Gerencia pública

Innovación, calidad, mejora continua, madurez gerencial, mente abierta, asertividad, cambio de paradigmas, planeación estratégica, inteligencia emocional, desarrollo organizacional y un cúmulo de palabras más, forman en tiempos actuales de globalización y competitividad, el lenguaje que el Directivo debe saber, conocer y aplicar en su empresa, sin importar que con frecuencia existan factores externos que dificulten su desempeño y nos hagan flaquear o ampararnos en el ámbito de nuestra competencia que limite el alcance del objetivo.

De todos son conocidas las capacidades, limitaciones, facultades y posibilidades de nuestra Institución, sin embargo, en el diario andar de nuestra gestión nos acostumbramos a aceptarlas y vivir con ellas, limitándonos eventualmente a alzar la voz sin propuesta en cualquier foro donde sea posible externar nuestras frustraciones.

Estamos tan ocupados en un universo vasto de documentos, programas, información, compromisos, gestión etc. queriendo hacerlo todo nosotros, que no nos damos un poquito de tiempo para interiorizar y reflexionar sobre uno de los posibles “porqué” somos tan aprehensivos con nuestras Unidades.

Vivimos en el paternalismo proteccionista y autoritario, convencidos de que sólo con nuestra presencia y vigilancia se alcanzan los objetivos de nuestra Unidad y es ésa convicción la que nos hace con frecuencia descalificar o subvalorar el actuar de nuestros subordinados.

Insisto en que debemos confiar en la gente que nos rodea, capacitarlos, motivarlos y empoderarlos para el desarrollo de sus funciones y toma de decisiones. En términos futbolísticos, sin que yo sea aficionado: “No importa quién meta el gol, sino que gane el equipo”…. Poder estar concentrados en una reunión de trabajo o bien hasta de vacaciones con la tranquilidad de que sólo una catástrofe podrá alterar la operación de nuestra Unidad y de darse, ni nosotros estando presentes podríamos resolverla.

Debemos jugar, experimentar, probar nuevas estrategias, vencer la resistencia al cambio, buscar otra manera de hacer las cosas que no nos están funcionando, dejarnos ayudar por nuestro equipo de trabajo. No somos los todopoderosos y tampoco vamos a perder nuestra autoridad si preguntamos lo que no sabemos. Capitalicemos nuestro recurso humano y fortalezcamos nuestra gestión con el valor más importante de toda organización: SU GENTE.

Un abrazo fraterno

Alfredo Estrada

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