La Soberanía Como Atributo Esencial Del Estado

La soberanía como atributo esencial del estado

Alberto Zelada Castedo

* Una de las más refinadas aproximaciones al concepto de soberanía como rasgo esencial del estado, es la de Jean Bodin. La mayoría de los historiadores del pensamiento social coincide en reconocer que este fue uno de los principales aportes del distinguido pensador francés. (Los seis libros de la republica, 1997) Sin embargo, no son menos importantes otras de sus contribuciones, como la valiosa intuición sobre el origen histórico del estado moderno. Expuesta en pocas palabras, se anticipa a posteriores desarrollos de la filosofía política. Una república seún Bodin, tiene diversos orígenes como la “lenta multiplicación de las familias”, el “establecimiento de una multitud hasta entonces dispersa” o una “colonia fundada por otra república”. Cualquiera que fuese su origen, al final esta se establece “por la violencia de los más fuertes” o “por el consentimiento de quienes, voluntariamente, someten su plena y entera libertad a otros, para que ellos dispongan de ella con poder soberano”. A pesar de que las reflexiones del autor ponen el acento en procesos histórico, es innegable que esta última aseveración aproxima su pensamiento al de los futuros contractualistas que, poco tiempo después de él, provocaron una verdadera revolución en el pensamiento social. En cuanto al concepto de soberanía las ideas de Bodin son precisas. “La soberanía – dice – es el poder absoluto y perpetuo de una república”. Por consiguiente, “la soberanía no es limitada, ni en poder, ni en responsabilidad, ni en tiempo”.

La soberanía es “perpetua” pues no tiene límite en el tiempo. Si una república o quien ejerce el poder soberano, pueden ser privados en algún momento de este atributo, significa que no son efectivamente soberanos. “Si el pueblo – puntualiza el

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autor francés – otorga a alguien su poder por vida, a título de oficial o lugarteniente, o por descargarse del ejercicio de su poder”, este último “no es soberano sino simple oficial, lugarteniente, regente, gobernador o custodio encargado del poder de otro”.

La soberanía es también “absoluta”, pues su titular la ejerce sin sujeción a otro poder. Sin embargo, esto no supone que el soberano deje de estar sometido a tres órdenes normativos superiores: las leyes divinas, la ley natural y “ciertas leyes comunes a todos los pueblos”. A pesar de que el autor no explica lo que son estas últimas, cabe entender que se refieren, en primer lugar, a las reglas aplicables a las relaciones entre soberanos – vale decir al Derecho Internacional Consuetudinario – y, en segundo lugar, a una suerte de normas constitucionales que el propio Bodin designa como “leyes que atañen al estado y fundación del reino”.

El principal atributo

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