La Estabilidad En El Líbano: Utopía O Realidad

Antecedentes

La estabilidad del Líbano es una realidad compleja en la que se mezclan conflictos locales con intereses de fuerzas de equilibrio extranjeras que mueven la dinámica de las relaciones internacionales en Oriente Próximo. En 2005, el asesinato del primer ministro Rafik Hariri abrió una brecha en la política nacional, donde las tendencias pro-Siria o no de los actores políticos, marcarían nuevamente la política y la sociedad libanesa. El asesinato del político causó un gran revuelo, tanto que las acusaciones del gobierno a la participación siria y de Hezbollah en el asunto llegaron a poner fin a los más de 30 años de presencia siria en el país.

Uno de los iconos del proceso que se abrió después de la muerte del presidente es el ex Jefe General de Seguridad del Líbano, el general Jamil al Sayyed. El ex general fue encarcelado 4 años junto a otros funcionarios pro sirios quienes fueron condenados sin cargos y liberados en 2009 por falta de pruebas concluyentes. El tribunal especial para el Líbano creado por la ONU con la intención de investigar y aclarar la posible participación de Siria y Hezbollah ha intentado calmar la situación, sin embargo sigue siendo fuente de discordias en el país. Al-Sayed, que volvió a Beirut el pasado sábado desde París, ha declarado estar dispuesto a colaborar con las autoridades judiciales libanesas sólo tras la destitución de Said Mirza, fiscal estatal que se encarga de emitir los citatorios del proceso aún no cerrado. Al Sayed, inmerso en su batalla personal contra lo que considera una explícita manipulación de la objetividad del proceso ha denunciado a Mirza delante del tribunal de Naciones Unidas y las cortes sirias.

Desarrollo actual

En una multitudinaria rueda de prensa a su llegada a Beirut el sábado 18 de septiembre de 2010 , Al-Sayed, arropado por seguidores y simpatizantes que le recibieron en el aeropuerto, ofreció un discurso en el que cargó contra el actual primer ministro Saad Hariri, a quien acusó de usar y politizar la muerte de su padre con fines políticos contra Siria. Las declaraciones, recibidas con expectación en el país, han reabierto otra vez más la herida y las diferencias entre las élites políticas del país. En este nuevo episodio de declaraciones partidistas uno se pregunta cuál es el futuro político del país, y si realmente la influencia de Siria y Hezbollah en el entramado del país dejarán paso a la soberanía absoluta de los libaneses.

Paralelamente a este clima de inestabilidad y de rencores que mueven la política del país, el conflicto con Israel puede hacer estallar todavía más la ya frágil tranquilidad que aparentemente vive el país desde que la guerra entre ambos países terminara en el verano del 2006. El papel de las misiones de las Naciones Unidas y la presencia internacional se pueden presentar como la solución y el punto clave para lograr realmente la codiciada estabilidad del Líbano. En 2006, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobaba la resolución 1701 para poner fin a la crisis libano-israelí y aumentaba en 15.000 efectivos las fuerzas desplegadas en el sur del país. La misión de la ONU es clara: apoyar al ejército libanés en su control de armas en la zona fronteriza con Israel, tradicionalmente bastión de Hezbollah. La difícil tarea de dirigir la Fuerza Interina de Naciones Unidas en el Líbano (FINUL) fue otorgada al general español Alberto Asarta el 9 de diciembre de 2009, quien después de una brillante carrera en El Salvador, Bosnia

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