveles. Esto se refleja evidentemente en el estudio realizado por el IMD de Suiza (Internacional Institute for Magnagement Development) cuyo informe anual sobre competitividad mundial del año 2012 fue divulgado por Planeación Nacional, en este año: “Colombia ocupa el puesto 52 entre 59 países evaluados en cuanto a competitividad educacional; retrocedió seis puestos entre 2011 y 2012”(Chamorro, 2013) .

A propósito de la afirmación de Barbero, la sociedad ha cambiado pero no necesariamente evolucionado. De hecho, el desarrollo económico influye y determina el progreso educacional y viceversa; así el sistema colombiano ha generado procesos que enfatizan en competencias básicas y laborales precisamente para la satisfacción de las empresas y las economías nacionales. Debido a esto, se ha marginado el hecho del “conocimiento” a una herramienta de trabajo y productividad y no como un capital intelectual de proyección hacia el futuro. Las escuelas de Colombia arrojan año tras año mano de obra, jóvenes cuyo propósito

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