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LA PRACTICA DOCENTE Y LA REALIDAD EN EL AULA


Enviado por   •  15 de Octubre de 2012  •  1.910 Palabras (8 Páginas)  •  1.269 Visitas

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Son múltiples los indicios que marcan el fin de una época en donde la educación formal se estudiaba en forma vertical, tradicional; haciendo referencia, también, a la corriente del siglo XIX, como el positivismo, que asignó un papel central al objeto de conocimiento y negó la intervención del sujeto en su construcción, produciéndose así un debilitamiento de la relación entre realidad-ciencia-educación.

En la corriente positivista , el conocimiento ya está dado, elaborado y terminado no permite la problematización; por ello niega la intervención del sujeto en su construcción; como afirma Federico Marín, “Va de lo simple a lo complejo y así se desaprovechan métodos de estudio como la dialéctica, la deducción, la problematización, entre otros” . El sujeto aprendía de una manera pasiva, acumulando memorísticamente los hechos ya ocurridos. Así, el método basado en la memorización fue en cierta época por predilección el procedimiento para la asimilación del conocimiento y fue tal su influencia que se han encontrando hasta la época actual algunos indicios de dicha corriente.

Este enfoque, limitaba el desarrollo en el educando de las competencias criticas y analíticas, ocasionando en algunos casos sujetos atados a las limitaciones propuestas desde lo aprendido y con poco interés por indagar sobre las metodologías que permiten apropiarse de manera diferente de los fenómenos que los rodeaban.

Este pensamiento positivista se sumergió en el aula según la concepción de que todos los hechos son singulares e individuales y la sociedad está regida por leyes invariables que nada tienen que ver con la voluntad y la acción de los seres humanos, no se buscaba comprender, solo describir lo sucedido en un orden inalterable sin conexión ni relación entre los hechos de la política, la economía, la sociedad y las diversas manifestaciones culturales; el positivismo crea una actitud normativa que rige los modos de empleo de términos como el saber, ciencia, conocimiento y presentó la realidad a través de una visión atomizada que hace énfasis en la descripción “objetiva” de lo “que ocurre” sin posibilidad de realizar un análisis desde una visión amplia de las ciencias sociales y humanas con la “imposibilidad” de separar las consecuencias deseables de las que no lo son, negando la posibilidad que el ser humano juegue un rol transformador.

El positivismo y su método científico permitieron al mundo despegarse de las ataduras de la religión y otros fanatismos, sin embargo en la educación la adopción de prácticas positivistas tuvo grandes desventajas; el positivismo pedagógico convirtió la enseñanza en una mera trasmisión de conocimientos sistemáticos que tenían por meta “capacitar” para el trabajo y la producción, volviendo a los estudiantes mecánicos y limitando su creatividad y capacidad de reflexión.

Como ejemplo de prácticas positivistas en el aula que vislumbran lo anterior mente dicho son: los docentes que se empeñan en que sus estudiantes aprendan de memoria las teorías a trabajar sin preocuparse si las comprenden o las saben contextualizar en solución de las problemáticas sociales; el maestro que considera tener la razón y no acepta comentarios sobre los temas tratados, generando en los estudiantes desconfianza y temor a reflexionar y argumentar; los maestros que opinan que los alumnos son excelentes porque memorizan perfectamente un montón de datos geográficos sin tener idea de la utilidad que le pueden dar. Todas estas prácticas son completamente discordantes con los enfoques actuales y sin embargo aun se encuentran rastros de las mismas.

Debido a esto, la principal desventaja del positivismo, fue que la educación dejó a un lado el fortalecimiento de las capacidades del niño, se limitó al ser humano a mecanismos abstractos y alejados de toda libertad de decisiones; se inició con el método científico sujetando todo a comprobación y a un marco muy concreto; restringiendo la libertad de pensar y reflexionar sus errores; no se le daba importancia al desarrollo del niño según su capacidad, ni el nivel de desarrollo mental en el que se encuentra, sino que se tomaba más en cuenta el desarrollo “humanista” que transformaba a los humanos en (unos) seres mecanicistas, por lo cual sus capacidades de reflexionar, criticar y tomar decisiones eran limitadas.

Con la evolución de las teorías educativas el enfoque actual busca un tipo de escuela que prepare para el futuro y que también reconozca al estudiante como el personaje principal en la construcción de su aprendizaje, pero a pesar de este discurso, se siguen desarrollando prácticas tradicionalistas en algunas escuelas que se contraponen a los nuevos enfoques donde al estudiante le interese casi todo, pero de una manera superficial careciendo de criterios sólidos. En ocasiones se da una educación de acuerdo a una necesidad expresamente técnica, preparando estudiantes para servir a una producción sin lograr formar en ellos un razonamiento crítico y reflexivo, evadiendo el proceso evolutivo de aprendizaje. Para cambiar estos sistemas de educación deberíamos ver al hombre como un ser pensante, autónomo, capaz de construir y tomar sus propias decisiones, y el docente debería ser un guía para transformar la enseñanza.

Al igual que en las instituciones educativas, en las Universidades también se encuentran técnicas tradicionalistas cuya función principal se limita a trasmitir, enseñar o explicar; en suma, reproducir la información recopilada en los libros, sin tomar conciencia que pueden conseguirse por medio de estrategias didácticas y pedagógicas, escenarios mucho más atractivos, interesantes y útiles; ante esto se hace necesario desarrollar otra conciencia de la formación acorde con los avances en la sociedad de la información y el conocimiento. En ese sentido, el docente además de conocer sobre los contenidos que debe transmitir, de reproducir la cultura existente a través de los tiempos y de describir el aquí y el ahora en el que vive él y sus estudiantes, también es importante considerar y analizar otros fenómenos que ocurren en el aula, una pregunta importante sería reflexionar ¿qué tan ubicados espacialmente nos encontramos en el aula como maestros, en relación con las diferentes dimensiones que

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