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INTEGRACION E INCLUSION EDUCATIVA


Enviado por   •  6 de Junio de 2013  •  1.538 Palabras (7 Páginas)  •  463 Visitas

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Como premisa a la inclusión, la integración y una completa autonomía, es necesario conocer y analizar, como se desarrolla las primeras impresiones tras la noticia de una discapacidad.

La Discapacidad: “Una lucha por la aceptación familiar”.

Una de las cuestiones que cabe destacar es la primera reacción tras la comunicación del nacimiento de un hijo con cierta discapacidad donde se inicia en la familia un proceso de elaboración de la enfermedad con la comprensión de la misma, la cual culmina con la aceptación de las posibilidades que éste tendrá, implicando el “duelo” correspondiente.

Hijos con Discapacidad: Primeras Impresiones

Tras la comunicación del nacimiento de un niño con problemas físicos evidentes (dedos de manos o pies pegados, malformación en el pabellón auricular, estrabismo, alteraciones motrices) o con discapacidad (síndrome de Down, con malformaciones, deficiencias sensoriales, motoras, mentales o con daño neurológico), los primeros días, la familia y el entorno tienen actitudes tolerantes, afectuosas, de contención y colaboración, luego cada miembro vuelve a sus tareas cotidianas y la casa a su funcionamiento. Es aquí cuando la mamá suele sentir fatiga, frecuentes accesos de llanto con sentimientos de no servir para nada, de no poder hacerse cargo de la crianza de este hijo y de las citadas responsabilidades.

En caso en que estas conductas se agudizan suele aparecer rechazo hacia la criatura, no quiere verla, y se sumerge en la tristeza y permanece alejada, como ausente, descuidando su arreglo personal, suele presentar insomnio, entre otras, estas actitudes repercuten fuertemente en toda la familia y cada uno reaccionará de acuerdo a sus posibilidades.

Esta noticia que sorprende a la familia en su conjunto, que al no estar preparada, reacciona en el encuentro con ese bebé con sentimientos contradictorios, amor y rechazo, al no coincidir con las expectativas del “hijo ideal” y enfrentan a los progenitores a la frustración de los anhelos y fantasías, provocando una profunda herida, de difícil y lenta recuperación.

Afortunadamente hoy, se está lejos de los tiempos en que una persona con discapacidad se la ocultaba y suponía un estigma. Hasta mediados del siglo XX las discapacidades se atribuían a causas orgánicas generadas en la familia por algún tipo de degeneración moral, lo que llevaba a sentimientos de culpa y vergüenza. Aún en la actualidad estos sentimientos perduran y numerosos padres creen que el nacimiento de un hijo discapacitado es algún “castigo”.

Actualmente no se actúa tan irracionalmente pero continúan muchos prejuicios y creencias, que sin duda tienen que ver con los sentimientos de culpa y vergüenza que los padres sienten frente a este niño con deficiencia, que provoca una herida importante.

Cómo enfrenta la familia la discapacidad de un hijo:

Tras el diagnóstico, los padres utilizan diferentes mecanismos de resistencia, produciendo reacciones emocionales que afectan sus matrimonios, con el niño con problemas, los demás hijos y el resto de la familia, así como también el entorno social, laboral y por ende, el clima familiar.

Algunas de las formas utilizadas por la familia para enfrentar estos momentos son: Aislamiento, exceso de actividades (reacción maníaca), inhibición de la acción (trastornos somáticos, consumo de drogas o alcohol), refugio en la religión, búsqueda de información e interés excesivo por las técnicas médicas, reacciones de tensión, pánico, depresión (tristeza, dificultades de concentración, ansiedad, disminución de la energía, del apetito y el sueño), negación de la realidad.

El nacimiento de un hijo con deficiencia, despierta familiarmente conflictos inconscientes (propios de cada uno y consientes como la toma de decisiones acerca de los profesionales, tratamientos y opciones educativas, que suponen un importante esfuerzo para los padres. Estos se verán con una ajustada agenda para coordinar los diferentes especialistas que asistirán a su hijo, sumándose la difícil tarea de encontrar personas que atiendan al niño, lo cual les permitirá trabajar, desarrollarse profesionalmente y tener momentos de esparcimiento. A estos aspectos se le suma el factor económico ya que la concreción de estos tratamientos especiales implican una erogación importante, a lo que cabe agregarle que en algunos casos, uno de los padres ha abandonado el trabajo para dedicarse a su hijo.

Las autoras consideran que lo expuesto anteriormente lleva a un cambio importante en la dinámica familiar y en la perspectiva de futuro, ya que un niño con cierta discapacidad, implica aceptar que no sólo hay que criarlo y educarlo, sino que también requerirá de asistencia especial el resto de su vida. Esto no coincide con lo planificado familiarmente y es necesaria una reformulación de lo proyectado, despertando ansiedades en los padres quienes a veces adoptan actitudes de rechazo o sobreprotección.

“Aceptación de el nuevo integrante a la familia.”

A partir de aquí se inicia un proceso de aceptación de la situación que comienza con la comprensión de la misma y culmina con la aceptación de las posibilidades que el niño tendrá, es decir, deben realizar el duelo correspondiente.

Estas

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