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LA EVALUACIÓN POR COMPETENCIAS COMO BASE DEL DESARROLLO PLENO E INTEGRAL DE LOS ALUMNOS.


Enviado por   •  28 de Julio de 2014  •  1.546 Palabras (7 Páginas)  •  444 Visitas

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LA EVALUACIÓN POR COMPETENCIAS COMO BASE DEL DESARROLLO PLENO E INTEGRAL DE LOS ALUMNOS.

El presente escrito se genera a partir de una problemática expuesta desde mi práctica docente en cuanto a procesos de evaluación, detonando mi confusión por la conceptualización y asimilación de procesos evaluativos acorde a las necesidades que enmarca la Reforma de Educación Básica, evaluación por competencias, dicha paradoja cobra importancia al tener la oportunidad de estudiar un nivel post-grado y encontrarme con la situación de reflexionar con mi práctica docente cayendo en la asimilación de mis debilidades en el actuar pedagógico, dicha situación me puso en la oportunidad de investigar, conocer, reflexionar y analizar sobre el tema expuesto y poder llegar a las siguientes reflexiones.

En la actualidad se plantea la urgencia de preparar a las nuevas generaciones para que respondan a la demanda de un mundo globalizado, por tal motivo “existe la necesidad de propiciar al desarrollo cultural, social, económico y de la sociedad de la información”. La necesidad de modificar el rumbo de la educación se ha venido gestionando lustros y siglos atrás. Conforme pasa el tiempo no es posible permanecer con los mismos fines de la educación, ya no basta transmitir los conocimientos de las generaciones pasadas a las futuras de manera estática, es necesario evolucionar y adaptar la misión de la escuela a las condiciones y necesidades de la etapa que se está viviendo.

Las mismas necesidades han generado cambios que a su vez han impactado en la reestructuración de la institución escolar y el trabajo en el aula. Atendiendo a esta situación se ha cambiado la denominada escuela tradicional con características en su mayoría conductistas que daban lugar predominante a la memorización, repetición, alumnos disciplinados, cumplidores de tareas preestablecidas y visto solo como un receptor de teoría. Ahora lo que se pretende y se demanda a la escuela es la formación para la autonomía intelectual, la competencia ética, la cooperación, alfabetización emocional, reflexión, creatividad, diversificación y resolución de problemas, en suma desarrollar habilidades y competencias (Servín, 2010).

Dicha situación ha generado que se transforme la concepción del proceso de enseñanza-aprendizaje, anteponiendo en importancia al alumno como ente productor de su conocimiento y en reestablecer cuál es el papel, habilidades y destrezas por parte del profesorado. Es en este momento donde los procesos evaluativos se han visto en la necesidad de adaptarse y cambiar para que el proceso de enseñanza-aprendizaje no quede en solo una cuestión de seguir produciendo individuos cuantitativos sino cualitativos. Enfocándonos a la evaluación, es importante entenderla no como un simple proceso técnico, ya que implica una postura política e incluye valores y principios que reflejan una concepción de educación, escuela y sociedad por lo tanto es necesario hacer una reflexión de la práctica docente para que se parta de una verdadera evaluación del lado que enseña y del que se aprende.

Por todo lo planteado es de suma importancia establecer la definición de evaluación por distintos autores para poder vislumbrar la gama de campos formativos y pedagógicos que abarca. En cuanto a Popham, 1990; el concepto de evaluación es una actividad inherente a toda actividad humana intencional, por lo que debe ser sistemática, y que su objetivo es determinar el valor de algo. Otra concepción es que la evaluación es una actividad o proceso sistemático de identificación, recogida o tratamiento de datos sobre elementos o hechos educativos, con el objetivo de valorarlos primero y, sobre dicha valoración, tomar decisiones (García Ramos, 1989).

Definido el concepto caemos en la necesidad de preguntar qué se evalúa en nuestra actualidad y la respuesta es competencias en un enfoque para la vida, donde se busca un desarrollo pleno e integral de los educandos hacia la generación de competencias y capacidades para la vida personal, pública y laboral, tales como los aprendizajes que les brinden capacidades necesarias para tener acceso a las oportunidades, el bienestar, la libertad, la felicidad, y el ejercicio de los derechos (RIEB). Desde este punto de vista la evaluación de las competencias es un factor clave, pues por una parte reflejan los desempeños logrados, en cuanto a saberes, habilidades y valores; y por la otra, el enfoque que se adopta para la práctica evaluativa refleja la concepción que se tiene de la intervención pedagógica.

Ahora la pregunta generadora de una problemática que se ha venido dando es si ¿realmente se está evaluando por competencias?... Pese a mi escasa investigación y remitiéndome a mi práctica docente me atrevo a plantear que se ha intentado llegar a la evaluación por competencias pero aún no lo hemos logrado en su totalidad, pues la gran mayoría de los docentes aún nos sentimos desprovistos y a la vez desorientados en la forma como estamos desarrollando la evaluación, además de que no podemos negar el temor a que este tipo de evaluación enmarque las debilidades no solo del alumno sino también las del profesor, y de esta manera quedar expuesto a resultados desalentadores. Situación que sigue siendo motor para que los profesores sigamos siendo potenciados por

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