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Infancia Y Adolescensia


Enviado por   •  25 de Agosto de 2011  •  1.530 Palabras (7 Páginas)  •  549 Visitas

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La Infancia y Adolescencia

Influencias de la Actividad Educativa

Ya hemos visto como el niño nace con una gran inmadurez y como, poco a poco, a través de la intuición y del cuidado de sus padres madura lentamente.

Algunas madres o sustitutos encargados de la educación ayudan al niño a que se convierta de una forma natural, en un ser autónomo, al ofrecerle las posibilidades de que adquiera una experiencia propia. Todo niño pasa, en este sentido, por una serie de frustaciones que los padres deberán aceptar no tanto como una finalidad en sí mismas, sino como algo bueno e incluso necesario en su proceso madurativo.

Sin embargo, hay padres que, por falta de información o por cuestión de carácter actúan de forma equívoca con su hijo al prescindir del binomio satisfacción-frustración. Unas veces pretenderán evitarles todas las frustaciones; tal es el caso de los padres sobreprotectores, quienes, a fin de evitar cualquier daño al niño, le previenen insistentemente frente a cualquier peligro ante de que él mismo haya intentado realizar la acción, agobiándole y negándole posibilidad alguna de investigación personal; o bien le esconden cosas reales que el niño debe saber (como puede ser la muerte de algún ser querido) para que no sufra, hurtándole así la posibilidad de que elabore un duelo normal, que contribuiría, sin duda alguna a su maduración.

Otro caso es el de los padres rígidos, que actúan según lo prescrito por sus propias convicciones o por los consejos de un manual, olvidando las concretas necesidades de su hijo. Pensemos en aquellas madres que alimentan a sus bebés a horario fijo sin tener en cuenta si el niño tiene o no hambre; o bien, en la falta de flexibilidad cuando las circunstancias requieren generosidad: tal sucede cuando el padre vuelve de viaje y el niño tiene ilusión en esperarle porque hace días que no lo ve, pero se le manda ir a la cama, "pues ya es hora". Ese niño acumulará seguramente más frustraciones que satisfacciones, y por ello habrá de influir negativamente en su proceso madurativo y de carácter: crecerá, pues, con la expectativa de que el deseo debe ser anulado y, por lo tanto, lo negará o lo reprimirá.

Se han expuesto a si dos actitudes educativas bien diferenciadas cuyo resultado serán individuos que diferirán en la forma de abordar los conflictos que enfrenten en su adolescencia. Acostumbra ser difícil que los padres acepten que un fallo (como puede ser el rechazo, o la rigidez, o la sobreprotección de la madre) sea tan importante como para que el Yo del niño se retrase en su desarrollo.

No cabe pensar en una educación perfecta ni en que ésta sea capaz de formar al hombre o a la mujer ideal, pero, según las metas educativas que se propongan, se contribuirá en gran parte a formar la personaidad del futuro adulto y a configurar las expectativas de que dispondrá ante el mundo que lo rodea.

El concepto de educación y las consiguientes propuestas educativas conllevan distintos métodos a la hora de alcanzar tales ideales; por esta razón, las grandes diferencias entre los varios sistemas educativos han de conformar necesariamente personalidades distintas y formas diferentes de vivir y de enfrentarse con el mundo externo.

A continuación, se verán brevemente tres de los más importantes métodos educativos a fin de que cada cual pueda reflexionar sobre el que considera más acertado para poder criar adecuadamente a un niño, claro que ninguno es infalible.

Método autoritario

Las personas autoritarias intentan conseguir sus objetivos imponiendo sus criterios mediante presiones y tratando a sus hijos como seres sin discernimiento; de este modo les frustran, en todo momento cualquier intento de resolución personal de sus propios problemas. La obediencia, la disciplina y el orden rigen, así, las relaciones familiares. El niño educado autoritariamente será muy dependiente, ya que se le ha acostumbra a ver todas sus dificultades aparentemente resueltas, mediante la censura de toda iniciativa particular. Al mismo tiempo, sus deseos han sido sopesados de acuerdo con el modelo paterno, sin tenerle en cuenta como persona capaz de pensar y de desear, dotada de un mundo propio que no coincide, la mayoría de las veces, con el de los adultos. Convertido en adolescente un niño semejante tiene dos posibilidades. Una de ellas es rebelarse contra toda autoridad, pudiendo llegar a conductas antisociales pues vivirá el mundo como algo hostíl y represor de todos sus deseos; por consiguiente, buscará satisfacción en pequeños grupos marginados que no le servirán, en general, para modificar su visión infantil y crecer afectivamente. La otra postura puede consistir en adaptarse, a falta de criterio

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