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La Epoca Del Capital Humano


Enviado por   •  19 de Junio de 2014  •  6.837 Palabras (28 Páginas)  •  212 Visitas

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WALTER

DEL CONOCIMIENTO COMO FACTOR DE PRODUCCIÓN: LA ÉPOCA DEL CAPITAL HUMANO LAS NUEVAS FÁBRICAS DEL SABER.

Los Factores de producción: Es el objeto inmediato de alguna empresa, es la producción de bienes y servicios, realizando la transformación de materias primas mediante el empleo de mano de obra y maquinas. La transformación, aparece como la combinación de cuatro factores; la tierra (recursos renovables y no renovables), el trabajo (la mano de obra), el capital (compuestos esencialmente por maquinas) y la organización (capacidad empresarial).

La historia comienza hace unos cincuenta años, cuando aparecieron pensadores clásicos que admitieron la necesidad de tener en cuenta los saberes como determinantes de la producción. Como primera medida, diferenciaron el trabajo calificado de aquel otro sin formación. Más tarde, con reservas, terminaron hablando del conocimiento y la tecnología, como un componente independiente, cuya presencia es condición necesaria para viabilizar un emprendimiento.

La teoría necesita que los factores parezcan independientes, aunque la realidad del capitalismo globalizado haya establecido que este sea el factor hegemónico y, por lo tanto, la presencia y la retribución relativa no sea fruto de infantiles equilibrios teóricos entre oferta y demanda, sino simplemente determinado por el poder del capital.

Las políticas públicas que apunten a hacer viables mayores niveles de justicia social deben necesariamente tener en cuenta esta clara hegemonía actual del capital y deben tratar de condicionarla y contrarrestarla.

El primero de los planos del conocimiento productivo posible, es el reclamado habitualmente por los empresarios es la llamada “mano de obra calificada”. Como una más de las tantas ratificaciones de la hegemonía casi brutal del capital en la sociedad moderna, se espera que el Estado sea el encargado de formar técnicamente a los asalariados industriales y se señala, por caso, el deterioro de las escuelas técnicas, como una exclusiva responsabilidad pública. Esta es una más de las discusiones pendientes, sobre socialización de esfuerzos que luego tienen apropiación individual.

Las sociedades de mercado se caracterizan por la subordinación de todas las actividades a la lógica de la valorización del capital, considerada en lo sucesivo como una evidencia, una fatalidad o un imperativo al que ningún ser razonable puede sustraerse. A este respecto, convendría meditar las intuiciones premonitorias de Nietsche como educador y en las conferencias sobre el porvenir de nuestras escuelas. En estas últimas, de manera muye especial, Nietzsche se pregunta por el sentido real de las grandes peroratas acerca de la necesidad de cultura de la época moderna. La cultura clásica, reservada a unos pocos, se desmoronam constata el filósofo. En lo sucesivo, lo que se entiende por cultura universal es una cultura totalmente diferente de la que las universidades y los centros de secundaria se proponían impartir a los alumnos, y que aspiraba a formar espíritus intelectualmente preparados y dotados por los pensamientos más elevados. La nueva cultura, que hoy llamaríamos de masas, ya no se propone reproducir y prolongar el esfuerzo de los grandes genios de las generaciones anteriores. Está subordinada a tres finalidades específicas: la finalidad económica, la finalidad política y la finalidad científica. La primera subordinación es de lejos, según Nietzsche, la que tiene efectos más importantes: si acarrea la extensión y la ampliación de la cultura, lo hace con el fin de aumentar la riqueza personal y colectiva. Es uno de los dogmas preferidos de economía política de los tiempos actuales, como manifiestan los escritos de James Mill o de Jhon Stuart Mill sobre el tema de la educación. La democratización de la cultura está cada vez más guiada por la eficacia económica e impide cualquier forma de cultura que produzca solitarios, que se propone fines más allá del dinero y el beneficio, y que exija mucho tiempo, añade Nietzsche. Se necesita una cultura rápida, económica, que cueste pocos esfuerzos y permita ganar mucho dinero. Mucha gente es llamada al saber, pero es un saber que debe ser útil y servir al objetivo de bienestar. La verdadera tarea de la cultura consistiría entonces en crear hombres tan corrientes como fuera posible, en el sentido en que se habla de una moneda corriente. Cuantos más hombres corrientes allá, más feliz será un pueblo; y el propósito de las instituciones de enseñanza contemporáneas no podrían ser precisamente otro que el de hacer progresar a cada uno hasta el punto en que su naturaleza le permita volverse "corriente", que formar a cada uno de tal modo, que a partir de su cantidad de conocimiento y de saber, obtenga la mayor cantidad posible de felicidad y de ganancia". En una palabra, Nietzsche observa de forma muy lúcida hasta qué punto una lógica de la eficiencia se apodera poco a poco del ámbito cultural y escolar. Este diagnóstico sobre la evolución de la enseñanza puede prolongarse: lo que nos amenaza no es una especie de maltusianismo generalizado tirando a la baja del nivel cultural, sino un doble movimiento de difusión social y de instrumentalización de la cultura por parte de los intereses económicos privados.

Estas transformaciones que afectan a la importancia y a la naturaleza de los conocimientos son fundamentales para el desarrollo de la educación. El saber ya no es un bien que se debe adquirir para participar en una esencia humana universal como en el antiguo modelo escolar que reservaba sólo a unos pocos, hay que recordarlo, este bien supremo, sino una inversión más o menos rentable en individuos desigualmente dotados y capacitados. Los valores que hasta ese momento habían constituido el mundo escolar se sustituyen por nuevos criterios operacionales. la eficacia, la movilidad y el interés. Y es que la escuela cambia de sentido: ya no es el lugar de asimilación y de frecuentación de las grandes narraciones que forjan caracteres estables para situaciones sociales bien definidas, sino un lugar de formación de caracteres adaptables a las variaciones existenciales y profesionales en movimiento incesante.

SANTIZO

EDUCACIÓN AMPLIADA, CULTURA ÚTIL

Inmediatamente después de los acontecimientos de 1968, Michel Crozier en su obra "La sociedad bloqueada", había celebrado este cambio de significación de la cultura "que no es un lujo inútil reservado a una minoría de aristócratas privilegiados y algunos creadores marginales. Se ha convertido en "un instrumento esencial de acción en un mundo racionalizado

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