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La Transformacion De America Latina Contemporanea


Enviado por   •  16 de Abril de 2015  •  2.894 Palabras (12 Páginas)  •  257 Visitas

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La transformación de la América Latina contemporánea

(década de 1880-década de 1990)

América Latina ha pasado por una serie de cambios económicos, sociales y políticos de largo alcance desde finales del siglo XIX. Las economías nacionales se han integrado en el sistema global centrado en Europa y Estados Unidos, han cambiado los agrupamientos y las relaciones sociales, las ciudades han florecido, y la política ha sido testigo de reformas y trastornos, y a veces de estancamiento. Estas variaciones han llevado a una gran diversidad de experiencias nacionales, por lo que tras este capítulo presentamos ocho casos prácticos: Argentina, Chile, Brasil, Perú, México, Cuba, el Caribe y Centroamérica. Como veremos, estos países ilustran la complejidad de la historia contemporánea latinoamericana.No obstante, como ha habido importantes semejanzas y diferencias, el propósito de este capítulo es ofrecer un esbozo de los modelos y procesos del cambio. No refleja la historia de un solo país, sino que presenta un cuadro compuesto que puede proporcionar una base para entender el contexto en el que se desarrolló cada uno de ellos. También nos permitirá compararlos y obtener generalizaciones acerca de las fuerzas históricas que se dieron en todo el continente.Si queremos comprender la América Latina contemporánea, debe situársela en el contexto de la expansión económica global, comenzando con la conquista del siglo XVI. Dentro de este sistema, ha ocupado una posición esencialmente subordinada o &laqno;dependiente» y ha seguido unos caminos económicos moldeados en gran medida por las potencias industriales europeas y estadounidense. Estos desarrollos económicos han originado transformaciones en el orden social y la estructura de clase, que, a su vez, han afectado de forma crucial los cambios políticos. Por ello, comenzamos con un conjunto de relaciones causales simplificadas: los cambios económicos producen cambios sociales que proporcionan el contexto para el cambio político.Fase 1. Inicio del crecimiento basado en la exportación-importación (1880-1900)La Revolución Industrial europea fue lo que precipitó el cambio en las economías decimonónicas latinoamericanas. Como se mostró en el primer capítulo, América Latina había vista reducirse sus vínculos con la economía mundial tras lograr la independencia de Portugal y España. Sus terratenientes invirtieron sus posesiones en entidades autónomas y autosuficientes, en vez producir bienes para los mercados internos o exteriores. La minería se había detenido, en parte como resultado de la destrucción ocasionada por las guerras independentistas. La manufactura era modesta y estaba en su mayor parte en manos de artesanos dueños de pequeños establecimientos.Sin embargo, a finales del siglo XIX la industrialización europea empezó a ocasionar una fuerte demanda de productos alimenticios y materias primas. Los trabajadores ingleses y europeos, que ahora vivían en las ciudades y trabajaban en fábricas, necesitaban comprar los alimentos que ya no cultivaban, y los dirigentes de la industria, ávidos por extender su producción y operaciones, buscaban materia prima, en particular minerales. Ambos incentivos llevaron a los gobiernos e inversores europeos a buscar fuera, en África, Asia y, por supuesto, América Latina.Como resultado, los principales países latinoamericanos pasaron por una prendente transformación a finales del siglo XIX, especialmente desde 1880. Argentina, con sus vastas y fértiles pampas, se convirtió en un importante productor de bienes agrícolas y ganaderos: lana, trigo y sobre todo carne. Chile resucitó la producción de cobre, industria que había caído en decadencia tras los años de la independencia. Brasil se hizo famoso por su producción de café. Cuba cultivó café, además de azúcar y tabaco. México empezó a exportar una serie de materias primas, desde el henequén (fibra utilizada para hacer cuerda) y el azúcar, hasta minerales industriales, en particular cobre y zinc. Centroamérica exportó café y plátanos, mientras que de Perú salieron azúcar y plata.El desarrollo de estas exportaciones fue acompañado de la importación de productos manufacturados, casi siempre de Europa. América Latina compraba textiles, maquinaria, bienes de lujo y otros artículos acabados en una cantidad relativamente grande, con lo que se dio un intercambio, aunque los precios de las exportaciones latinoamericanas eran mucho más inestables que los de las europeas.A medida que progresaba el desarrollo, la inversión de las naciones industriales, en especial de Inglaterra, fluyó hacia América Latina. Entre 1870 y 1913, el valor de las inversiones británicas aumentó de 85 millones de libras esterlinas a 757 millones, una multiplicación casi por nueve en cuatro décadas. Hacia 1913, los inversores británicos poseían aproximadamente dos tercios del total de la inversión extranjera. Una de sus más firmes inversiones era la construcción de ferrocarriles, en especial en Argentina, México, Perú y Brasil. Los inversores británicos, franceses y estadounidenses también pusieron capital en empresas mineras, sobre todo en México, Chile y Perú, lo que significó que los latinoamericanos no hubieran de invertir allí, pero también que el control de los sectores clave de sus economías pasara a manos extranjeras.De este modo, a finales del siglo XIX, se había establecido una forma de crecimiento económico basado en la &laqno;exportación-importación» que estimuló el desarrollo de los sectores de materias primas de las economías latinoamericanas. El impulso y el capital provinieron en su mayoría del exterior. Con la adopción de esta alternativa, América Latina tomó un camino comercial de crecimiento económico &laqno;dependiente» de las decisiones y la prosperidad de otras partes del mundo.La rápida expansión de sus economías de exportación fue acompañada e incluso precedida por la victoria de una justificación intelectual para su integración en la economía mundial. Esta justificación fue el liberalismo, la fe en el progreso y la creencia en que llegaría a la economía sólo mediante el juego libre de las fuerzas comerciales y a la politica mediante un gobierno limitado que maximizara la libertad individual. El liberalismo latinoamericano, al igual que la mayoría de sus ideologías, fue algo importado. Sus fuentes principales fueron Francia e Inglaterra. Sin embargo, a diferencia de estos países, América Latina no había pasado por una industrialización significativa a mediados del siglo XIX. Por ello, carecía de la estructura social que había madurado el liberalismo en Europa, hecho que sin duda iba a hacer algo diferente al liberalismo latinoamericano.En la segunda mitad del siglo XVIII, la América española y Brasil pasaron por un experimento abortado de

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