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La Moral Y Los Valores


Enviado por   •  20 de Abril de 2015  •  9.643 Palabras (39 Páginas)  •  184 Visitas

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2. LA MORAL Y LOS VALORES.

El término moral es manejado con mucha profusión. Se caracterizan como morales o inmorales las concepciones, relaciones y acciones de las personas. Pero cuando tratamos de aproximarnos al concepto de moral los resultados son casi infructuosos. Esta dificultad no solamente es válida para la cotidianidad, sino también la encontramos presente en los textos especializados. Comúnmente en las enciclopedias, diccionarios, monografías y manuales se nos dice que la moral está constituida por un conjunto de principios, reglas, normas, valores e ideales que regulan la conducta de las personas en una determinada época histórica. En puridad, la caracterización anterior registra uno de los ángulos principales de expresión de la moralidad, pero no peculiariza esencialmente el fenómeno moral. Se trata de una descripción parcial más que de una definición conceptual.

• La moral y la ética.

Para captar con precisión el concepto de moral hay que tener presente la carencia de sustantividad de la moralidad. Es decir, lo moral no integra una parcela particular de la vida en sociedad, existe como atributo de las múltiples relaciones que dan sentido a la existencia humana. Una misma conducta puede tener una connotación moral o inmoral, según sea la motivación y el resultado que concrete. Regar las plantas ornamentales de un jardín en sí mismo no tiene carácter moral o inmoral, mas si realizamos esa acción movidos por el propósito de mantenerlas vivas ya que significan mucho para una persona enferma que se encuentra en el hospital, entonces la referida conducta adquiere un fundamento moral. Teniendo en cuenta las especificidades aducidas, decimos que la moral es aquella calidad de los fenómenos sociales que se expresa esencialmente en la connotación que tienen para el ser humano las relaciones con sus semejantes.

Por supuesto, la moral no ha sido siempre la misma, ha variado a lo largo de los siglos. Esa transformación ha estado determinada por los cambios acaecidos en las distintas sociedades que ha conocido el decursar de la humanidad. La moral como parte de la totalidad social va a reflejar las características de la estructura económica y los avatares de las luchas políticas. De ahí sus variaciones espacio-temporales.

La moral surge en las sociedades primitivas. Entre los estudiosos se ha discutido y se discute con relación al momento histórico en que surge la moral. Para algunos, la moralidad que está presente en la vida de las primeras colectividades que acusaron signo humano al desprenderse del mundo animal. Contraria a esta opinión se halla la de aquellos autores que argumentan la existencia de lo moral sólo a partir de la aparición, en el seno de la sociedad primitiva, de especializaciones de carácter laboral y por roles desempeñados. Conforme a esta última opinión para poder hablar de moralidad resulta necesario determinado desarrollo de la individualidad, un grado incipiente de desgajamiento del universo personal con respecto a la colectividad.

Con la aparición de las desigualdades sociales, la moral expresa esencialmente la confrontación entre los agrupamiento humanos con intereses económicos y políticos contrapuestos. Los distintos grupos sociales manifiestan a través de la moralidad, en términos de lo bueno y lo malo, lo que resulta favorable o desfavorable a su integridad. En un panorama social caracterizado por la existencia de grupos antagónicos, la moral recoge la visión del ser y el deber ser de cada uno de ellos. Debemos tener muy presente que la moral de cada agrupamiento social no existe en forma aislada, sino en un proceso de retroalimentación con respecto a las diferentes moralidades que forman parte del universo ideológico de la sociedad. Quiere esto decir que en las sociedades donde existen grupos sociales con intereses encontrados, la conciencia moral presenta un carácter heterogéneo, pues se integra por el aporte que corresponde a la moralidad de esos conglomerados humanos.

Cuando profundizamos en el estudio de la moral, nos percatamos de que además del componente grupal que la caracteriza, resulta necesario apropiarnos de su referente humano-universal. Al hablar de lo humano-universal en los fenómenos morales, tenemos presente los elementos de continuidad que existen entre los distintos sistemas morales, no obstante su discontinuidad expresada en las diferenciaciones e intereses grupales.

Algunos autores, al referirse a la cuestión de lo humano-universal en la moral, hablan de que su contenido se integra por simples reglas y normas de conducta que se encuentran presentes en los diferentes códigos morales. En este sentido, normas morales tales como “no matar”, “respetar al prójimo”, “dar de comer y beber al necesitado” formarían parte de ese contenido humano universal. A nuestro modo de ver, la cuestión no es tan sencilla, ya que no podemos afirmar que las mencionadas normas sean de obligada observancia en todo tiempo y lugar. Con la variación de las circunstancias sociales, cambia su contenido.

Vemos lo humano-universal en la moral más bien vinculado a aquellas concepciones y relaciones que en la sucesión de las distintas sociedades han tenido como divisa esencial el bienestar del hombre, su elevación en una dimensión verdaderamente humana. Hay que tener en cuenta que lo humano-universal no se presenta en forma pura, sino a través de los intereses grupales de la moralidad. Por eso, la moral de los grupos sociales progresistas ha sido portadora de ese contenido humano-universal. Se ha constatado que cuando un grupo social retrocede históricamente desde las posiciones progresistas a las reaccionarias, la carga humano-universal de su mundo moral se reduce ostensiblemente hasta casi desaparecer.

En los últimos años se ha prestado gran atención al estudio de la estructura de la moral. Este problema revista un interés relevante desde el punto de vista teórico y también por su trascendencia en el orden práctico. No hace mucho tiempo, los especialistas consideraban que a la moral sólo era procedente estudiarla como fenómeno de conciencia. En la actualidad prima el criterio acerca de que la moral presenta una estructura compleja integrada por la actividad moral, la relación moral y la conciencia moral.

La actividad moral es la particularidad cualitativa que distingue a los actos humanos por la implicación que tienen para un individuo o una colectividad. En el universo de las acciones humanas, los diversos actos pueden tener una connotación moral, inmoral o extramoral, dependiendo esa especificación del papel que se le conceda al ser humano y a sus intereses vitales por parte del sujeto de la actividad.

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