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LOS DELFINES LUCHAN POR SU VIDA

Los delfines son simpáticos mamíferos, habitantes de los océanos, que se caracterizan por su gran inteligencia y nobleza. Poseen un sistema de comunicación muy complejo, el cual está conformado por más de 4 mil tipos de silbidos. Además, siempre han demostrado tener actitudes solidarias con los humanos.

Estos animalitos pueden vivir hasta 40 años y su alimentación está basada, principalmente, en peces viejos y enfermos, lo cual garantiza el estado saludable del ecosistema, porque elimina las enfermedades infecciosas y ayuda al mantenimiento los grupos de peces. Esto influye positivamente en la pesca.

Es muy interesante observarlos en sus diferentes formas de comportamiento, porque ellos reflejan una intención. Por ejemplo, cuando un grupo de delfines bucea sobre una misma zona, se puede determinar que están buscando alimento o tal vez están jugando. Cuando se dejan ver por encima de la superficie del agua, se pueden entender que interactúan en sociedad. Cuando están quietos y se dejan llevar por la corriente marina nadan muy lentamente, se interpreta que están descansando. Pero cuando avanzan decididamente en una dirección, quiere decir que van detrás de alguna presa.

El Perú tiene la suerte de alojar en sus aguas a estos curiosos mamíferos, que son presa fácil de inescrupulosos pescadores que los capturan, matan y luego, venden su carne. La matanza de los delfines se inició en la década de 1970, pero alcanzó cifras alarmantes en 1990. Por entonces, cada año aproximadamente 20 mil delfines eran asesinados, con el único propósito de comercializar su carne bajo el nombre de muchame.

Ante estas cifras y el peligro de que los delfines desaparecieran, se iniciaron campañas de concientización para la población. Afortunadamente, las campañas hicieron efecto e incluso se logró que el Congreso de República promulgara la Ley Nº 26585, la cual protege a siete especies de delfines y sanciona hasta con 3 años de cárcel, la extracción, el procesamiento y la comercialización de su carne. Aunque las cifras de matanza descendieron, los registros aun muestran que cada año mueren unos tres mil delfines.

Sin embargo, en otras partes del mundo, la situación de los delfines es mucho más triste. Por ejemplo, en el Japón, los pescadores de algunas islas se reúnen cada primero de octubre para participar de una terrible matanza. Los delfines son prácticamente empujados hacia las orillas, donde un grupo de personas les quita la vida de la manera más salvaje, sin importar si son crías o delfines hembras gestantes. Los malos pescadores justifican su accionar argumentando que los delfines son una amenaza para su pesca.

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